En septiembre la NASA anunció el hallazgo de un biomarcador en K2-18b. Ahora ha puesto al James Webb a investigar

Se trata del dimetilsulfuro, un gas que en la Tierra solo es producido por seres vivos

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Hace más de tres décadas del primer hallazgo de un exoplaneta y ya llevamos más de 5.000 detectados. De ellos al menos 361 se encuentran en la llamada “zona habitable”, la región de un sistema estelar ni demasiado fría, ni demasiado caliente: capaz de albergar agua líquida.

De ellos, K2-18b es uno de los más interesantes.

En el punto de mira del JWST. K2-18b es uno de los objetos de interés del telescopio espacial James Webb (JWST). Durante las últimas semanas el telescopio orbital ha estado apuntando sus instrumentos hacia el sistema estelar que alberga el exoplaneta. Una de las preguntas a resolver es si podemos encontrar signos que indiquen la presencia de vida

DMS. Signos como el anunciado en septiembre del año pasado por la NASA. Hace algo más de medio año la agencia espacial estadounidense anunciaba el hallazgo de dimetilsulfuro, (también llamadosulfuro de dimetilo o DMS) en el exoplaneta.

Este compuesto químico es un biomarcador, una posible señal que nos indique la presencia de vida. Y es que, aquí en la Tierra, solo se conoce un proceso natural que sintetiza este gas y su responsable es una forma de vida, un tipo de fitoplancton.

K2-18b. El planeta está clasificado como una “supertierra”, es decir, es un planeta rocoso con un radio algo superior al nuestro. Concretamente 2,37 veces el de la Tierra en este caso. Su masa es 8,92 veces la de nuestro planeta y orbita a su estrella cada 32,9 días terrestres.

El planeta orbita a una estrella Tipo M. Estas estrellas son más tenues que la nuestra, pero también son las más frecuentes en nuestra galaxia. El sistema de ambos se encuentra a una distancia de 124 años luz de nuestro planeta.

K2-18b fue descubierto en 2015 pero la primera gran noticia llegó en 2019: el descubrimiento de vapor de agua y un posible océano en su superficie. Sería cuatro años después que la NASA anunciara el segundo gran hallazgo en el planeta. Las nuevas observaciones del JWST quizás nos regalen una tercera noticia.

Hipótesis alternativas. Habrá que esperar y, como siempre, conviene no echar las campanas al vuelo demasiado pronto. La experiencia de la fosfina en Venus siempre nos recuerda dos cosas. La primera, que la presencia de un biomarcador no es una garantía total de la existencia de vida. La segunda, que a veces las cosas no son lo que parecen y una observación puede demostrarse errónea.

Aquí es donde el JWST podrá echarnos una mano, no solo buscando otros hipotéticos indicios de vida, también confirmando o desmintiendo lo que sabemos de este planeta, incluyendo la misma presencia de agua líquida en su superficie, una posibilidad sobre la cual advertía un reciente estudio.

El estudio en cuestión, publicado en febrero en la revista The Astrophysical Journal Letters, señalaba la posibilidad de que lo que dominara la superficie de planetas como K2-18b no fuera agua líquida: sino magma. Una hipótesis más extrema que a la vez parece menos compatible con la existencia de vida en el planeta.

En Xataka | Así es como los científicos explican que la vida surgiera de una roca inerte en medio del espacio

Imagen | NASA, CSA, ESA, J. Olmsted (STScI), Science: N. Madhusudhan (Cambridge University)

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