El fantasma de la crisis demográfica llevaba años amenazando a China. Pues bien: ya ha empezado

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China ha sido durante muchos años el país más poblado del mundo, aunque se espera que pronto sea superado por la India, si es que ese sorpasso no se ha producido ya. El país asíatico se enfrenta en esta era a una crisis de natalidad sin precedentes, cuyos resultados pueden esclarecerse hoy más que nunca: la población de China ha caído por primera vez en 60 años.

Es el principio de su caída.

Los datos. La Oficina Nacional de Estadísticas de China ha comunicado que el país tenía 850.000 personas menos a finales de 2022 en comparación con el año anterior. Eso significa que su población se estima en 1.410 millones de personas, con 9,56 millones de nacimientos frente a 10,41 millones de muertes. Pero eso no es todo: la tasa de natalidad ha alcanzado también su mínimo histórico: 6,77 nacimientos por cada 1.000 personas.

Si lo ponemos en contexto: Estados Unidos registró 11,06 nacimientos por cada 1.000 habitantes y Reino Unido, 10,08 . La India, que está a punto de superar a China como el país más poblado del mundo, tuvo 16,42.

La primera vez desde 1960. Aquel año, China registró una reducción drástica de la población durante el Gran Salto Adelante, una serie de desastrosas medidas económicas, sociales y políticas lanzadas a finales de la década de 1950 por el entonces líder Mao Zedong. El impulso de la agricultura colectiva y una rápida industrialización produjo una hambruna masiva que mató a decenas de millones de personas.

¿Por qué ahora? Para entender el fenómeno hay que tener en cuenta la situación actual de un país cuya economía está experimentando una recesión tras la pandemia y su crisis de fertilidad. Por otro lado, el desempleo juvenil y las bajas expectativas de ingresos hacen que se retrase aún más la idea de casarse o tener hijos, lo que reduce la cantidad de recién nacidos. De hecho, en China el gasto de criar a los niños en las ciudades a menudo se menciona como una causa.

Y el Covid ha sido también un factor determinante: el país registró su tasa de mortalidad más alta desde 1976: 7,37 muertes por cada 1.000 habitantes. Y es probable que la tasa de 2023 sea aún más alta debido a los contagios masivos desde que se abandonó la política Covid Cero.

Cambio de rumbo. A todo esto se le suman las controvertidas políticas que impuso el país en el pasado, como la del hijo único, introducida en 1979 para frenar el crecimiento demográfico. Las familias que violaron entonces las normas fueron multadas y, en algunos casos, incluso perdieron sus trabajos. También condujo a abortos forzados y una proporción de género sesgada desde la década de 1980.

Ahora el Gobierno quiere revertir todo aquello. La política se eliminó en 2016 y a las parejas casadas se les ha alentado desde entonces a tener dos e incluso tres hijos. En los últimos años, el gobierno también ofreció exenciones fiscales y una mejor atención médica materna, entre otros incentivos, para frenar la caída de la natalidad en lo que Xi Jinping denominaba "una estrategia nacional proactiva" en respuesta al envejecimiento de la población del país.

La tendencia. La población de China crece a su ritmo más lento en décadas. Hace un par de años, las Naciones Unidas pronosticaron que la población de China alcanzaría su punto máximo en 2031 y luego disminuiría, pero el año el organismo se retractó al ver que el pico se alcanzaría este 2022.

Pero no sólo es China. Tal y como hemos contado en Magnet en otras ocasiones, el país está siguiendo los pasos de otras naciones del este de Asia, como Japón o Corea del Sur, que han visto cómo sus tasas de natalidad se desmoronan y sus poblaciones envejecen a pasos agigantados conforme sus economías se hacen más ricas, educadas y poderosas.

A futuro. Los datos sobre la mesa evidencian que, a largo plazo, se producirá una reducción de la fuerza laboral en estos países y aumentará la carga de la atención médica y otros costes de la seguridad social. Hay que tener en cuenta que, según el gobierno, la población en edad de trabajar entre 16 y 59 años ya representa el 62,0% de la población nacional, mientras que los mayores de 65 años representan el 14,9% del total.

Los expertos advierten de que, de seguir así, el país se enfrentará una carga fiscal mucho mayor ya que el gasto en pensiones por sí solo podría consumir la mitad de los ingresos del gobierno. El Centro de Estudios de Políticas de la Universidad de Victoria sugiere en un estudio que, sin cambios en el sistema, sus pagos de pensiones se multiplicarán por cinco, del 4% del PIB en 2020 al 20% del PIB en 2100.

Imagen: Unsplash

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