Lenovo Yoga 900S, análisis: ¿merece la pena sacrificar rendimiento por diseño y portabilidad?

Lenovo Yoga 900S, análisis: ¿merece la pena sacrificar rendimiento por diseño y portabilidad?

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Lenovo Yoga 900S, análisis: ¿merece la pena sacrificar rendimiento por diseño y portabilidad?

El pasado mes de enero, entre los varios dispositivos que Lenovo presentó en el marco del CES 2016 destacó con luz propia el nuevo Yoga 900S. Se trata de un ultrabook convertible que es capaz de girar su teclado 360 grados para que podamos utilizarlo como tableta, y que cuenta como principal arma con ser fácilmente transportable gracias a su tamaño y sus escasos 997 gramos de peso.

Con un procesador Intel Core m5, sus 8 gigas de RAM y su disco duro SSD de 256 GB y su pantalla de 12,5 pulgadas, el Yoga 900S aspira hacerse un hueco entre la gama más alta de los ultrabooks. No estamos ante un dispositivo barato, por lo que será interesante ver si su rendimiento se resiente por la elección de procesador o si le sale bien la jugada de apostarlo todo a la autonomía.

Lenovo Yoga 900S, especificaciones

Yoga900s

Lenovo va a por todas con su Yoga 900S, un portátil ligero, flexible en el significado más literal de la palabra y fino como pocos. Tampoco va mal de potencia, pero antes de entrar a valorar cuales son sus argumentos para hacerse un hueco en el mercado de los ultrabooks, vamos a empezar desglosando sus características técnicas.

Lenovo Yoga 900S, características técnicas
Dimensiones físicas 304 x 212 x 12,8 mm
997 gramos
Pantalla LCD IPS 12,5 pulgadas
Resolución QHD 2560x1440 píxeles
Procesador Intel Core m5 a 1,10 GHz 1866 MHz 4 MB
Procesador gráfico Intel HD Graphics 515
RAM 8 GB LP DDR3
Memoria SSD de 256 GB
Versión software Windows 10 de Home de 64 bits
Conectividad Wi-Fi 802.11a/b/g/n, Bluetooth 4.0, 1x USB 3.0, 1xDC-in con función USB 2.0, USB-C, jack de audio.
Cámara Frontal HD
Batería 4 celdas y 66 Wh
Precio El precio oficial es de 1.299 euros en su tienda oficial

Lenovo no quiere que su último ultrabook nos sorprenda únicamente por sus especificaciones, sino también pretende que nos entre por los ojos. De ahí su vistoso diseño, su extrema finura con sólo 12,8 milímetros de grosor cuando está cerrado y su llamativa bisagra metálica. No ha hecho demasiadas concesiones vaya, y eso acaba repercutiendo en el precio.

En cuanto a su interior, lo primero que sorprende es que han decidido dejar de lado los procesadores Core i de Intel para apostar por unos menos usuales Core M. Se trata de una decisión que marca notablemente la personalidad del ultrabook, ya que queda claro que con él no se busca tanto ofrecer potencia bruta, sino una mayor autonomía.

Yoga900s4

En cuanto a la pantalla, podríamos decir que Lenovo ofrece en ella lo mejor que se puede ofrecer sin caer en excentricidades como la resolución 4K. Equipa una resolución QHD de 2560x1440 píxeles para que disfrutemos al máximo del contenido multimedia, y lo acompaña de una pantalla táctil con la que operar cuando doblemos el teclado para utilizar el modo tableta.

A día de hoy los 8 GB de memoria RAM se han convertido en un estándar en la gama alta al que ningún equipo que pretenda hacer ruido en ella puede fallar. Le acompaña una gráfica integrada que no es demasiado ambiciosa, pero que nos permitirá poder trabajar sin problemas y utilizar programas básicos de edición.

