Si te acercas a 'Hogwart's Legacy', te cancelo: cómo la disputa entre Rowling y sus fans ha llegado al extremo

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'Hogwarts Legacy', después de un desarrollo más o menos tranquilo durante unos cuantos años (más allá de los inevitables retrasos a los que ha conducido su ambición y los factores pandémicos externos), ha llegado a las tiendas. Su éxito es indiscutible, y demuestra que la fiebre por Harry Potter está lejos de extinguirse, aún después de años sin películas o libros prolongando la franquicia. Sin embargo, la conflictiva personalidad de su autora y su cada vez más controvertida imagen pública ha tenido un impacto indeseado en este juego de mundo abierto ambientado en la escuela mágica donde estudiaban los protagonistas.

J.K. Rowling, el origen del fandango. La autora de las novelas originales del niño mago lleva un tiempo siendo muy discutida. Básicamente, se ha alineado de forma explícita y vocal con el feminismo radical y transexcluyente en redes sociales y en artículos periodísticos, lo que le ha valido acusaciones de transfobia. Su obra lleva siendo puesta en duda también desde hace tiempo por contenidos veladamente xenófobos, poco diversos, clasistas y oportunistas (como aquel ejemplo obvio de queerbaiting oportunista que fue la salida del armario de Dumbledore en 2007).

Pero su posicionamiento abiertamente transfóbico empezó con su apoyo a Maya Forstater a finales de 2019, una mujer que perdió su trabajo por tuitear que las mujeres trans “no podían cambiar su sexo biológico”. En 2020 Rowling publicó uno de sus tuits más famosos sobre el tema, definiendo a las mujeres como "personas que menstrúan", es decir, expulsando del género femenino a las personas transexuales. Desde entonces ha usado el feminismo como caballo de batalla para justificar puntos de vista tránsfobos que detalló en un artículo con sus puntos de vista. Recientemente, ha apoyado de forma directa y explícita el bloqueo del gobierno británico a una ley escocesa que facilitaría el cambio de género a transexuales del país.

La reacción de los fans. La reacción a la contra por la actitud de JK Rowling no se hizo esperar desde el mismo inicio de sus tuits. Muchos actores vinculados a la franquicia, como Daniel Radcliffe, Emma Watson, Bonnie Wright o Eddie Redmayne afearon las palabras de la que es actualmente una de las mujeres más ricas de Reino Unido. Por supuesto, miles de fans anónimos se posicionaron en contra de JK Rowling y son la base del rechazo que luego ha experimentado 'Hogwarts Legacy', especialmente por parte de aquellos a quienes el libro les educó en conceptos avanzados sobre la diversidad.

La propia industria del espectáculo no ha tenido más remedio que tomar partido en este conflicto. La propia Warner Bros., productora de las películas de Harry Potter, tuvo que lanzar declaraciones oficiales posicionándose en contra de la autora. Y gente tan relevante en la cultura pop actual como Stephen King, caracterizado por sus opiniones progresistas en Twitter, ha entrado en conflicto directo con Rowling, en guerras de declaraciones y tuits que desaparecen. Dicho eso, también ha habido nombres relevantes (y significativos en sus opiniones) que la han apoyado, como Dave Chappelle o Helena Bonham Carter.

Llega 'Hogwarts Legacy'. En esta tesitura, llega en febrero de 2023 'Hogwarts Legacy', un juego muy esperado por los fans de la franquicia. Ya habían existido un sinnúmero de otros juegos basados en 'Harry Potter', muchos de ellos adaptaciones directas de las películas y algunos de ellos de gran calidad, como 'Harry Potter y la Cámara Secreta' o 'Harry Potter y la Orden del Fénix', que ya permitían deambular con libertad por la academia mágica. Pero 'Hogwarts Legacy' es el primero que técnicamente ha estado a la altura de una meta tan ambiciosa.

