Viajar en verano puede ser un problema si no hacemos las cosas bien y las planificamos con tiempo. Estamos en una temporada, la del mayor calor del año, en la que las averías se repiten. Y en la que también son más peligrosos los accidentes.
Hay que tener en cuenta que muchas de estas averías se producen por un motivo muy sencillo: no planificamos lo suficiente las salidas. Antes de ponernos en marcha es importante comprobar el estado del aire acondicionado, el nivel de los líquidos, las pastillas de freno o el estado de los neumáticos.
Hay que tener en cuenta que en verano pasamos muchos kilómetros en la carretera y que el calor extremo pone en mayores dificultades nuestros vehículos. Poco acostumbrados a llenar nuestro coche al máximo y circular con el vehículo cargado, el riesgo de sufrir un accidente se multiplica.
Para evitar que, de suceder esto, las consecuencias sean todavía más graves, la DGT nos da un consejo: llevar siempre puestos los cinturones de las plazas traseras. Aunque nadie viaje en ellas.
Poner los cinturones "vacíos" tiene mucho sentido
En una publicación en X, la DGT ha recordado la importancia de llevar los cinturones de seguridad abrochados. Pero, al contrario de lo que pudiéramos pensar, no lo decían por evitar la multa de 200 euros y cuatro puntos en el carné de conducir que se restan con motivo de una infracción considerada grave.
En este caso se habla de abrochar los cinturones de seguridad en las plazas traseras cuando no viaja nadie. La DGT recalca la importancia de este pequeño detalle por nuestra propia seguridad.
En verano, igual que en otros periodos de vacaciones, es más probable que llenemos los maleteros de nuestros coches de equipaje, bolsas, sombrillas y objetos de todo tipo. En ese caso, si sufrimos un accidente, la fuerza ejercida por todos estos objetos se multiplica y podría doblegar los propios asientos, creando una situación de peligro.
Hay que recordar que en caso de accidente, un objeto multiplica su peso y puede convertirse en un artículo proyectil. En un choque a 50 km/h, un objeto multiplica por 50 su peso. Con el cinturón puesto en los asientos, es más improbable que la fuerza de los objetos sea tal que entren en el habitáculo y, por tanto, se mejora la seguridad en el mismo.
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