'Stranger Things' debe parar: por qué a la serie le conviene renunciar a una quinta temporada

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Después de aquella tercera temporada algo desvaída y sin rumbo, lo cierto es que las dos partes de la cuarta de 'Stranger Things' han sabido recuperar algo de lo que hacía interesantes a las primeras entregas. Por una parte, entender que el elemento terrorífico es consustancial a la serie, y no disolverlo entre ingredientes de fantasía oscura, sino lanzarnos a ese misterio potencialmente aterrador que escondía el primer año de la serie, y que aquí se personifica en Vecna.

Por otra, la serie ha dado con una explicación para el Mundo del Revés que funciona e integra el resto de las temporadas, con Once como núcleo unificador, de nuevo retrotrayéndonos a los hallazgos del inicio. Y por encima de todo, a la serie le ha sentado bien el descanso obligado por la pandemia, y ha regresado con nuevos personajes estupendos (de Yuri a Eddie Munson), el mejor villano de sus cuatro años y guiños y homenajes - aunque tan obvios y desesperados por complacer como siempre- mejor enhebrados que de costumbre.

La conclusión ha exhibido alguno de los problemas que ya se apuntaban en las temporadas dos y tres, pero acentuados: uno de ellos es que ya hay demasiados personajes, y permanecen literalmente aislados en tres grupos completamente estancos durante la dos partes de la temporada. Por una parte el equipo principal de chicos enfrentándose a Vecna, por otro el grupo que busca a Once, y por otro los adultos que intentan rescatar a Hopper. Puede que las cosas se pudieran haber planteado de forma distinta, pero francamente, subtramas como el rescate de Hopper son tan complejas que es lógico que ocupen la temporada entera.

Por otra parte es que la fórmula narrativa de la serie, tan imitada incluso por sí misma, ha sido exprimida al máximo. La sucesión de flashbacks, planes paralelos para vencer al mal, torpes y tontos adultos, entornos típicos del cine juvenil y exhibición de siempre los mismos superpoderes de Once funcionan, porque siempre funcionan, pero el conjunto está al borde de sentirse como completamente agotado.

'Stranger Things' no necesita un giro: necesita parar

Sabemos que habrá quinta temporada de 'Stranger Things' prácticamente desde que comenzamos a saber más detalles sobre la cuarta. Y no son difíciles de creer las declaraciones de los hermanos Duffer de que estaba planeada desde el principio: no entraremos en spoilers, pero el argumento de la serie lo propicia. Además de reencontrarnos con los protagonistas a una edad más adulta y ajustada a sus físicos, retrotraerá claramente a una de las inspiraciones más obvias de la primera temporada: 'It' de Stephen King.

Sin embargo, las muestras de agotamiento son obvias. Por ejemplo, la interacción y la química entre los personajes iniciales ha desaparecido o ha sido sustituida por otras relaciones más interesantes, debido a que las posibilidades del grupo inicial se han exprimido. Y esta cuarta parte hace muy bien su trabajo de hacer evolucionar las amenazas iniciales hasta la cima: una continuación de eso en un quinto año se sentiría como un añadido, más como un epílogo que como una conclusión.

'Stranger Things' no es la mejor serie producida por Netflix (de 'Nuevo Sabor a Cereza' a las series de Mike Flanagan, pasando por hitos animados como 'BoJack Horseman', hay muchas que están muy por encima), pero sí es una de las mejores dentro de la variante más mainstream, sencilla y digestiva de la plataforma. Cómo han confluido varios años de ficción en esta satisfactoria cuarta temporada es la mejor prueba: es un producto cuidado, consistente y bien acabado. Obviamente, no hablamos de finalizar la serie tal y como acaba la cuarta temporada, de forma abierta, sino de no estirar una serie con sintomas de agotamiento

Y por eso mismo, 'Stranger Things' debería dejar de buscarle las cosquillas a su fórmula. La tercera temporada fue la mejor prueba de cómo puede caer el interés en picado cuando los resortes no están bien engrasados, y sería una pena que después de una temporada básicamente satisfactoria como ésta, tuviéramos que despedirnos definitivamente de la serie con un mal sabor de boca y con la sensación de que ha durado más de lo que ella misma se podía permitir.

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