El fracaso del nacionalismo de vacunas: India fue abandonada a su suerte y ahora es un problema global

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En las últimas 24 horas el país más poblado del mundo ha registrado 352.991 nuevos contagios y 2.812 muertes. Llegan nueve días por encima de los 200.000 contagios diarios y tasas de positivos superiores al 35%, y es ya por tanto el país que ha registrado, en términos absolutos y en todo lo que llevamos de pandemia, el pico más descarnado de los efectos sanitarios de la Covid. Si los datos son malos, las imágenes son insoportables: colas de gente sofocándose y muriendo en el suelo, esperando a un turno de entrada al hospital que nunca llegará, crematorios masivos y mucho más.

Es un punto tan crítico que la descripción periodística no es alcanza a reflejar la realidad del horror.

La ayuda denegada y concebida. Tres días atrás, cuando la situación era ya aciaga, el Departamento de Estado de Estados Unidos dijo que denegaba la solicitud formal de India de levantar una prohibición en las exportaciones de materias primas necesarias para fabricar vacunas. Ahí donde un 42.2% de ciudadanos ha recibido ya al menos una dosis, el ritmo de vacunación está cayendo. Tras muchas presiones, hace unas horas la administración Biden ha aceptado levantar parcialmente el veto a las exportaciones y permitirá el envío de esas materias primas necesarias para la fabricación de los sueros, productos terapéuticos, ventiladores y más. Otros países también se han comprometió a enviar material sanitario de ese segundo tipo.

Porque, paradojas, India es el mayor productor mundial de vacunas y sólo en torno a un 8% de su población ha recibido un pinchazo y sólo un 1.6% tiene la pauta completa. ¿Cómo ha podido pasar esto? Lo más importante, según un largo reportaje de The Wire, porque el Gobierno central, bien por malicia o por ineptitud, manejó durante meses cifras erróneas sobre su capacidad de producción de las vacunas contra la Covid y debido a eso permitió a los centro productores desde muy pronto llegar a acuerdos de exportación con entidades extranjeras que técnicamente no podían romper.

Según el Ministerio de Asuntos Exteriores de la India, si bien ya se han administrado 127 millones de dosis en su suelo, el país ha exportado otros 66 millones de dosis. Sólo desde hace unas semanas las exportaciones de vacunas están prohibidas. A eso se añadiría también una negligencia a la hora de apoyar a los desarrolladores de vacunas, lo que hizo que compañías como Pzifer retirasen sus solicitudes de aprobación, y que ha llevado a que ahora los de Modi, en vistas de la calamitosa situación, aprueben por emergencia el uso de vacunas extranjeras sin la seguridad al 100% garantizada, como Sputnik V.

Acerca de la variante B. 1.617, que contiene dos mutaciones que permiten tanto una mayor transmisibilidad como una mayor capacidad para evadir la protección inmunológica. Dado que hay ya un cierto porcentaje de vacunados y aún más gente del país a la que se creía con anticuerpos y que podrían no estar funcionando, hay razones para temer que esa variante que ya es mayoritaria en un puñado de estados esté liderando esta nueva ola de letalidad, en la que la gente que muere es, técnicamente, joven. También hay razones para creer lo contrario: hay pocos muertos entre los vacunados y el país, movido por las permisivas políticas del gobierno, ha vivido una reciente época de alta sociabilidad, con actos masivos como fiestas y bodas.

Dl U480834 004 Gente en Prayagraj, India, celebrando el Holi el pasado 30 de marzo

¿Cuánto hay que preocuparse de forma inmediata? “Las mutaciones son un gran motivo de preocupación”, dijo la jefa de investigación de salud en Bernstein. En La OMS dicen lo mismo. Investigadores de Utah dicen que los trabajos epidemiológicos de India no están siendo por el momento lo “bastante rigurosos" como para poder certificar si la B.1.617 es la responsable de esa letalidad. Esta variante, por cierto, se registró por primera vez en octubre de 2020 y está presente ya en alrededor de 10 países, incluido España (con un único infectado registrado). William A. Haseltine, ex profesor de la Facultad de Medicina de Harvard: esta variante “tiene todas las características de un virus muy peligroso. Debemos hacer todo lo posible para identificar su propagación y para contenerlo".

