¿Es posible "desvacunarse" como intentan enseñar unos cuantos tutoriales de internet?

¿Es posible "desvacunarse" como intentan enseñar unos cuantos tutoriales de internet?
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Uno de los principales avances en la medicina tras el descubrimiento y producción de los antibióticos es el de las vacunas. Algo que de hecho representó un gran paso en la supervivencia a enfermedades por su principal fundamento: la prevención. O, mejor dicho, la preparación ante las amenazas en forma de virus o infección que han supuesto verdaderos problemas de salud global como la gripe o la poliomelitis.

Pero desde hace unos años, el remedio se considera casi peor que la enfermedad y se estableció el movimiento de los antivacunas. Una tendencia que se mantiene y que de hecho motiva que se rechacen campañas de vacunación y que se busque justo lo opuesto: la desvacunación. Hecho el término, hecho el método en la actualidad encontramos recomendaciones para poder desvacunarnos, pero ¿existe esta desvacunación en realidad?

Ante la enfermedad, vacuna, y ante la vacuna, desvacunación

El término desvacunación hace referencia a la eliminación de los coadyuvantes, es decir, las sustancias que llevan los medicamentos que no son el fármaco o el principio activo per se. En el caso de las vacunas suelen llevar cierta cantidad de partículas por millón (ppm) de algunos metales como mercurio o aluminio, como el tiomersal (un compuesto orgánico con mercurio que actúa como conservante). Unos elementos que en dosis altas son tóxicos y que se han relacionado con el desarrollo de trastornos como el autismo y otras consecuencias secundarias graves.

De este modo, en prevención a esto han surgido numerosos vídeos a modo de tutoriales en los que se explica cómo desvacunarse. Tenemos ejemplos como el de la web Natural News en la cual se refieren a la vacunación impuesta por el estado de California como un "totalitarismo médico". El artículo en concreto incluye un vídeo en el que se enumeran una serie de recomendaciones para prevenir el efecto de los compuestos en entredicho, algunas de las cuales son:

  • Tomar zinc: a nivel molecular, el mercurio y el zinc compiten por ocupar el mismo sitio en nuestro organismo. Por esta misma lógica, cuanto menos zinc se tenga más probabilidad hay de desarrollar toxicidad por el mercurio, y por tanto recomiendan tomar dosis de zinc en prevención a la vacuna (o complejos multivitamínicos y multiminerales en general). Sin abusar, porque el zinc en exceso también es tóxico.
  • Beber mucho agua, pero no de cualquier fuente, sino asegurándose de que tenga poco plomo.
  • Cúrcuma: se recomienda tomar dosis de cúrcuma para prevenir el daño neurológico de los metales y rebajar la inflamación.
  • Aumentar la ingesta de azufre: recomiendan la toma de ajo y yema de huevo.
  • Evitar fritos, barbacoas, analgésicos y medicamentos que comprometan la función del hígado.
  • Tomar regaliz.

Además de todo esto, según se argumenta en estos vídeos un estilo de vida saludable, con una alimentación "natural" y una dieta sana, se logra disminuir los efectos secundarios que se achacan a las vacunas debido a los coadyuvantes. Efectos que según Mike Adams, el narrador del vídeo, han ido en aumento con los años debido a que las vacunas antes se administraban en monodosis y posteriormente se dividieron las administraciones en hasta diez inyecciones.

En las listas de consejos para la desvacunación también se incluyen productos homeopáticos e incluso masajes

Encontramos numerosos vídeos y páginas webs que enumeran consejos de este tipo, casi siempre basados en tomar ciertos alimentos a los que se achaca cierta capacidad purificadora, pero también se ponen en la lista productos homeopáticos e incluso masajes. En la web Living Whole encontramos recomendaciones especialmente dirigidas a los niños:

  • Baños detoxificantes: con "aceites esenciales purificados" para, según la web, eliminar virus de la columna vertebral así como "residuos celulares, metales y químicos".
  • Probióticos y omega 3.
  • Quelación con cilantro: la palabra quelación hace referencia a la capacidad de algunas sustancias antagonistas a metales pesados que forma iones complejos con éstos para su eliminación o evitar que se unan a estructuras propias. Según el texto, el cilantro tiene esta capacidad.
  • Baya de saúco, silicio y vitamina C.
  • Productos homeopáticos.
  • Masajes: para ayudar al sistema linfático.

Todas las fuentes y guías para desvacunarse hablan del daño de estos coadyuvantes, con especial énfasis en el mercurio, el aluminio y el formaldehido. Pero, ¿de dónde vienen tal asunción de su toxicidad? Y sobre todo, ¿nos salva realmente de algo seguir estos consejos?

Los estudios de Schrödinger

Si escuchamos con atención el vídeo vemos que, cuando recomienda la ingesta de cúrcuma (que el propio autor probó, según cuenta) afirma que no existe ninguna evidencia científica que pruebe este efecto protector ante el supuesto daño neurológico del aluminio y el MSG. Algo que se extiende al resto de recomendaciones, porque no existen estudios que demuestren la relación directa de estos "remedios" y su efecto limpiador.

