El coche eléctrico arrasa tanto en el mercado del hiperlujo... que Rolls-Royce está muriendo de éxito

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Con cada marca que salta al coche eléctrico llega una ola de comentarios en redes sociales en las que se acusa de "vender su historia" o "traicionar a su pasado". Especialmente si hablamos de firmas de lujo y aspiraciones que se adaptan a las nuevas reglas del mercado o a las exigencias de sus consumidores. Rolls-Royce está siendo la última que tiene que hacer su propio juego de equilibrios.

Como ya le sucediera a Lamborghini con su Urus y a Ferrari con su Purosangue, el primer Rolls-Royce eléctrico ha polarizado por completo las opiniones de unos y de otros. Si en redes sociales no es complicado encontrar a quienes lo tachan de herejía, en el mundo real tampoco es difícil encontrar quién está dispuesto a hacerse con uno.

O, al menos, no debe ser complicado en el círculo de influencias que se mueve el comprador de un Rolls-Royce. Su CEO, Torsten Müller-Ötvös, ha confirmado en una charla con periodistas lo siguiente:

"Estamos recibiendo más pedidos del Spectre de los que esperábamos. Estamos a un par de meses de comenzar la producción pero, si la tendencia continúa, estoy seguro de que tendremos que reajustar nuestros planes"

Los planes de Rolls-Royce en cuanto a su eléctrico no miran ni mucho menos a corto plazo. Además de trabajar a pleno rendimiento en los próximos meses, Torsten Müller-Ötvös también confirmó que tienen pedidos de sobra a largo plazo. Y todo con un coche que no llegará hasta el último cuatrimestre de este 2023.

Un juego de equilibrios

En su charla con los medios, el CEO de la firma británica también confirmó que el Rolls-Royce Spectre ofrecerá a la compañía el mismo margen de beneficios que aporta cualquier otro modelo y que desde BMW, quienes lideran el conglomerado bajo cuyo paraguas encontramos a Rolls-Royce, dicen estar contentos con la marcha de la compañía.

Según Electrek, los planes pasan por convertir al nuevo coche eléctrico de la compañía en el único "dos puertas" de su oferta, sustituyendo al Rolls-Royce Wraight que venía haciendo este papel. Quien busque un Rolls-Royce con esta configuración tendrá que optar por un coche sin motor de combustión.

En su mesa redonda, Torsten Müller-Ötvös también alabó las ventajas del coche eléctrico en el mercado del superlujo, recalcando la finura de su rodadura, sin vibraciones ni sonidos de ningún tipo. Desde luego, en este sentido, el coche eléctrico es ideal para quien busca el automóvil más refinado posible.

Con lo que tendrá que jugar Rolls-Royce es con su propia imagen de marca súperexclusiva. Como le sucede a Ferrari, parte de su éxito reside en hacer del cliente un conductor especial. En 2022, la marca vendió 6.021 unidades. No es de extrañar que con el éxito esperado, la firma vuelva a batir el récord de ventas que ya consiguió el año pasado.

En Ferrari, de momento, han decidido dejar de aceptar pedidos. Saben que, de seguir produciendo, venderían más y más Ferrari Purosangue pero no quieren que el formato SUV diluya su imagen de marca. Veremos si los planes de Rolls-Royce pasan por una estrategia similar o, sin embargo, si los reajustes en la producción anunciados por su CEO se limitan a vender lo máximo posible.

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