Cataluña ya tiene regulación para el funcionamiento de las VTC. Y no hay buenas noticias para ellas. Sus restricciones son tan importantes que dejan fuera a la inmensa mayoría de los vehículos que ahora circulan. Y abre la puerta a que los ayuntamientos sean aún más restrictivos.
Como os hemos venido contando en los últimos meses, el futuro de las VTC en Barcelona era incierto. Bolt, por ejemplo, ha empezado a operar en la ciudad con ellas, pero ha mantenido la baza de los taxis entre su oferta. Cabify, por su parte, tiene una posición muy complicada con el nuevo texto.
Un conflicto que viene de lejos
El conflicto para la regulación de las VTC en nuestro país viene de lejos y ha sido especialmente duro en Barcelona. En 2018, la Comunidad Autónoma impuso duras restricciones a este servicio, como la obligatoriedad de reservar con, al menos, 15 minutos de antelación.
La Justicia, sin embargo, tumbó esta medida y el Gobierno nacional sacó adelante lo que se conoce como el Decreto Ábalos. Esta norma, en la práctica, no era más que una prórroga para que las Comunidades Autónomas legislaran ellas mismas cuántas VTC podían operar en su territorio y cómo hacerlo.
En el texto se abría la posibilidad a que el número de licencias creciese, como ha hecho Madrid, que amplía a 9.000 el número de vehículos de este tipo que pueden operar. Con el reloj ya en su cuenta atrás, Cataluña ha tomado partido. Y lo ha hecho por reducir al mínimo su negocio.
VTC, sinónimo de lujo
Con el Decreto Ley 1/7/2022 que el Govern de Cataluña ha aprobado, las empresas que ofrezcan servicios de VTC tendrán muy complicado ejercer su negocio a partir del 1 de octubre, cuando entrará en vigor. Salvo sorpresas de última hora, el Parlament de Cataluña refrendará la medida antes de las vacaciones de verano.
Lo que se recoge en el texto es que una minoría muy pequeña podrá realizar sus servicios de transporte con conductor. Para blindar la reserva de 15 minutos, se contemplan multas de hasta 6.000 euros para quienes incumplan con esta medida.
Pero, además, exigirá que, en la práctica, sólo operen modelos de lujo. Por las calles catalanas sólo podrán ofrecer servicios de VTC aquellos automóviles que midan más de 4,90 metros de largo. Y las nuevas licencias sólo se entregarán a aquellos automóviles con etiquetas ECO y Cero emisiones que, por supuesto, cumplan con el requisito anterior.
Unos requisitos que, con datos de Ideauto, Cabify recalca que sólo cumple un 0,99% de los vehículos matriculados el pasado año. En 2021, se matricularon 8.544 coches con la etiqueta ECO o Cero de una longitud que supera los 4,90 metros.
De hecho, como recoge la compañía en un reciente comunicado, sólo el 1% de sus vehículos cumplen con estos requisitos, por lo que consideran la medida un ataque directo a esta fórmula de negocio. Por lo tanto, aseguran que la nueva normativa provocará que "miles de profesionales pierdan sus puestos de trabajo en los próximos meses".
Desde El País recogen que actualmente Cataluña tiene disponibles 4.000 licencias de VTC pero que sólo entre 2.750 y 3.000 tienen coche y aprobada la posibilidad de operar. Sin embargo, las restricciones que se habían impuesto en la Comunidad Autónoma catalana habían hecho que sólo 1.455 licencias prestaran servicio en la región.
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