Vacuna

Algo que indican de manera tajante en Science-based medicine, donde abordan el fenómeno "detox" tildándolo directamente de estafa. Resumen que no hay ninguna publicación ni trabajo que determine que haya sustancias detox capaces de eliminar estas supuestas toxinas, ni siquiera las inyecciones de vitaminas o de quelantes "naturales".

La palabra detox de hecho es uno de los principales reclamos de marketing en la actualidad

La palabra detox de hecho es uno de los principales reclamos de marketing en la actualidad. Algo que también explican en la publicación, diferenciando el término médico de detoxificación (como, por ejemplo, la administración de carbono activo) a la estrategia de venta que, con dicha palabra, logran transmitir cierta "base científica" a los productos que en realidad no tienen.

La inmunoprofilaxis: de amiga a enemiga

El origen de las voces que ponen en duda la vacunación se remonta a 1998, cuando el médico Andrew Wakefield publica una investigación en The Lancet tras concluir que había una relación causal entre las vacunas y el desarrollo de autismo. Concretamente se trataba de la vacuna triple vírica (contra las paperas, la rubeola y el sarampión), y aunque la muestra era muy reducida (doce niños) el trabajo tuvo gran repercusión mediática y de hecho las vacunaciones se redujeron en los siguientes diez años (de un 92% a un 85%).

Vacuna

La consecuencia directa de esto, como cabría pensar, es que los casos de las enfermedades contra las que la vacuna protegía se disparasen, y así ocurrió con el sarampión. Pero pese a esto el movimiento, lejos de frenarse, se mantuvo y aumentó ayudado por el hecho de que figuras conocidas como Jim Carrey u Oprah Winfrey se unieron al mismo. De ese modo, la confianza en las vacunas disminuyó no sólo en Estados Unidos, sino a nivel global, con la extensión de la idea de que existía una conspiración entre la industria farmacéutica y los gobiernos.

A la lucha contra las vacunas se sumó la supuesta curación del hijo de Wakefield

Como guinda, Wakefield, autor del estudio y líder del movimiento anunció que su hijo había logrado curarse del autismo, trastorno que se considera incurable por su naturaleza y sobre el que se sigue investigando y trabajando en terapias de mejora. Sin embargo, los médicos que examinaron al niño afirmaron que éste nunca había padecido autismo y que fue un error de diagnóstico.

La OMS también habló

Con respecto a la toxicidad de las vacunas, el fenómeno es tal que de hecho ha supuesto el rebrote a nivel multinacional de enfermedades que se consideraban erradicadas o al menos controladas en mayor medida. Un ejemplo es el caso de Australia, país en el que la vacunación bajó de manera considerable aumentando el riesgo de desarrollar enfermedades como el sarampión o la tos ferina.

Un aumento de los brotes que podemos comprobar de manera visual y a nivel global en este mapa interactivo de Council Foreign Relations. Si avanzamos año a año desde 2008 con el cursor vemos cómo los círculos van aumentando (y en más localizaciones, incluyendo los países con más recursos), destacando los marrones y verdes que corresponden a las enfermedades que comentábamos en el caso de Australia (measles, sarampión, y whooping cough, tos ferina).

Mapa de brotes de enfermedades con prevención por vacunas

Es por ello que a la OMS no le quedase más remedio que reaccionar, y ya en abril de 2013 publicó una serie de falsas sentencias y explicaciones a modo de FAQs con tal de aclarar la información sobre las vacunas e intentar diluir los falsos mitos entorno a la corriente antivacunas. Estos son algunos fragmentos en relación al mercurio y a lo que hemos comentado:

Mito 9: Las vacunas contienen mercurio, que es peligroso. FALSO

Hecho 9: El tiomersal es un compuesto orgánico con mercurio que se añade a algunas vacunas como conservante. Es el conservante más ampliamente utilizado para las vacunas que se suministran en ampollas de dosis múltiples. No hay pruebas científicas que sugieran que la cantidad de tiomersal utilizada en las vacunas entrañe un riesgo para la salud.

Mito 10: Las vacunas causan autismo. FALSO

Hecho 10: Según se pudo determinar, el estudio de 1998 que suscitó inquietud acerca de un posible vínculo entre la vacuna contra el sarampión, la parotiditis y la rubéola, por un lado, y el autismo, por otro, contenía graves irregularidades, por lo que la publicación que lo divulgó lo retiró. Lamentablemente, su divulgación despertó temores que provocaron una disminución en las tasas de inmunización y los subsiguientes brotes de esas enfermedades. No existen pruebas científicas de una relación entre esa vacuna y el autismo o trastornos autistas.

Por tanto, la desvacunación, así como las consecuencias que se achacan a la administración de ciertas vacunas, no tienen el respaldo científico que sí tienen las vacunas, así como otros fármacos importantes para el control de enfermedades infecciosas como los antibióticos, los cuales hay que tomar en los casos absolutamente necesarios (como todo fármaco). Por supuesto, siempre es recomendable llevar un estilo de vida saludable cuidando alimentación y actividad física.

Pero los hábitos saludables también han de extenderse a la información, sobre todo cuando se trata de un asunto que afecta a la salud de todo el planeta con casos tan graves como los de difteria en España. Porque lo que estamos viendo es que la desvacunación no está comprobada, pero la desinformación sí tiene efectos nocivos y globales.

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