La Fórmula 1, el deporte más avanzado del mundo, tiene una solución revolucionaria para la lluvia: guardabarros

La Fórmula 1, el deporte más avanzado del mundo, tiene una solución revolucionaria para la lluvia: guardabarros
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Hay, esencialmente, dos cosas con las que el agua no mezcla bien: el aceite y la Fórmula 1. La máxima categoría de monoplazas ha tenido siempre una difícil relación con la lluvia pero el problema se ha acentuado en los últimos años. Las carreras suspendidas o duramente recortadas por ese fenómeno meteorológico que arroja agua desde las nubes se multiplican. Pero la FIA tiene una solución: guardabarros.

La memoria colectiva del aficionado de Fórmula 1 tiene una imagen grabada a fuego en la memoria: Ayrton Senna peleándose con su Toleman en las calles de Mónaco en un Gran Premio mítico de 1984. También la batalla que se libró en Fuji en 1975 y que se recoge en la película Rush, Gran Premio sacudido por un Japón y que decidió el campeonato mundial de aquel año.

Lo que se tiene menos en la memoria es que aquel Gran Premio de Mónaco de 1984, Alain Prost consiguió parar la carrera antes de que el jovencísimo Ayrton Senna llegara hasta su posición, temiendo perder el liderato. Y cuando recordamos el Gran Premio de Japón de 1976 también solemos poner el foco de atención en el incorregible James Hunt y no tanto en la decisión de Niki Lauda de no correr aquel día con un título mundial en juego.

Pese a todo, han sido casos absolutamente excepcionales. Hasta hace unos años, con lluvia se pilotaba. Más despacio, con más salidas de la pista y, también, con más interés para los espectadores. Pero se conducía. Incluso se llegó a poner sobre la mesa la posibilidad de mojar la pista artificialmente.

Hasta que las carreras comenzaron a pararse, primero con pausas que se eternizaban y, en el peor de los casos, con carreras suspendidas por la lluvia. Vueltas y vueltas detrás del Safety Car y situaciones incomprensibles para los espectadores, como que los neumáticos de lluvia extrema se hayan convertido en algo meramente anecdótico, con carreras que no son lanzadas hasta que los pilotos montan neumáticos mixtos.

En la FIA son conscientes de que existe un verdadero problema con la lluvia y han decidido que quieren poner remedio. La solución, la misma que montaríamos en nuestra bicicleta: poner guardabarros a los monoplazas.

Tan sencillo y tan efectivo

Seamos sinceros, si nos dicen que la idea la hemos leído en un tebeo de Ibañez, nos lo creeríamos a pies juntillas. Mortadelo recomendando a Filemón que ponga unos guardabarros en el monoplaza para ganar la carrera y, además, huir de la ira del Súper y el Profesor Bacterio. Me parece que ya lo estoy viendo.

La idea de la FIA es que los guardabarros aparezcan en 2024 y sean la solución a la falta de visibilidad que los pilotos tienen que sufrir cada vez que hay agua en la pista. Con los cambios introducidos en 2017 aumentando el ancho de los neumáticos, los pilotos tienen que lidiar con cortinas de agua mayores, pues las gomas drenan más agua que antaño.

Desde entonces, los interminables retrasos, las pausas intermedias, los acuerdos para dar un mínimo número de vueltas detrás del Safety Car o el riesgo de suspensión han sobrevolado cada Gran Premio de Fórmula 1 en el que la lluvia ha hecho acto de presencia con fuerza.

El objetivo es tan sencillo com simple parece la idea: que el agua de los neumáticos no salpique a los coches que vienen por detrás. Es decir, que no se forme una cortina de agua que dificulte la visión al resto de pilotos. Nicholas Tombazis, ingeniero de la FIA, ha aclarado que el accesorio sólo se instalará cuando haya mucha agua sobre la pista: "Los guardabarros solo se instalarán un par de veces al año, tal vez tres. Que quede claro, no queremos que suceda cada vez que cae una gota de lluvia".

Aunque pueda parecer una idea ridícula, la decisión de colocar guardabarros puede tener mucho sentido en aquellas carreras que se alargan lo impensable porque no se sabe cuándo los pilotos podrán volver a correr. Es una manera de garantizar que los grandes premios en los que amenaza lluvia se disputen y no supongan un grave inconveniente a los espectadores y, sobre todo, no afecte a sus finanzas.

Aunque en claro retroceso en nuestro país, en 2021 la Fórmula 1 obtuvo las mejores cifras de audiencia desde 2013, con una media de más de 70 millones de espectadores repartidos por todo el mundo y grandes premios (Italia, Brasil o Bahrein) en los que se superaron los 80 millones de espectadores. Y se calcula que 108,7 millones siguieron el desenlace de esa temporada en Abu Dhabi.

Tampoco la Fórmula 1 se puede permitir dejar escapar a los organizadores de sus grandes premios. Hay que tener en cuenta que celebrar una carrera del mundial le garantiza ingresos al deporte que van desde los 15 millones de dólares anuales de Mónaco hasta los 55 millones de dólares que pagan en Arabia Saudí Azerbaiyán o Qatar para que los monoplazas corran por las calles de Jeddah, Bakú y Losail, respectivamente. Sólo con el canon para albergar fin de semana, la Fórmula 1 recauda más de 800 millones de dólares.

Foto | Eugene Hoshiko/AP

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