Enseñar a un robot a jugar a Angry Birds, la última tendencia en rehabilitación para niños

Enseñar a un robot a jugar a Angry Birds, la última tendencia en rehabilitación para niños
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La rehabilitación, tanto por alguna lesión como por alguna discapacidad o problema motor, puede ser algo monótona y aburrida especialmente cuando se trata de los más pequeños de la casa. Por este motivo desde Georgia Tech han desarrollado un proyecto muy original e interesante en el que participan niños y también robots. ¿La idea? Que todo este proceso sea más divertido y también efectivo.

Lo que proponen desde Georgia Tech es sencillo: el niño con dificultades debe enseñar al robot a utilizar algunos juegos en una tablet. El robot observa los movimientos de su compañero de juegos y lo que se ve en la pantalla para almacenarlos en su memoria y poder repetirlos después. Además, no pierde de vista la puntuación porque si sube mucho tiene el detalle de felicitar a su amigo humano. De momento, los investigadores han estado probando con el juego Angry Birds aunque aseguran que es su intención el que pronto se puedan utilizar otros como Candy Crush y ZyroSky.

¿Por qué enseñar al robot? Ayanna Howard, una de las responsables del proyecto, explica que se consigue que el proceso sea menos monótono y menos aburrido:

"Imagina que la rehabilitación de un niño requiere cientos de movimientos de su brazo para mejorar la precisión y coordinación en los movimientos de su mano. Él o ella tiene que tocar y deslizar el dedo repetidamente por la tablet, algo que puede hacerse aburrido y monótono durante algún tiempo. Pero si un amigo robótico necesita ayuda con el juego, es más probable que el niño se tome su tiempo para enseñarle, incluso si es necesario repetirle las mismas instrucciones una y otra vez. El deseo de ayudar a su amigo puede conseguir que un breve ejercicio de cinco minutos se convierta en una sesión de media hora que ambos disfrutan".

Lo cierto es que el robot, viendo lo visto, se desenvuelve bastante bien jugando al Angry Birds:

¿Por qué optar por un robot para algo que, en principio, podría hacer un humano? Desde Georgia Tech probaron ambas opciones. Mientras que con el humano, los niños le enseñaban durante una media de 9 minutos, en el caso del robot el tiempo ascendía hasta 26,5 minutos. También se hacía más contacto visual e interacciones sociales con el robot (40% de los niños) que si era una persona a la que se enseñaba (sólo un 7%). En el futuro, y además de añadir los juegos que comentábamos, quieren seguir haciendo pruebas con otros niños con Autismo y otros problemas motores.

Más información | Gatech

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