La pandemia de coronavirus ha cambiado muchas cosas. Una de las que más es, sin duda, el mercado laboral. Desde hace dos años hemos visto resucitar con fuerza conceptos como la jornada laboral de cuatro días, que ya se intentó implantar en términos parecidos en Francia a finales del siglo XX, y tomar un enorme impulso a otros que antes de marzo de 2020 asomaban tímidamente en el horizonte del mañana, como el teletrabajo.
Los profesionales quieren mejoras en sus trabajos que incrementen su bienestar, tanto por arriba (teletrabajo, reducción de jornada sin disminución de sueldo, flexibilidad horaria, jornada intensiva) como por abajo (acabar con la precariedad en sectores como la hostelería o la construcción, como informamos en Xataka). Y la explicación a este nuevo empuje reivindicativo es bien sencilla: no podemos más.
Niveles de estrés históricos. Los trabajadores de todo el mundo están al límite. Según el informe State of the Global Workplace de la consultora de investigación de mercado Gallup, en 2021 se alcanzó una cifra récord de estrés laboral en todo el mundo. Con carácter global, el 44% de los profesionales encuestados aseguraron que sentían altos niveles de estrés a diario. Es decir, casi la mitad de la fuerza laboral del planeta está muy estresada.
Si atendemos a los resultados regionales, Europa mejora levemente ese porcentaje, aunque las cifras distan mucho de ser buenas. El 39% de los encuestados en el Viejo Continente aseguran que sufren altos niveles de estrés a diario. El informe no aporta datos más detallados por países, por lo que no ha sido posible extraer información de España.
Preocupados y tristes. Además del estrés, el informe también ahonda en otros aspectos relacionados con la salud mental y el trabajo. Así, un 37% de los europeos asegura que se siente preocupado a diario por su empleo, por el 40% global, y sólo un 14% asegura que se siente realmente comprometido con su trabajo, por el 21% de media mundial.
En el plano más personal, el 19% de los trabajadores europeos encuestados asegura que se siente enfadado a diario a causa de su empleo, por el 21% a nivel global, y el 21% confiesa que está triste a diario por culpa de su trabajo, por el 23% de media mundial.
De hecho, en una de las preguntas la encuesta pedía a los profesionales que se imaginasen una escalera con 10 escalones en el que el último peldaño representase la mejor vida posible para ellos y el primero la peor, y la media resultante de todos los consultados fue de 4,7. Un suspenso en la satisfacción vital de los europeos que, no obstante, es muy superior al 3,3 global.
Síndrome de burnout. Estos datos están en la línea de otros informes laborales parecidos, como el que presentó Adecco en diciembre de 2021 en el que señalaba que el 40% de los trabajadores españoles y globales habían sufrido burnout, (es decir, cronificación del estrés a causa del trabajo) durante el último año.
Unas cifras que varios profesionales de salud mental consultados por Xataka confirmaron, motivo por el que pedían al Gobierno de España, junto a los sindicatos, que este síndrome, también conocido como ‘del trabajador quemado’, fuese considerado una enfermedad profesional y lo incluyese en el Cuadro de enfermedades profesionales de la Seguridad Social. La Organización Mundial de la Salud (OMS), de hecho, ya lo recoge en su Clasificación Internacional de Enfermedades.
La Covid. El informe de Gallup también señala que el Viejo Continente ha sido, junto a Asia, el territorio que más perjudicado ha visto su bienestar por culpa de la pandemia de coronavirus. En ambas regiones los niveles de bienestar cayeron 5 puntos en 2021 con respecto al año anterior. “Los trabajadores de estas regiones no solo sienten que su vida actual era peor que antes, sino que también se desvanece su esperanza en el futuro”, señala el estudio.
El malestar impulsa la lucha. La pandemia de coronavirus ha provocado, por tanto, mucho malestar, y por razones muy diversas, en una parte muy importante de la población mundial, lo que ha conducido, a su vez, a que muchas personas se replanteen algunos aspectos de su vida, y el trabajo es uno de los principales.
¿Por qué tengo que pasarme dos horas en el metro si puedo trabajar perfectamente desde casa? ¿Por qué tengo que perder dos horas al mediodía en una jornada partida? ¿Por qué tengo que anteponer el empleo a la familia? Y así decenas de preguntas que han conducido a las múltiples luchas abiertas en la actualidad en el mercado laboral, del teletrabajo a la semana laboral de cuatro días, pasando por la flexibilidad horaria, la jornada intensiva o el rechazo de empleos con condiciones precarias, así como a tendencias como la Gran Renuncia o el ghosting laboral.
Imagen | Nubelson Fernandes
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