En cuanto al resto de extras, el Yoga 900S incluye Wi-Fi 802.11a/b/g/n, Bluetooth 4.0, y dos ranuras USB, una 3.0 y otra 2.0 que hace las veces de ranura de carga. También implementa una conexión microUSB de tipo C para nuestros dispositivos móviles y un jack de audio de 3,5 milímetros. Echamos de menos algunas cosas, pero de eso ya hablaremos después.

Análisis en vídeo

Un diseño cuidado que entra por los ojos

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Partiendo de la idea de que hoy en día la potencia a veces ya no es suficiente para destacar entre la apretada competencia, Lenovo ha decidido apostar por un dispositivo con un diseño que entre por los ojos. Pero esto tiene sus peligros, porque lo que a algunos les puede parecer atractivo es posible que a otros les repela.

Es por ejemplo lo que a mi me ha pasado con el modelo dorado que hemos probado del Yoga 900S. Personalmente no me gustan los dispositivos dorados, y aunque en la tapa trasera lo puedo soportar, me sobrecarga bastante verlo también en la bisagra y las teclas. Pero estos son gustos personales. Seguro que a más de uno la combinación le gustará, de lo contrario no existirían estos modelos, y si no siempre queda la opción de elegir el modelo plateado.

En cuanto as los materiales, tanto la tapa como la placa inferior están acabadas en un plástico que imita el acabado del aluminio anodizado. Su tacto es agradable, y es un material en el que no se quedan marcados los dedos con facilidad. La apuesta además les permite ayudar a reducir unos cuantos gramos a su peso de prácticamente un kilogramo.

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Uniendo las dos piezas nos encontramos con una de las joyas de la corona, una atractiva bisagra con forma de correa de reloj de muñeca. La bisagra hace bastante fácil abrir 360 grados la tapa y utilizar el ultrabook en forma de tableta, aunque por ponerle una pega, la base del portátil es tan ligera que hay que sujetarla para poder abrir la tapa.

En cuanto al chásis, la pieza sobre la que se colocan las teclas es de plástico, y el resto es de otro tipo de plástico gomoso que emula a la piel, y que me recuerda al que vimos hace años en móviles como el Samsung Galaxy Note 4. Esta apuesta ayuda una vez más a que no se manche en cuanto empezamos a utilizarlo, aunque para ser un dispositivo de 1.300 euros nos acaba sabiendo a poco.

Los dorsales también son de plástico. En el derecho nos encontramos con el botón de encendido, el jack de audio de 3,5 milímetros y uno de los conectores USB. En cuanto al lateral izquierdo, en él está el botón de reset, el USB de tipo C y el conector, que es un curioso dos en uno que vale para conectar el cargador y utilizarlo como USB convencional.

En este punto, hubiera estado bien poder incluir alguna que otra conexión más en los laterales. Echamos especialmente de menos algún HDMI aunque no fuera completo para poder conectarlo a otras pantallas, y sobre todo alguna ranura SD o microSD para poder ampliar su capacidad de memoria.

Una pantalla a la que no le falta nada

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Soy de los que opina que los ultrabooks de 13,3 pulgadas son los más cómodos al ser fáciles de transportar como los de 11 y mantener una buena superficie sobre la que trabajar. Sin embargo Lenovo ha querido salirse de lo convencional, y ha arriesgado apostando un poco más a la transportabilidad reduciendo el tamaño de pantalla hasta las 12,5 pulgadas

He de admitir que a la hora de trabajar esta diferencia de tamaño se nota un poco, sobre todo en el tamaño por defecto de las letras y en que todo se ve un poco más pequeño que cuando utilizas uno de 13,3 pulgadas. En cualquier caso, no es nada que no se pueda solucionar aumentando a mano el tamaño de la fuente en el navegador.

La pantalla en sí tiene un acabado brillante, y tiene muy buenos ángulos de visión que ayudan a que se vea el contenido con claridad casi desde cualquier lado. Ofrece unos colores vivos que se ven con claridad, aunque quizá peca de que se notan demasiado los reflejos.

