Julio aún no ha dicho su última palabra: la llegada de la DANA ha derrumbado las temperaturas en casi todo el país, pero va a durar un suspiro

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En 1978, Robert Klane y Columnia pictures estrenaron una película que, encarnando como pocas la fiebre por la música disco, convirtió su título en un himno generacional, en una filosofía de vida: 'Thank God It's Friday!' (¡Gracias a Dios es viernes!).

Pues, bien, este viernes no.

Un alivio térmico que se nos va a hacer corto. Cortísimo, de hecho. Porque sí, como explicábamos hace unos días, durante la última semana de julio (especialmente, durante los primeros días de esa semana), la mayor parte del país ha disfrutado de una bajada generalizada de temperaturas. De más de 10 grados en muchos sitios. Y eso significa que, salvo en el Mediterráneo y en las islas, casi todo el país ha podido disfrutar de termómetros marcando cifras por debajo de lo normal.

La fiesta se acaba el viernes. A medida que la DANA de la que hablan los medios se reincorpora en corriente atmosférica general, es posible que llueva en torno al norte de Huesca y provincias limítrofes. Sin embargo, esas raras precipitaciones (no hay que olvidar que julio es un mes muy seco), no servirán de mucho: el viernes las temperaturas empezarán a subir.

Ya el jueves, el viento del sur puede hacer que suban hasta 8 grados las temperaturas con respecto a las del miércoles en el valle del Ebro, el País Vasco y algunas zonas de la meseta norte; pero la subida fuerte comenzará a finales de semana.

Lo que traducido resulta... Entre 38 y 40ºC en el valle del Guadalquivir para el fin de semana y más de 35 en Extremadura, la meseta sur, puntos del valle del Ebro y otras partes de Andalucía. Los modelos, como explica Roberto Granda, hacen pensar que la subida (con alguna variación local) se va a ir manteniendo y consolidando hasta fin de mes.

O sea, ¿se acabaron las buenas noticias? No exactamente. En las últimas semanas, uno de los grandes problemas que generaron los episodios de altas temperaturas eran las noches tropicales, ecuatoriales o tórridas. Es decir, las noches en las que la temperatura baja muy poco.

Es un problema de una dimensión inaudita, de hecho. Solo en julio, Valencia capital ha sufrido más noches por encima de 25 grados que en toda la década de 1990. De hecho, ha sufrido tres veces más noches tórridas que todas las noches tórridas que se registraron entre 1940 y 1989; es decir, en medio siglo.

En este contexto, la buena noticia es que parece que la situación va a aguantar mejor de lo que ha aguantado durante el mes y las temperaturas mínimas estarán un poco más bajas. No es un gran consuelo para los que viven en el arco mediterráneo (que seguirán teniendo un calor más que considerable), pero todo alivio es poco.

Y, aun así, hay que dar las gracias. Porque pese a que estamos sufriendo un calor muy intenso, países como Italia y Grecia se están llevando la peor parte. Al fin y al cabo, este verano está siendo (aparentemente) mejor que el anterior gracias al lío atmosférico del Atlántico. Quién sabe lo que nos esperan los próximos meses.

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Imagen | ECMWF

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