El juego ha funcionado muy bien para crítica y jugadores, que han pasado por alto la extrema accesibilidad de su desarrollo gracias a lo fielmente que recrea hasta los detalles más nimios de la franquicia. Sin embargo, el juego se ha topado con un obstáculo: el rechazo de un sector de los jugadores y los fans, que intentan cancelar el juego. Un empeño demasiado ambicioso, viendo cómo están yendo las ventas, pero que sin duda está dejando un sustrato amargo sobre el lanzamiento.

El fantasma de la cancelación. La cultura de la cancelación (es decir, retirar el apoyo moral, financiero, digital y social a personas o entidades consideradas inaceptables, generalmente como consecuencia de determinados comentarios o acciones) no es el monstruo que manda a personas con opiniones distintas al rincón más oscuro del cuarto. Lo pueden atestiguar cómicos supuestamente cancelados que siguen llenando estadios con shows temáticos sobre el tema y ganando Grammys, o columnistas que escriben en diarios con millones de lectores sobre la tragedia de ser cancelado. En ese sentido, la cultura de la cancelación solo es otra forma de advertir sobre una intransigencia woke que no existe.

Pero sí es un resorte ideológico que ha convertido a la generación millennial en la más aislada de la historia. El virtue signalling se ha convertido en un código de conducta generacional y aunque posiblemente no ocasione problemas económicos a Warner, sí que está ayudando a dividir en dos grupos a los jugadores de 'Hogwarts Legacy': los que ignoran el conflictivo pasado de JK Rowling y los que hacen de su ética en motivo suficiente para no jugar a un juego e incluso señalar a los que sí lo hacen.

Algunas reacciones. Algunas de las más populares reacciones al título la han protagonizado jugadores que han hecho bandera de su reafirmación en que van a jugarlo "porque se lo deben a su yo de once años" como el streamer Alex El Capo. Este, pese a posicionarse radicalmente en contra de las opiniones de JK Rowling, considera que jugar a 'Hogwarts Legacy' es un placer que no se debe negar a nadie. Por supuesto, ha habido reacción a la contra, y hay quien le ha acusado de insolidario.

Otros streamers (nombres de primera fila como IlloJuan, ElXokas, Karchez o Cristinini) no han dudado en hacer streaming, en algunos casos patrocinado por Warner, pese a la polémica. Las posiciones se han endurecido hasta el punto que algunos de ellos han recibido acoso por parte de las redes: Girlfriend Reviews se echó a llorar por los comentarios que estaba recibiendo en su chat y se planteó jugar en privado, pese a haber desconectado la monetización de su canal de Twitch mientras retransmitía partidas del juego. Cierta culminación conceptual de este acoso está en la web de búsqueda de streamers en Twitch '¿Han hecho streaming con ESE juego de magos?', que el propio autor acabó desconectando en unas horas porque se estaba usando como herramienta para el acoso.

Twitch patas arriba. Los ataques virtuales en masa a streamers que están jugando a 'Hogwarts Legacy' ha puesto sobre la mesa la conveniencia y ética de estas prácticas -por muy legítimos que sean los objetivos-, mientras que prácticamente todos los jugadores han tenido que dejar clara su opinión antes de jugar en público. Streamers como Will Overgard o Nikatine han declarado que no apoyarán el juego. Y Warner, por supuesto, ha tenido que posicionarse oficialmente: en el FAQ del juego aclaran que JK Rowling no ha tenido relación con el juego más allá de ceder los derechos de su obra a la compañía.

Por supuesto, esta aseveración sigue despertando ciertas dudas entre la comunidad que ha rechazado el juego. Aunque Rowling no se beneficie de forma directa por la compra del juego, muchos ven el apoyo o no al juego más como una cuestión ética que económica. En Gamespot Jessie Earl decía: "Si no estás dispuesto a renunciar a una pieza de entretenimiento en solidaridad contra el daño que J.K. Rowling continúa promulgando; entonces, ¿cómo podemos las personas trans sentirnos seguras de que estarás dispuesto a luchar por nosotras en áreas más importantes, como la violencia antitrans, ya sea física, mental, personal, sistémica o legislativa, especialmente a medida que la discriminación continúa aumentando?".