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Sus marcos me han parecido un poco anchos, sobre todo en la parte superior e inferior, aunque es un detalle que han conseguido disimular con bastante acierto al haber decidido que el cristal de la pantalla ocupe toda la parte frontal.

Así como en los acabados paren haber economizado con el Yoga 900S, no podemos decir lo mismo de la pantalla, la cual viene equipada con todo lo que se le puede pedir a un portátil de alta gama. Por una parte la definición va más allá del clásico FullHD, y opta por un QHD de 2560x1440 píxeles. Además, la pantalla es táctil, perfecto para poder utilizar el equipo en modo tableta.

Y precisamente por ser una pantalla táctil enseguida nos damos cuenta de su talón de aquiles, lo rápido que se mancha. Si tocamos la pantalla con cuidado podemos conseguir que no se le queden demasiado marcados los dedos, pero en cuanto activamos el piloto automático y la tocamos con menos cuidado enseguida empezará a quedar marcada.

Windows 10 respetado y sin demasiado bloatware

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Como cabía esperar, Lenovo ha equipado a su Yoga 900S con el último sistema operativo de Microsoft. Un Windows 10 que además de recuperar el menú de inicio perdido en la versión anterior, cuenta con el asistente virtual Cortana, diferentes escritorios para diversificar el trabajo, aplicaciones universales para varios tipos de dispositivos y el nuevo navegador Microsoft Edge.

Como hacen casi todos los fabricantes, Lenovo ha querido darle un poco de personalidad propia a su ultrabook presintalando algunas aplicaciones. Aunque para mi sorpresa no han sido tantas como me he encontrado en otros equipos, y básicamente parecen haberse limitado a poner aplicaciones propias con las que complementar la experiencia de los usuarios.

Nos encontramos por ejemplo con Lenovo Solution Center, una nueva aplicación en la que nos permite identificar rápidamente el estado del sistema recibiendo alertas si algo fallase, o acceder a información de interés como los foros de la empresa y la garantía. También tiene un explorador de hardware con el que realizar pruebas de diagnóstico rápidas en el equipo.

Por otra parte nos encontramos con una OneKey Recovery para poder realizar copias de seguridad o recuperar el sistema a un estado anterior, o una REACHit con la que conectar nuestros dispositivos Android e iOS y varias de nuestras cuentas en la nube. También hay otras menos útiles como Lenovo Settings, que se limita a ofrecer accesos directos a diferentes opciones de Windows.

En definitiva, las aplicaciones se presentan como una colección interesante para los usuarios noveles, aunque pueden molestar a quienes ya están acostumbrados a ciertas alternativas y a unos usuarios avanzados que enseguida procederán a desinstalarlas. En cualquier caso, que no sean demasiadas siempre es una buena noticia para todos.

El rendimiento puede ser el punto débil

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Si hay un aspecto en el que Lenovo ha decidido arriesgar es el del rendimiento de su portátil. En vez de apostar por los procesadores de la serie i de Intel como ha hacen la mayoría de fabricantes se ha decantado por la m, concretamente un m5. Estos chips tienen una potencia inferior, pero ayuda a ganar enteros con la autonomía.

Esta diferencia de potencia nosotros no la hemos notado demasiado a la hora de trabajar. Navegando en Internet, utilizando editores de texto, alguno simple de imágenes, viendo vídeos o utilizando los menús y opciones de Windows 10 el ordenador se ha comportado de forma correcta, aunque eso es lo mínimo que podemos esperar de cualquiera.

Sobre el papel Lenovo nos promete más de 10 horas de autonomía, aunque durante el tiempo que hemos estado probando a nosotros nos ha durado entre 8 y 9 horas. No es una mala cifra, todo lo contrario, ya que permite que podamos trabajar sin preocuparnos por enchufes durante toda una jornada laboral.

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Pero la cosa puede cambiar bastante según la profesión de quien lo vaya a utilizar, sobre todo si hace falta trabajar con programas de edición especialmente exigentes. Aquí, las carencias del procesador se unen con las de la gráfica, y dan como resultado un resultado bastante pobre si lo comparamos con otros dispositivos similares, incluso los que tienen precios parecidos.

