Un 80% de la población mayor vacunada y los contagios disparados: qué está pasando en Israel

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Apenas unas semanas después de que la mayor parte de países iniciaran sus campañas de vacunación, Israel ya ha administrado la primera dosis al 28% de su población. Es un porcentaje único, por lo aventajado. Sólo Emiratos Árabes Unidos, nación de circunstancias muy específicas, se le acerca. Acaso sin pretenderlo, Israel acapara las miradas de medio planeta. Acaso sin pretenderlo, Israel acapara las miradas de medio planeta, al ejercer de avanzadilla en el impacto que la vacunación pueda tener sobre la epidemia. Un impacto, de momento, invisible.

Al alza. Dos datos ilustran el carácter aparentemente contradictorio de su triunfo logístico. Por un lado, en torno al 80% de la población mayor de 60 años ya ha recibido la primera dosis. El grupo más vulnerable frente a la enfermedad estaría así en una fase muy avanzada de su inmunización. Por otro, el país afronta una escalada de contagios muy aguda. Sumergido en su tercer confinamiento, Israel observa cómo su IA ronda los 1.000 casos por cada 1000.000 habitantes.

¿Qué está pasando?

Las expectativas. Pese a su admirable campaña de vacunación y a un confinamiento comercial y social estricto, Israel vive su peor ola de contagios desde el inicio de la epidemia. Se trata de algo llamativo por las expectativas depositadas en los datos a corto plazo del país. Hace ocho días, Eran Segal, científico del Weizmann Institute, la institución que monitoriza la epidemia en Israel, decía lo siguiente: "Esta semana esperamos observar el efecto de las vacunas con una caída en el número relativo de población mayor entre los pacientes críticos".

Dos semanas después de que el 40% de los mayores de sesenta años recibieran su primera dosis el lienzo es menos optimista. Las hospitalizaciones críticas de israelíes ancianos han crecido un 7% durante los últimos días, cuando el modelo del Weizmann Institute preveía ya un descenso. Eso sí, hay un lado positivo: el aumento se ha aminorado respecto a las semanas anteriores, cuando se situaba por encima del 30%. Un cambio de tendencia "prometedor" pero aún incierto, dado que podría deberse al confinamiento decretado por el gobierno.

La explicación. En diciembre, Segal había pronosticado el fin de los fallecidos por covid en Israel a mediados de marzo. ¿El fin de la epidemia está aún más lejos, pese a la llegada de la vacuna? No tan rápido. Varios factores explican el impás que vive el país en este momento. Se desarrollan aquí: por un lado y pese a la inmunización de los grupos de riesgo, el virus se transmite ahora entre la población más joven; por otro, quedan amplios focos de infección en poblaciones marginales; y finalmente, el "confinamiento" se ha cumplido menos.

Va con retraso. Pero ante todo, tenemos que esperar. Es pronto para observar un impacto drástico de la vacuna. La mayoría de las vacunas requieren de una segunda dosis de "refuerzo" para inmunizar por completo a su receptor. Israel sólo ha administrado la primera. Es un debate abordado por nuestros compañeros de Xataka: ¿merece la pena priorizar una amplia cobertura en la primera dosis o es preferible centrar los esfuerzos en una vacunación "completa" entre grupos vulnerables? Israel no ha llegado a la segunda parte de la ecuación.

Es decir, los efectos de su campaña, tan avanzada, se deberían ver a partir de la segunda dosis.

Incompleta. Esto ayuda a explicar otro dato que, sin contexto, podría causar cierta alarma: 4.500 israelíes ya vacunadas han dado positivo por coronavirus, requiriendo hospitalización más de 300. Es algo normal por varios motivos. El principal: ninguna vacuna es una garantía perfecta contra una enfermedad. Los ensayos clínicos de Moderna y Pfizer, tan promocionados el día de su publicación, declaraban orgullosamente una tasa de inmunización del 95%. Es decir, un 5% de sus receptores no desarrolló protección contra el virus. Podían seguir contagiándose.

Si nos fijamos en la magnitud de la campaña no es alarmante: más de 2.300.000 personas han recibido su primera dosis en Israel. Incluso sumiendo que los 4.500 positivos se han dado después administración (muchos podrían haberse infectado antes), la vacuna sólo habría fallado en un 0,2% de los casos.

Más tiempo. La segunda dosis sí será clave. Las autoridades sanitarias han sido claras hasta la fecha: todos los vacunados tras la primera dosis deben seguir comportándose como si nada hubiera sucedido, porque pueden seguir contrayendo la enfermedad. Lo que no significa que vaya a suceder. Un estudio preliminar realizado en Israel comparó las tasas de infección entre 200.000 personas vacunadas y 200.000 no vacunadas. Con la primera dosis, el ratio de contagios había caído un 33%.

Otras estimaciones son incluso más optimistas. Es decir, la situación actual de Israel no habla sobre una ineficiencia de la vacuna, sino más bien de un impacto más lento a lo largo de las semanas. Uno que no será completo y tangible hasta que más israelíes se hayan vacunado (por encima del 50% o 60%) y otro tantos hayan recibido la segunda dosis.

Imagen: Amir Cohen/Reuters

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