Desde la primera prueba nuclear el 15 de julio de 1945, se han realizado más de 2051 pruebas de armas nucleares en todo el mundo. Ninguna otra fuerza personifica el poder destructivo absoluto que la humanidad ha desbloqueado en la forma en que lo han hecho las armas nucleares. Y lo cierto es que las armas se volvieron rápidamente más poderosas en las décadas posteriores a esa primera prueba.
La prueba Trinity de Estados Unidos, el dispositivo probado aquel año, tenía una potencia de 20 kilotones, lo que significa que tenía la fuerza explosiva de 20.000 toneladas de TNT. Aquella explosión vaporizó instantáneamente la torre sobre la que se encontraba y convirtió la arena circundante en vidrio verde, antes de enviar una poderosa ola de calor a través del desierto. En comparación, las estimaciones para la bomba de Hiroshima rondan los 15 kilotones de potencia.
En 20 años y a medida que la Guerra Fría se intensificó, EEUU y la URSS probaron armas nucleares de más de 10 megatones, o 10 millones de toneladas de TNT. Por escala, estas armas eran al menos 500 veces más fuertes que la primera bomba atómica. EEUU y Rusia ahora tienen miles de armas nucleares cada uno. Pero no sólo ellos: China, Francia, el Reino Unido, India, Pakistán, Corea del Norte e Israel también tienen armas nucleares. La actual invasión rusa de Ucrania ha despertado temores de que tales armas nucleares puedan terminar siendo utilizadas.
Un gráfico realizado por Visual Capitalist compara visualmente las 10 explosiones nucleares más grandes de la historia. Documentos del Departamento de Energía de EEUU y el Ministerio de Defensa de la Federación Rusa revelaron muchas explosiones poderosas. Aún así, hay una serie de detonaciones de armas nucleares cuyos rendimientos son inciertos, por lo que solo se incluyen aquellas cuya potencia se conoce. Todas estas explosiones son muchas veces más poderosas que las que se usaron en Hiroshima y Nagasaki al final de la Segunda Guerra Mundial.
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¿Qué sucede en la explosión?
Después de explotar, las bombas nucleares crean bolas de fuego gigantes que generan un destello cegador y una ola de calor abrasador. La bola de fuego engulle el aire circundante y se hace más grande a medida que se eleva como un globo aerostático. A medida que la bola de fuego y el aire caliente ascienden, son aplanados por aire más frío y denso en lo alto de la atmósfera, creando la estructura de "sombrero" de hongo. En la base de la nube, la bola de fuego causa destrucción física al enviar una onda expansiva que se desplaza hacia el exterior a miles de kilómetros por hora.
Una fuerte corriente ascendente de aire y partículas de suciedad a través del centro de la nube forma el "tallo" de la nube en forma de hongo. En la mayoría de las explosiones atómicas, la presión atmosférica cambiante y la condensación del agua crean anillos que rodean la nube, también conocidos como nubes de Wilson. Con el tiempo, la nube de hongo se disipa. Sin embargo, deja una lluvia radiactiva en forma de partículas nucleares, escombros, polvo y cenizas, que causan daños duraderos al medio ambiente local. Debido a que las partículas son livianas, el viento a menudo las distribuyen más allá del lugar de la detonación.
Para poner a escala el tamaño de las explosiones nucleares más grandes de la historia, este Nukemap de Alex Wellerstein, nos ayuda a visualizar el aterrador impacto real de una explosión nuclear. En el mapa, el primer anillo de la explosión es la bola de fuego, seguido del radio de radiación. En el radio rosa, casi todos los edificios están demolidos y las muertes se acercan al 100%. En el radio gris, los edificios más fuertes soportarían la explosión, pero las lesiones son casi universales. En el radio naranja, las personas con la piel expuesta sufrirían quemaduras de tercer grado y los materiales inflamables se incendiarían.
