A las estaciones de carga de Tesla les ha salido un dolor de cabeza: los ladrones de cobre

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Hace unos meses, los dueños de una estación de carga de Tesla en Oakhurst, California, se levantaron por la mañana y al llegar al trabajo se encontraron con que todos los cables de los cargadores habían sido cortados y robados. Sustraer cobre no es algo nuevo, ni mucho menos, pero ahora dos ingredientes se juntan para incentivar el fenómeno. Primero, los precios del cobre han aumentado durante la pandemia. Segundo, crece la adopción de los vehículos eléctricos y las estaciones Supercharger brotan como setas por decenas de países, incluido España.

Los robos. Cada vez son más habituales. Tal y como se comenta en este artículo de Vice, aunque los cables de carga son gruesos y están fuertemente aislados por razones de seguridad, se pueden cortar con las herramientas adecuadas. Con el kilo vendiéndose a 5 euros y con la mala vigilancia en la mayoría de puntos de carga, no sorprende que los delincuentes estén tratando de obtener ilegalmente uno de los metales más importantes para un futuro totalmente eléctrico.

¿Por qué? Porque hay mucha demanda de cobre y a lo largo de los últimos años ha subido su precio. Los cargadores rápidos necesitan cables gruesos para permitir que los electrones viajen en grandes cantidades durante un tiempo de carga mínimo. Y el cobre es un material perfecto para eso: altamente conductivo, duradero y maleable. Esa es una de las razones por las que su precio sigue subiendo.

Un dolor de cabeza para Tesla. La compañía de Elon Musk ha sufrido las consecuencias en muchas de sus estaciones superchargers V3 de última generación, lo que se traduce en miles de euros en reparaciones. Recientemente hemos visto casos de robos como este, este o este. Aunque la empresa sólo ha comentado que, de momento, se limitará a reinstalarlos en el menor tiempo posible cuando esto ocurra.

En España. Hace unos días, la Asociación de Usuarios de Vehículos Eléctricos (AUVE), mostraba su preocupación en este artículo de Economía Digital. "Una buena elección de la ubicación de los puntos de recarga en zonas céntricas, concurridas y bien iluminadas, así como la integración de cámaras de videovigilancia son factores eficaces para contener estas formas del lucrativo pillaje del cobre", explicaba su presidente, Mikel Agirregabiria.

¿Cuál es la solución? Tratar de no dejar el coche solo cuando se esté cargando la batería, aunque, teniendo en cuenta que tardan bastante tiempo en cargarse, no siempre es posible. Otra solución es que las empresas tengan una persona vigilando, como en las gasolineras. Aunque también habría que abordar el problema de otra manera: regular la compraventa de cobre en las chatarreras. Por ejemplo, que solo se pueda vender en formato original, sin limpiar y que los cables vayan marcados con un código de propietario.

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