Las cuentas, bien. ¿Ha servido de algo esta aparente ola de odio contra los jugadores de 'Hogwarts Legacy'? En términos económicos, no demasiado. Las cifras en Twitch han sido, estrellas de la plataforma aparte, elevadísimas gracias al acceso anticipado del título a través de las ediciones Deluxe o superiores. Desde tres días antes del lanzamiento oficial el día 10 de febrero se podía jugar y la plataforma de streaming rompió un récord espectacular: se superaron los 1,2 millones de espectadores simultáneos el 7 de febrero. Curiosamente el récord lo ostentaba 'Cyberpunk 2077', otro título célebremente boicoteado en su día.

Y en Steam también batió records: llegó a tener un pico de 693.454 jugadores simultáneos, y en el momento de escribir estas líneas, con el título ya en las tiendas, está en el segundo puesto de lo más jugado en la plataforma. Podría decirse que el boicot no ha funcionado, pero estaba claro que el juego iba a ser un éxito: quizás el triunfo de esta acción ha sido que prensa y público tengan que plantearse si todo lo que hace bueno o malo a un juego ha dejado de ser, sencillamente, si es divertido o no.

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Hogwarts will be Hogwarts. Porque pese a que Rowling no reciba un porcentaje por juego vendido, lo cierto es que 'Hogwarts Legacy' ayuda a que la obra de Rowling siga siendo actual y se siga hablando de ella, con todo lo que favorece a reediciones y, por tanto, a que el Imperio Rowling siga en marcha. Lo podemos ver como algo irrelevante o no, pero lo cierto es que ese es el punto de partida para juzgar de forma ética al juego, si eso es lo que deseamos hacer.

Es curioso que el propio contenido del juego no se esté poniendo en disputa, cuando es cien por cien Rowling: el hecho de que los duendes del hogar sigan siendo esclavos de los humanos y esto se contemple con cierta jovialidad demuestra que las cosas no han cambiado, y que a los fans sigue importándoles tan poco el contenido discutible de Harry Potter como a ese fan de 11 años al que Alex El Capo le debe tantas cosas. Paula García hace un análisis muy certero de esta contradicción que todo fan sin miedo a autoexaminarse debería llevar a cabo. El youtuber especializado en contenido LGTBI Daniel Valero también lo expone de forma muy clara en su canal de Instagram, y subraya cómo no es suficiente con incluir un personaje trans en el juego si se hace solo de cara a la galería.

Posiciones irreconciliables. Lo que ha sucedido con 'Hogwarts Legacy' es poco menos que una tormenta perfecta, no un caso más de intento de cancelación. Por una parte, la reivindicación de los derechos trans lleva a posicionamientos radicales e irreconciliables, hasta el punto de ser una de las cuestiones que ha fracturado a parte del movimiento feminista. Las decisiones políticas que orbitan en torno a este tema afectan a los derechos fundamentales de las personas, y por eso hay un posicionamiento tan acusado en torno al tema.

Y por otra parte, con 'Hogwarts Legacy' hablamos de un juego que viene con el sello de adaptación definitiva de una franquicia que ha marcado a toda una generación. La nostalgia no se lleva bien con la racionalización de los gustos y por eso nos encontramos con posiciones defendidas de forma tan visceral como la de Alex El Capo, que se niega a renunciar a su chupito de nostalgia, ni siquiera por posicionarse de forma activa a favor de unas ideas en las que cree, como él mismo dice. Porque hasta las cosas importantes, y eso es lo que demuestra el primer gran éxito de la industria del videojuego de 2023, se dividen en grados de importancia.

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