Las explosiones más potentes de la historia
Ivy Mike (1952). En 1952, EEUU detonó el dispositivo Mike, la primera bomba de hidrógeno, como parte de la Operación Ivy. Las bombas de hidrógeno dependen de la fusión nuclear para amplificar sus explosiones, produciendo mucha más energía explosiva que las bombas atómicas que utilizan la fisión nuclear. Con un peso de 63.500 kg, Ivy Mike generó un rendimiento de 10.400 kilotones, equivalente al poder explosivo de 10,4 millones de toneladas de TNT. La explosión fue 700 veces más poderosa que Little Boy, la bomba lanzada sobre Hiroshima en 1945.
Castle Romeo (1954). Fue parte de la serie Operation Castle de pruebas nucleares estadounidenses que se llevaron a cabo en las Islas Marshall. Sorprendentemente, EEUU se estaba quedando sin islas para realizar pruebas, lo que convirtió a Romeo en la primera prueba realizada en una barcaza en el océano. Con 11.000 kilotones, la prueba produjo más del doble de su energía explosiva prevista de 4.000 kilotones.
Prueba soviética # 123 (1961). La prueba #123 fue una de las 57 pruebas realizadas por la Unión Soviética en 1961. La mayoría de estas pruebas se realizaron en el archipiélago de Novaya Zemlya en el noroeste de Rusia. La bomba produjo 12.500 kilotones de energía explosiva, suficiente para vaporizar todo en un radio de 3,5 km.
Castle Yankee (1954). Fue la quinta prueba en la Operación Castle. La explosión marcó la segunda prueba nuclear más poderosa de los EEUU. Produjo 13.500 kilotones, mucho más que el rendimiento previsto de hasta 10.000 kilotones. A los cuatro días de la explosión, sus consecuencias llegaron a la Ciudad de México, aproximadamente a 11.400 kilómetros de distancia.
Castle Bravo (1954). El primero de la serie Castle Operation, se convirtió accidentalmente en la bomba nuclear más poderosa probada por los EEUU. Por un error de diseño, la energía explosiva de la bomba alcanzó los 15.000 kilotones, dos veces y media lo esperado. La nube en forma de hongo subió hasta aproximadamente 40 km.
Como resultado de la prueba, se contaminó un área gigantesca y los habitantes de los atolones cercanos quedaron expuestos a altos niveles de lluvia radiactiva. Se encontraron rastros de la explosión en Australia, India, Japón y Europa.
Pruebas soviéticas #173, #174, #147 (1962). En 1962, la Unión Soviética realizó 78 pruebas nucleares, tres de las cuales produjeron la quinta, cuarta y tercera explosión más poderosa de la historia. Las pruebas n.° 173, n.° 174 y n.° 147 arrojaron cada una alrededor de 20.000 kilotones.
Prueba soviética #219 (1962). La prueba #219 fue una prueba nuclear atmosférica realizada con un misil balístico intercontinental (ICBM), con la explosión de la bomba a una altura de 3,8 km sobre el nivel del mar. Fue la segunda explosión nuclear más poderosa, con un rendimiento de 24.200 kilotones y un radio destructivo de 41 km.
Bomba Zar (1961). Tsar Bomba, también llamado Big Ivan, necesitaba un avión especialmente diseñado porque era demasiado pesado para transportarlo en un avión convencional. La bomba estaba unida a un paracaídas gigante para darle tiempo al avión de volar.
La explosión, que produjo 50.000 kilotones, destruyó una aldea abandonada a 55 kilómetros de distancia y generó un terremoto de magnitud 5 en la región circundante. Inicialmente, fue diseñado como una bomba de 100.000 kilotones, pero la Unión Soviética redujo su rendimiento a la mitad de su potencial. La nube en forma de hongo de Tsar Bomba atravesó la estratosfera para alcanzar una altura de más de 60 km, aproximadamente seis veces la altura de vuelo de un avión comercial.