Esto no quiere decir que efectivamente sea más letal, es muy probable que termine por no ser así, pero sí quiere decir, como ya se había advertido por parte de la comunidad científica, que esto no se acaba hasta que se acaba. Que aquellas zonas del mundo donde apenas se ha vacunado suponen un criadero de variantes que pueden acabar por hacer inefectivas las vacunas, especialmente las de tipo ARN, que son excesivamente específicas.

Ojo, porque puede que no sean 2.800 muertos diarios, sino 26.000. Dado el nivel de saturación de los crematorios como nunca antes habían sido vistos en el país, distintas fuentes hablan de ocultación de realidad. ¿Por qué? Por falta de medios y precaución sanitaria: se está incinerando a todo aquel que llega muerto a las puertas de los hospitales pese a que no se le haga un test de Covid, por lo que no aparecerá como tal en el recuento. Tanto medios como Reuters o The Hindu consideran que la escala de la infraestimación es del orden de un cero extra. Por ejemplo, según el boletín de salud del estado de Gujarat, el total de muertes covid en abril fue de 78 mientras que en sólo siete ciudades de la región 689 cuerpos fueron cremados o enterrados siguiendo los protocolos del virus.

India es grande, pero tal vez esos números nos hagan entender mejor el riesgo de proliferación y mutaciones que supone un virus libre y desatado en cualquier rincón del mundo. A todas luces India ha fracasado a la hora de imponer medidas de prevención de contactos, pero la baja disponibilidad de vacunas en su territorio mientras se vacunaba a treintañeros estadounidenses, canadienses o británicos también ha supuesto un fallo de seguridad. Esta infraestimación de muertos, por cierto, se está intuyendo en muchos otros países pobres o en vías de desarrollo. En Damasco el orden de cifras reportadas podría ser únicamente del 1.25% sobre las reales.

Sí, los occidentales estamos provocando que se tiren vacunas. Como explican en El Diario, “el hecho de que las vacunas sean recibidas primero por el país donante hace que la eficiencia en la cadena de suministro tenga que ser muy alta para que no caduquen o no lleguen con poco margen de tiempo". Ya ha pasado, jamaicanos, malauíes y sudaneses ha recibido más de 150.000 vacunas que habían caducado o les quedaban dos días para que sucediese, por lo que sus sistemas de vacunación no podrían emplearlas.

Si bien el programa Covax permitió que los grandes países ricos comprasen cuatro o seis veces el número de pinchazos que necesitaban para cubrir a su población y en teoría eso permitió que los productores vendiesen mucho más barato, eso también ha llevado a que esos países pobres no pudiesen comprar las vacunas por su cuenta, y está teniendo consecuencias. Según el periodista estadounidense Dave Keating, su país está sentado sobre 100 millones de sueros de AstraZeneca que, por el tema de los trombos, no ha autorizado para su uso en ciudadanos nacionales y corre el riesgo de que no se pongan en otros países que podrían recibirlos.

Biden ha reconocido que la política “America First”, el legado en materia sanitaria de la anterior administración y por la que no se aprobaría el envío de dosis a regiones extranjeras hasta que estén pinchados todos los nacionales, está suponiendo riesgos a la extinción temprana de la epidemia como lo que se está viendo en India, pero según sus críticos aún no ha hecho lo suficiente para revertirla. Mientras pensamos en a quién darle estas vacunas ya fabricadas primero, si a mexicanos, brasileños o indios, los analistas indican que el movimiento que acabaría antes con el problema sería renunciar a los derechos de propiedad intelectual de las vacunas en esos países.

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