El "asfalto frío" no es ninguna broma: puede bajar 2º la temperatura de las ciudades y reducir hasta un 6% sus emisiones según el MIT

Asfalto
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El simple hecho de vivir en una ciudad ya es una causa más para que tengas calor. La temperatura de los grandes núcleos urbanos aumenta varios grados respecto a la de las zonas más rurales de su alrededor, y el asfalto es uno de los responsables de este fenómeno. De ahí que ya se hayan buscado modos de reducir este calor, como por ejemplo pintar el asfalto de blanco para reflejar más luz del sol.

Ahora un nuevo estudio hecho por miembros del MIT da algo de esperanza, concluyendo que el "asfalto frío" puede llegar a reducir la temperatura de ciudades como Phoenix (Arizona) 2,1ºC. Teniendo en cuenta que el aeropuerto de Phoenix ya tiene que cancelar despegues por las altas temperaturas, esos dos grados pueden ser cruciales.

Una capa de asfalto adicional que puede reducir temperaturas

Hay varias formas de "enfriar" el asfalto de las calles. Una prueba piloto en Phoenix lo logra añadiéndole una capa superior de material formado por agua, jabón que actúa como emulsificador, más asfalto, polímeros y materiales reciclados. Esa mezcla logra reflejar más luz del sol, que de lo contrario sería absorbida por el asfalto tradicional y generaría más calor en la calle.

Otros modos para reducir el calor del asfalto son los anteriormente mencionados colores claros en los que la luz del sol se refleja más, o el uso de hormigones que también son capaces de tener una reflectividad de entre el 30% y el 50%. En Boston, otra ciudad sujeto de pruebas que han observado desde el MIT, el asfalto frío ha logrado bajar la temperatura 1,7º C.

Indirectamente, el asfalto frío puede reducir el uso del aire acondicionado en los edificios cercanos

Son rebajas de temperatura que a su vez pueden provocar más beneficios: dos grados menos pueden reducir el uso del aire acondicionado en los edificios colindantes a esos asfaltos fríos. Y eso también se traduce en menos energía y menos emisiones. Y buen colocados, esos asfaltos incluso pueden reducir el consumo de combustible en los vehículos.

Otra ventaja que han encontrado en el estudio del MIT es la clara reducción de emisiones: en Boston bajan un 3% y en Phoenix se reducen hasta un 6%. Ahora bien, los responsables del informe aclaran que hay muchos factores que pueden modificar estos valores. "El clima de la región, el tráfico o la distribución de los edificios deben tenerse en cuenta a la hora de elegir la estrategia para colocar asfalto frío en las calles", aclaran.

El estudio representa uno de esos pasos que auguran un futuro prometedor, pero que al mismo tiempo avisa que hay mucho trabajo por hacer. El asfalto frío puede ayudar, pero cada ciudad es un mundo si hay que tener en cuenta dónde está y cómo ha sido construida. Reducir el calor de las ciudades en los veranos que vienen va a costar.

Imagen | Wes Hicks

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