Europa es el auténtico "Señor de los Anillos" en ITER: estas moles son cruciales para que la fusión nuclear funcione

Iter F4e Ap
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En ITER cada pequeño paso es un auténtico logro. La complejidad del reactor de fusión nuclear experimental que un consorcio internacional liderado por Europa está construyendo en la localidad francesa de Cadarache es extraordinaria, pero su ensamblaje sigue su curso. Poco a poco los técnicos involucrados en la puesta a punto de esta ingeniosa máquina están consiguiendo sortear los contratiempos, y uno de los mayores desafíos de este proyecto está en las manos de Europa.

Los dos espectaculares anillos que podemos ver en la fotografía de portada de este artículo son la bobina de campo poloidal 4 de ITER y su criostato. Algunas de ellas, las mayores, tienen 24 m de diámetro; pesan 400 toneladas; tienen más de 500 m² de superficie y en su interior residen más de 12.800 m de conductores. Son, literalmente, dos auténticas moles. Y Europa es en gran medida la responsable de fabricarlas y garantizar que cumplen su cometido a la perfección. De hecho, cuatro de las seis bobinas de campo poloidal que necesita este reactor de fusión son europeas. Las dos restantes proceden de Rusia y China.

De supervisar y planificar su fabricación se encarga Fusion for Energy (F4E), que es la organización que coordina la aportación de Europa a ITER, y varias de estas bobinas están ya en las inmediaciones del reactor preparadas para ser instaladas y trabajar codo con codo con la cámara de vacío en cuyo interior tiene lugar la reacción de fusión. Su cometido es crucial: se responsabilizan de generar los campos magnéticos que deben confinar y estabilizar el plasma de deuterio y tritio a más de 150 millones de grados Celsius.

Estos anillos son un prodigio de la técnica

El tamaño y el peso de algunas de las bobinas de campo poloidal que requiere ITER impiden transportarlas desde ubicaciones alejadas del emplazamiento final del reactor de fusión. Esta restricción ha obligado a Europa a poner a punto una planta alojada muy cerca de este último desde la que se pueden transportar con facilidad. De hecho, en su interior se han fabricado (o se están fabricando) las bobinas de campo poloidal 2, 3, 4 y 5, que son las más voluminosas y pesadas.

Rusia y China se han encargado de fabricar las bobinas de campo poloidal 1 y 6 de ITER

Las otras dos bobinas, las identificadas con los números 1 y 6, son responsabilidad de Rusia y China respectivamente, como he mencionado unas líneas más arriba, debido a que son perceptiblemente más compactas y menos pesadas. En cierto modo resulta llamativo y esperanzador que a pesar de la tensión que existe actualmente entre EEUU y Europa a un lado, y Rusia y China a otro, la colaboración entre estas grandes potencias en lo que se refiere a ITER siga adelante. Están cumpliendo lo pactado, y no cabe duda de que todas ellas se beneficiarán si finalmente esta tecnología llega a buen puerto, que es lo deseable.

En realidad la bobina número 6, la que ha fabricado China, recae bajo la responsabilidad de Europa, pero delegar en este país asiático su fabricación ha permitido al Viejo Continente concentrarse en la puesta a punto de las otras cuatro. Oficialmente el estatus de este motor magnético es el siguiente: las bobinas 5 y 6 ya están instaladas en su ubicación; la 2 ya está fabricada y pronto estará lista para ser instalada; y las bobinas 3 y 4 están siendo fabricadas en paralelo. Un último apunte para concluir: en ITER hay tolerancias locales de tan solo el 0,1%, y respetarlas requiere que el ensamblaje del reactor sea extraordinariamente minucioso.

Imagen de portada: ITER

Más información: F4E | ITER

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