Los coches eléctricos no salvarán el planeta sin una reforma de las energías limpias: podrían aumentar la contaminación

Los coches eléctricos no salvarán el planeta sin una reforma de las energías limpias: podrían aumentar la contaminación
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Varios países, entre los que se incluyen Francia, Noruega y el Reino Unido, cuentan con planes para retirar de forma gradual los automóviles impulsados por combustibles fósiles antes de 2050 con el fin de reducir la contaminación atmosférica y luchar contra el cambio climático. La idea es sustituir todos los vehículos convencionales por vehículos eléctricos, pero es poco probable que ayude al medio ambiente si recargamos las baterías utilizando electricidad generada a partir de los mismos combustibles fósiles contaminantes de siempre.

Se estima que el consumo mundial de electricidad de los vehículos eléctricos crecerá a 1.800 TWh para el año 2040, lo que equivale aproximadamente a cinco veces el consumo anual actual de electricidad del Reino Unido. Utilizando datos del Reino Unido como referencia, esto equivaldría a 510 megatoneladas adicionales de emisiones de carbono procedentes del sector eléctrico en todo el mundo, pero esta enorme repercusión podría reducirse drásticamente si la electricidad se generase en su totalidad a partir de fuentes de energía renovables, en lugar de combustibles fósiles.

Un problema en auge

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Para poner las cosas en perspectiva, 510 megatoneladas equivalen a alrededor del 1,6% de las emisiones mundiales de carbono de 2018. Aunque no parezca una cantidad importante, el Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC) recomendaba reducir las emisiones de carbono a cero neto para 2050 con el propósito de limitar el aumento medio de la temperatura global a 1,5°C por encima de la era preindustrial. Por lo tanto, un aumento del 1,6% en las emisiones de carbono sería demasiado significativo y posiblemente catastrófico.

Tal vez este aumento se vería contrarrestado por la disminución de las emisiones como resultado de la reducción progresiva de los vehículos contaminantes. Sin embargo, reducir las emisiones globales de carbono no es fácil: de hecho, las emisiones alcanzaron un nivel sin precedentes en 2018, a pesar de que se produjo el mayor consumo de la historia de energías renovables.

Aunque las emisiones sean mucho más bajas que las de los coches convencionales, los vehículos eléctricos también generan dióxido de carbono durante un proceso de fabricación que consume mucha energía, al igual que las propias tecnologías de energías renovables.

Oferta y demanda

Otro problema importante de los vehículos eléctricos es su impacto en la disponibilidad, producción y suministro de metales poco comunes y otras materias primas naturales escasas. Los vehículos eléctricos y sus baterías contienen metales preciosos como el litio y el cobalto y la escasez de este último ya es una amenaza para la producción de vehículos eléctricos, por lo que los fabricantes de automóviles están actualmente explorando diseños alternativos que no se basen en recursos tan escasos.

Esto significa que es fundamental ampliar las plantas de reciclaje dedicadas al procesamiento de metales y otros elementos escasos para su reutilización. Además, se necesitan planes detallados de adaptación de los vehículos convencionales para convertirlos en vehículos eléctricos, puesto que no simplemente vale que todos los vehículos convencionales acaben en vertederos cuando sean sustituidos por vehículos eléctricos.

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Los vehículos eléctricos tienen otros problemas que necesitamos resolver si queremos ayudar a reducir las emisiones globales y evitar desastres climáticos. La gente probablemente cargará sus vehículos eléctricos durante la noche después de regresar a casa del trabajo y a medida que más personas empiecen a utilizar los vehículos eléctricos es probable que la carga de la red eléctrica alcance su pico máximo durante la noche. Esto es algo que podría causar problemas para los sistemas de distribución y transmisión de electricidad, a nivel regional o municipal.

Puede que estos sistemas necesitan una actualización o que los proveedores eléctricos introduzcan una tarifa por el momento de uso (más alta durante las horas punta y más baja durante las horas de menor consumo cuando la demanda de electricidad sea menor), lo que a su vez animaría a los consumidores a aprovechar para cargar sus vehículos eléctricos durante las horas de menor consumo.

La carga inteligente es otra posible solución: la idea sería cargar más vehículos cuando la producción local de electricidad a través de energías renovables como la eólica y la solar sea alta y así reducir la carga cuando las energías renovables locales no estén produciendo suficiente electricidad. El tiempo de carga de los vehículos puede coincidir con la producción máxima de energía renovable gracias a sistemas de carga inteligentes e inteligencia artificial para poder equilibrar la red eléctrica local.

Superar los obstáculos

El alto coste de los vehículos eléctricos y la falta de estaciones de carga disponibles son otros obstáculos que han sido identificados por el Oxford Institute for Energy Studies para la aceptación masiva de los vehículos eléctricos. Podría darse el problema de la gallina y huevo: el precio de los vehículos eléctricos no puede bajar a menos que sean producidos en masa, y no pueden ser producidos en masa a menos que los costos disminuyan. Lo mismo ocurre con la instalación de las estaciones de recarga: las autoridades tendrán que reconocer que deben construirse estaciones de recarga adicionales cuando aumente la aceptación de los vehículos eléctricos.

Los gobiernos pueden ayudar a prevenir estos problemas mediante subvenciones para los vehículos eléctricos o proporcionando incentivos financieros para el transporte limpio, como ya se ha hecho en China. Incluso a nivel municipal las autoridades pueden animar a la gente a utilizar vehículos menos contaminantes como pueden ser los vehículos eléctricos a través de impuestos o zonas especiales de aire limpio, como ocurre actualmente en Madrid Central.

Los vehículos eléctricos tienen un gran potencial para reducir la contaminación y ofrecer a la gente una forma de desplazamiento más sostenible, pero la producción de electricidad también debe ser limpia. No es prudente confiar ciegamente en los escasos recursos naturales que son necesarios para producir los vehículos y es necesario explorar otras alternativas. Se necesitan más plantas de reciclaje para sacar el máximo provecho de las materias primas y los gobiernos deben investigar formas de asegurar una transición sin obstáculos hacia un transporte más limpio.

Autor: Parakram Pyakurel, investigador postdoctoral en la Escuela Warsash de Ciencia e Ingeniería Marítimas, Universidad de Solent.

Este artículo ha sido publicado originalmente en The Conversation. Puedes leer el artículo original aquí.

Traducido por Silvestre Urbón.

The Conversation

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