El gran reto de Amazon con sus altavoces Alexa es que la gente los siga usando una vez se pasa la "novedad"

El gran reto de Amazon con sus altavoces Alexa es que la gente los siga usando una vez se pasa la "novedad"
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El gran desafío que deberán afrontar los creadores de Alexa en 2022 no pasa por implementar nuevas funciones, lograr un diseño más atractivo y versátil o mejorar su fiabilidad. No solo, al menos. Su reto más acuciante —a la vista de los últimos datos desvelados por Bloomberg— es algo mucho más complicado: mantener la atención de los usuarios, que pasada la novedad de los primeros días, sigan utilizando el altavoz inteligente de Amazon. No es una cuestión menor.

Según datos internos de la compañía desvelados hace solo unos días por Bloomberg Businessweek y que se corresponden a las planificaciones de los ejercicios comprendidos del 2018 al 2021, desde que la multinacional empezó a comercializar sus altavoces hubo años en los que entre el 15 y 25% de los nuevos usuarios de Alexa habían dejado de estar "activos" ya a la segunda semana. En otras palabras: pasado el "boom" inicial, la herramienta quedaba condenada al cajón.

Los porcentajes oscilan en función del dispositivo. Los mismos documentos internos mostrarían que entre quienes manejan Echo, por ejemplo, la proporción de usuarios que usarían Alexa cada semana sería del 66%, frente al 56% del Echo Dot y el 74% de los dispositivos con pantalla. Las proporciones son en cualquier caso lo suficientemente abultadas como para que los documentos de planificación interna de Amazon Inc incidan en la necesidad de retener la atención y el interés de los usuarios.

Ir más allá de las tres primeras horas

Pese a los planes de la multinacional para mejorar sus altavoces con más cámaras y sensores que les permitan, entre otras funciones, reconocer voces o la sala en la que se encuentran los usuarios, en 2020 Amazon calculaba —según Bloomberg— que el mercado de los altavoces inteligentes había “superado su fase de crecimiento” y se expandiría apenas un 1,2% anual en el corto plazo.

En declaraciones al medio americano, los directivos de Amazon inciden en cualquier caso en que sus previsiones de venta para Alexa son optimistas y los datos detallados en el artículo no se corresponden con la “foto” actual del mercado. “Alexa sigue creciendo; vemos aumentos en el uso de los clientes y se utiliza en más hogares de todo el mundo que nunca”, razonó Kinley Pearsall, portavoz de la compañía, tras recalcar que las cifras de desaceleración no son “precisas”.

Lo cierto es que el altavoz Echo cilíndrico, el primer dispositivo Alexa de Amazon, fue un éxito rotundo de ventas. Apenas tres años después de lanzar el Amazon Echo, desde la multinacional aseguraban en una entrevista con The Verge que habían comercializado ya cien millones de dispositivos en todo el mundo. En 2020 calculaban que el 25% de los hogares de EE. UU. disponían de al menos un aparato Alexa. Tan bueno fue el impacto, que otras compañías, como Facebook, Apple o Google, se lanzaron al mercado y comercializaron sus propias versiones.

¿Cuál es el reverso de la moneda? Que gran parte de los clientes no aprovechan todas las opciones que les brinda la herramienta. En base a los documentos de planificación a los que tuvo acceso, Bloomber asegura que “la mayoría” solo lo usan para reproducir música, encender las luces o configurar el temporizador de sus cocinas. Es más, en 2019 los usuarios descubrían la mitad de las funciones que aprovechaban de Alexa a lo largo de las tres primeras horas de interacción con el dispositivo. Uno de los campos en los que trabaja Amazon es de hecho ofrecer nuevas formas de interactuar con Alexa, como dispositivos con pantallas, auriculares o apps para vehículos.

Facilitar el manejo del asistente, conseguir que resulte más intuitivo o incluso incentivar al usuario para que explore y aproveche nuevas funcionalidades de Alexa —algo que, como detalla Bloomberg, están intentando desde la propia Amazon— no son los únicos retos del altavoz inteligente. Entre las principales barreras o enemigos a batir destaca también la preocupación por la privacidad, recelo alimentado por polémicas como la de Alexa Data Services, una división de la compañía que, según denunciaba la propia Bloomberg en 2019, se dedicaba a escuchar los mensajes recibidos por Alexa con el objetivo de transcribir interacciones y mejorar la capacidad del asistente virtual.

Vía | Bloomberg Businessweek

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