La unión de Microsoft y Activision encara su etapa crucial: qué sabemos de las turbulencias que afronta

La unión de Microsoft y Activision encara su etapa crucial: qué sabemos de las turbulencias que afronta
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Por cantidad e importancia estratégica, la unión de Microsoft y Activision Blizzard sería una de las grandes operaciones del ruedo tecnológico, ya no del año, sino de la década. La maniobra se cifra en 68.700 millones de dólares, pero sobre todo haría que la multinacional dirigida por Satya Nadella se quedase con uno de los grandes estudios del mundo de los videojuegos, detrás de franquicias del tirón de ‘Call of Duty’ o ‘World of Warcraft’. La enorme envergadura del movimiento hace que otras compañías se posicionen... y los reguladores hayan sacado la lupa para examinarla.

Buena prueba son las turbulencias que parece afrontar el acuerdo en una etapa clave para que la operación se consolide. Esto es lo que sabemos de cómo avanza el culebrón.

Para empezar, un poco de memoria. Para ponernos en contexto, no viene mal recordar la operación. En enero y no mucho después de anunciar la compra de Bethesda por 7.500 millones de dólares, Microsoft dio una de las noticias del año al comunicar su intención de hacerse con Activision Blizzard con un desembolso mayúsculo, de cerca de 68.700 millones. La compañía de Satya Nadella ya avisaba por entonces que se trataba de una “intención” de compra y advertía que para llegar a buen puerto debía superar antes una prueba fundamental: el escrutinio de las autoridades.

Un movimiento estratégico. Aclarado ese punto, la operación resulta desde luego tan voluminosa como estratégica para Microsoft: “Acelera su crecimiento en el negocio de los juegos”, como explica la propia compañía de Redmond, que aspira acceder al talento y las marcas de Activision, con sus exitosas franquicias. Toda una inyección de valor para su Game Pass. La transacción la reforzará en lo más alto del sector de los videojuegos por ingresos, junto a los gigantes Sony y Tencet.

No todo son certezas. La operación también planteaba algunas incógnits importantes: ¿pasarían a ser los próximos juegos e Activision exclusivos para PC y Xbox? Poco después del bombazo, los de Redmond calmaban los ánimos al asegurar que ‘Call of Duty’ y otros títulos populares de Activision seguirán estando disponibles en PlayStation. No era una declaración menor, ni improvisada.

La popular franquicia es crucial para los ingresos de PlayStation. Hace poco Microsoft pasaba de las palabras a los hechos —o las ofertas, al menos— y proponía un acuerdo por 10 años a Sony para que la exitosa saga permanezca en las consolas de PlayStation si la operación llega a cuajar.

Pero… ¿Llegaron a calmarse los ánimos? No del todo. Al menos eso es lo que se ha ido viendo con el paso de los meses. Con la operación bajo escrutinio de las autoridades, Microsoft y Sony se han lanzado de argumentar los pros y contras que tendría la operación y, claro está, los posibles beneficios y perjuicios que —desde la visión de cada uno— tendría para el sector.

Las diferentes posiciones las conocemos gracias a sus declaraciones del mes pasado ante la Autoridad de Mercados y Competencia —CMA, por sus siglas en inglés— del Reino Unido, exposiciones que acaban de publicarse ahora y podemos consultar en detalle.

¿Qué dicen unos y otros? Las conclusiones, obviamente, son diametralmente distintas en función de la parte que escuchemos. Sony está convencida de que el acuerdo perjudicará su capacidad para competir y limitará las opciones de jugadores y desarrolladores. La compañía de Nadella —censura Sony ante las autoridades de la CMA— es “un titán de la tecnología que compra contenidos insustituibles a precios incontestables para inclinar la competencia hacia sí misma”.

Para los de Redmond la situación es bien distinta y es Sony la que, aseguran, actúa de forma interesada para mantener su posición de número uno en el sector. “La sugerencia de que el líder del mercado, Sony, con un poder claro y duradero, podría verse excluido por el más pequeño de los tres competidores de consolas, Xbox, como resultado de perder el acceso a un título, no resulta creíble”, argumenta. El telón de fondo vuelve a ser de nuevo el mismo: ‘Call of Duty’. Microsoft recuerda que ya ha ofrecido que siga disponible para PlayStation y cuestiona que el juego sea tan imprescindible como plantea Sony, con lo que añadirlo al servicio de Xbox no perjudicaría a Sony.

Otras voces en lid. Las de Sony y Microsoft no son las únicas voces que se han escuchado en el proceso. Google, que acaba de decir adiós a Stadia y ha protagonizado su propio culebrón con Epic Games por la comercialización de Fortnite, también se ha posicionado. Según Politico, se opone al acuerdo. Otro actor crucial en el proceso es la propia Activision, que recalca: “Cualquier sugerencia de que la transacción podría tener afectos anticompetitivos es completamente absurda. Esta fusión beneficiará a los jugadores y a la industria del juego de EEUU”. El portavoz de la compañía avanza también que no durará en “luchar para defender la transacción, si resulta necesario”.

Y como broche, el escrutinio de Comercio. He ahí otra de las grandes claves que podría determinar la operación o marcar su evolución a lo largo de los próximos meses. Esta misma semana Politico desvelaba que “es probable” que la Comisión Federal de Comercio (FTC) de EEUU presente una demanda antimonopolio para frenar la compra de Activision. La decisión no estaría tomada, pero el medio estadounidense desliza que la idea estaría sobre la mesa. La razón es el temor a que la compra de Activision dé a Microsoft un impulso perjudicial en el mercado de los videojuegos.

La FTC no tendría por qué dar el paso y tampoco significa que la operación no pueda cuajar, pero sí complicaría y alargaría el proceso, con el riesgo de que la resolución se dirima en los tribunales. En Reino Unido y la UE la operación también se está estudiando, lo que significa que como pronto el trato no se cerrará hasta la primavera. Si el calendario se fuera mucho más allá podría obligar a ambas compañías a volver a sentarse. Las firmas se han dado hasta julio de 2023 para cerrar el pacto, fecha límite a partir de la que deberían decidir: renegociarlo o abandonarlo.

En Xataka: Microsoft quiere ser la Disney del videojuego: la compra de Activision es otro paso para la conquista del sector con Game Pass

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