Evidentemente, esto quiere decir que tampoco es un equipo con el que jugar a los últimos títulos del mercado de videojuegos. Si os gustan los emuladores y los juegos un poco añejos seguro que podréis con muchos de ellos, pero olvidaros de los Witcher 3, Fallout, Call of Duty y compaía.

Relacionado con esto, otro de los problemas que hemos notado al exigirle más de la cuenta al ultrabook es lo mucho que se sobrecalienta. Personalmente he de decir que pocas veces me he encontrado con portátiles que se calienten tanto, algo que se nota especialmente en la parte del chasis que queda entre el teclado y la bisagra.

Lenovo Yoga 900S (Intel Core m5) Acer Aspire S 13 (Intel Core i7-6500U) Dell XPS 13 (9350, Intel Core i7-6500U) Mountain Light 144G (Intel Iris Pro 5200) ASUS NX500J (NVIDIA GTX 850M)
PCmark Home 2.032 2.712 2.827 3.729 2.746
PCmark Creative 2.007 2.600 3.793 3.975 3.718
3DMark Cloud Gate 3.026 8.130 5.613 9.829 12.512
3DMark Ice Storm 15.467 - 51.315 72.273 57.674

Los resultados de las diferentes pruebas de rendimiento bruto nos han venido a confirmar las sensaciones que hemos tenido a la hora de probarlo. Como veis, en los PCmark Home y Creative, que emulan cargas de trabajo doméstica y multimedia, el dispositivo no ha quedado demasiado lejos de otras alternativas más potentes en cuanto a rendimiento.

Sin embargo, a la hora de utilizar pruebas de 3D Mark mucho más enfocadas a la potencia gráfica sí que hemos visto una diferencia abismal entre el Yoga 900S y otros dispositivos que han preferido jugar sobre seguro equipando otros modelos de procesadores Intel.

Por último otro de los aspectos que no nos ha convencido y que repercute directamente en nuestra eficiencia a la hora de trabajar con él ha sido el teclado. Sus teclas tienen muy poco recorrido, son casi táctiles, lo que resulta bastante incómodo a la hora de escribir y a no ser que estemos acostumbrado penaliza el número de pulsaciones y hace aumentar la cantidad de errores a la hora de escribir.

La opinión de Xataka

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El Yoga 900S de Lenovo es un ultrabook ideal para quienes tienen un trabajo enfocado en la movilidad y que van constantemente de viajes y convenciones. Es un dispositivo muy ligero, lo suficientemente potente como para permitirnos realizar las tareas básicas con él y versátil gracias a una bisagra que permite abrir el teclado 360 grados.

En este aspecto las únicas deficiencias que le hemos encontrado son su teclado, que por lo menos en nuestro caso nos ha dificultado un poco el poder escribir con él, y una pantalla que quizá les ha quedado muy poco pequeña. Eso sí, su extraordinaria autonomía hará que más de uno tenga más fácil pasar estos fallos por alto.

Lamentablemente, el Yoga 900S está tan enfocado a este sector que descuida bastante otros aspectos en los que podría ser utilizado. Su potencia es claramente insuficiente para realizar tareas de edición avanzadas o poder jugar con él. Hubiera sido perfecto su precio fuera 200 o 300 euros más bajo, aunque esperábamos un poco más de un portátil de 1.300 euros.

7,9

Diseño9
Pantalla 8,5
Rendimiento6,5
Teclado/trackpad6
Software8,5
Autonomía9

A favor

  • Diseño fino, atractivo y ligero
  • Autonomía notable
  • Flexible y cómodo de doblar

En contra

  • Pocas conexiones
  • Poca potencia en el rendimiento
  • Teclas con poco recorrido

El ordenador ha sido cedido para la prueba por parte de Lenovo. Puedes consultar nuestra política de relaciones con empresas

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