El bloqueo de la Autoridad de los Mercados y la Competencia de Reino Unido (CMA) a la compra de Activision Blizzard por parte de Microsoft no ha significado el fin del culebrón en esta historia. La compañía estadounidense, según Reuters, ha dicho que apelará la decisión del regulador británico con el “apoyo agresivo” del editor de videojuegos.
Por si esto fuera poco, el presidente de Microsoft, Bradford Smith, ha soltado una serie de declaraciones contundentes este jueves. En una entrevista con la radio de la BBC, el ejecutivo ha manifestado estar “decepcionado” con el bloqueo. En esa línea ha dicho: “pero más que eso, desafortunadamente, creo que es malo para el Reino Unido”.
Con los ojos en la Unión Europea
La ofensiva de Smith, sin embargo, no ha acabado ahí. Posiblemente teniendo en cuenta que los reguladores de Estados Unidos y la Unión Europea todavía no han decidido si aprobarán o bloquearán la operación, el representante de Microsoft ha depositado parte de su esperanza en el resto de Europa: “Aquí hay un mensaje claro: la Unión Europea es un lugar más atractivo para iniciar un negocio que el Reino Unido”.
Este conjunto de declaraciones, que emergieron como un misil en la línea de flotación contra la postura británica, han suscitado el descontento de las autoridades, quienes no han dudado en responder. Como recoge The Economic Times, un portavoz del primer ministro Rishi Sunak ha manifestado que las afirmaciones de Smith “no están respaldadas por los hechos”. Además, ha asegurado que la CMA es un organismo independiente.
La autoridad de competencia también ha salido a defenderse. A través de su directora, Sarah Cardell, ha dicho que el bloqueo responde a su necesidad de “crear un entorno en el que una gran cantidad de empresas diferentes puedan competir de manera efectiva, puedan crecer e innovar”. Pero Microsoft podría recibir durante las próximas semanas un golpe mucho más contundente.
Si bien la CMA ha cerrado las puertas del acuerdo entre Microsoft y Activision en Reino Unido, su resolución final podría tener un impacto directo que va más allá de establecer un precedente. “Activision está entrelazada a través de diferentes mercados, no se puede separar para el Reino Unido. Por lo tanto, esta decisión impide que el trato suceda a nivel mundial”, asegura el regulador.
El ganador, de momento, en todo este asunto es Sony. La compañía se presentó ante los reguladores como una de las grandes perjudicadas. Una de sus preocupaciones era que Microsoft hiciera de 'Call of Duty' un juego exclusivo de Xbox, lo que se traduciría, según los nipones, en un éxodo de los seguidores de la franquicia bélica de PlayStation a la consola rival.
La propuesta de Sony era sencilla, al menos sobre el papel. Si Microsoft se deshacía de 'Call of Duty', la compañía daría un paso atrás. Los de Redmond, por su parte, aseguraron que no tenía sentido hacer de la franquicia un negocio exclusivo de Xbox y prometieron seguir distribuyéndola en PlayStation durante 10 años. Aquellas negociaciones, sin embargo, no llegaron a buen puerto.
Como decimos, el culebrón de Microsoft por la compra de Activision está lejos de terminar. Todos los involucrados están a la espera de la decisión final de la Comisión Federal de Comercio (FTC) de Estados Unidos y de la Comisión Europea. Si se concreta, el gigante de Redmond desembolsará 68.700 millones y se convertirá en protagonista de la adquisición más grande en la historia de la industria.
Imágenes: Sigmund | Microsoft | Activision
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