Roger Federer no es simplemente el mejor tenista de todos los tiempos: también es una máquina de generar dinero. Nike lo sabía, y por eso patrocinó e invirtió en su imagen durante más de una década. Federer, junto a figuras de igual renombre mundial como LeBron James o Cristiano Ronaldo, representaba el colmo del gigantesco emporio deportivo de la marca estadounidense. La perfección deportiva, el prestigio competitivo, se asociaba indeleblemente a su figura. Y por tanto a Nike.
Hasta que llegó Uniqlo.
¿Qué ha pasado? Que Roger Federer, sociedad limitada, ha decidido romper su histórico contrato con Nike para firmar uno nuevo con Uniqlo, el creciente emporio textil japonés al alza en todo el planeta. Al parecer, la estrella suiza podría embolsarse unos 300 millones de dólares a lo largo de diez años por tan fructífera relación. Dada la edad del tenista (36 estupendos años), Uniqlo está dispuesta a seguir soltando dinero más allá de su retiro. Es una apuesta estructural.
¿Por qué importa? Porque representa, acaso, el colmo de la globalización: una marca japonesa con limitada penetración en el mercado europeo y estadounidense se ha hecho con la imagen del tenista franquicia de Nike, bandera de su excelencia allá donde pisara. La noticia de su debut ayer en Wimbledon no fue su victoria, sino su indumentaria, reluciente logotipo de Uniqlo al frente: durante lustros, Nike había moldeado la imagen elegante y señorial de Federer en la hierba londinense.
Era casi un símbolo, un trazo indeleble en su tenis espléndido. La ruptura no es sólo un icono, también es un aviso a navegantes.
¿Qué es Uniqlo? De Uniqlo a todo el planeta, por supuesto. La marca japonesa ha observado un crecimiento descomunal en uno de los mercados más golosos del momento, el chino. Muy popular en Japón, no igualó sus ventas internacionales y locales hasta octubre del año pasado, merced a un crecimiento interanual del 30%. Uniqlo desea sin ambages convertirse en el principal monstruo textil del capitalismo contemporáneo, y la contratación de Federer es otro paso hacia su objetivo.
¿Lo logrará? Lo tiene difícil: Inditex y H&M siguen varios pasos por delante. Lo sorprendente de Uniqlo es lo vertiginoso de su crecimiento en espacios de creciente riqueza material, como China o la India, puntos de tradicional producción textil, no de consumo. La marca japonesa aspira a copar el mercado mediante una estrategia de radical "democratización" de la alta tecnología en la ropa y mediante un minimalismo básico, funcional y "casual" en sus diseños.
Un ABC estratégico y universal que se aplica a todas sus áreas.
De Federer al mundo. En muchos sentidos, Uniqlo es una epopeya que viene del futuro: los mercados y el poder económico se están descentralizando y desplanzando, poco a poco, hacia Asia. Pese a que la marca había patrocinado con anterioridad a Djokovic, la adquisición de Federer ha resultado dramáticamente mediática: el suizo llevaba desde 1994 a la sombra de Nike. Dos décadas y media borradas de un plumazo. Una institución a priori inderrumbable ha caído.
Imagen | Tim Ireland/AP