Y ahora quién compra Twitter: un repaso a todos los posibles candidatos a hacerse con ella si Musk se echa atrás

Y ahora quién compra Twitter: un repaso a todos los posibles candidatos a hacerse con ella si Musk se echa atrás

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Rueda Final

Como dijo un sabio, "el que saca la pistola es para disparar, el que la saca para enseñarla es un parguela". Si entendemos la frase como una metáfora vital sobre mantener el arrojo y asumir sus consecuencias una vez hemos anunciado una decisión, sin connotaciones de gángsters, eso es exactamente lo que se le está reprochando estos días a Elon Musk. Sacó una oferta de 44.000 millones de dólares para comprar Twitter, pero tras monopolizar las conversaciones, se echó atrás escudándose en la alta cantidad de bots y cuentas falsas y de spam que poblan la red social. La oferta, para enseñarla.

En lo que se deshoja la margarita y vemos si Musk quiere o no quiere al pajarillo, podemos elucubrar (también ustedes en los comentarios, anímense) sobre quién podría comprar Twitter en el caso de que Agrawal, su todavía CEO, se quede compuesto y sin comprador. Que empiece el casting.

Microsoft

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Imagen: Microsoft.

Una opción con muchos puntos a favor. La empresa que perdió el tren del smartphone y dejó de monetizar Windows como antaño pivotó para que sus pilares financieros pasaran a ser los entornos corporativos, los servicios online apoyados en su nube y sus propios servicios de nube para terceros, con una pátina de inteligencia artificial tangencial a todos sus productos.

En favor de Microsoft, es una empresa con el suficiente músculo financiero para acometer una opción así, y además está acostumbrada a grandes operaciones. Apple, por ejemplo, solo ha hecho una compra superior a los mil millones de dólares en toda su historia (Beats). Microsoft ha hecho diez, algunas de magnitudes muy superiores, como la de Activision Blizzard por casi 70.000 millones de dólares o la de LinkedIn por 26.000.

En la línea de esa última, la de LinkedIn (que desde su compra ha multiplicado sus ingresos por cuatro en seis años), podría anticipar la de Twitter como forma de ganar influencia global (Twitter no es masiva, pero sí la más influyente, de largo) además de un negocio que poder conectar directamente con otros de sus productos, caso de Xbox para la conectividad social durante el juego, LinkedIn como complemento más profesional o Bing como buscador y gestor de publicidad contextual. No olvidemos que no hace mucho intentó comprar TikTok hasta que el gobierno de Trump dijo "no".

También juega a favor de esta operación el liderazgo de Satya Nadella como CEO, quien tomó las riendas de una Microsoft debilitada tras la etapa de Ballmer y que ha multiplicado su valoración por siete. Con él al mando, Twitter bien podría terminar de enfocarse como una compañía capaz de ofrecer rentabilidad constante y no solo influencia, además de ganar en percepción de profesionalidad y confiabilidad. Porque con él quedó atrás la etapa oscura, de fracaso en fracaso, para multiplicar la empresa por la magia de los días de la semana, las notas musicales y los pecados capitales. Na-de-lla.

Jeff Bezos

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Imagen: Amazon.

Bezos dejó de ser el CEO de Amazon, pero conserva el patrimonio que este cargo le generó, y desde entonces ha aumentado los proyectos en los que se involucra para alimentar sus inquietudes y su motivación por dejar un legado notable. También para ganar cierta influencia, como cuando compró el Washington Post por 250 millones de dólares.

En esa línea, pocas compras podrían disparar su influencia global de un día a otro como la de Twitter. Y de hecho habló públicamente sobre la posibilidad de que Musk lo hiciese, comentando que el gobierno chino podría ganar influencia de hacerse realidad la operación, en referencia velada a los intereses comerciales del CEO de Tesla con este país.

También juega en su favor, por supuesto, el hecho de ser una de las personas más ricas del mundo, con un patrimonio estimado de 150.000 millones de dólares, solo por debajo del propio Musk.

Alphabet

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Imagen: Alphabet.

Una de las empresas con la posibilidad de ofrecer los en torno a 50.000 millones de dólares sobre los que estaría la cantidad necesaria para llevarse el pájaro al agua. De hecho lleva casi dos años facturando más de ese dinero... cada trimestre.

Peculio al margen, tiene el dominio de la industria publicitaria, el grueso de los ingresos de Twitter, algo que debería ayudar a lograr rápidamente un incremento de su facturación hasta niveles que permitan un retorno de lo invertido en un tiempo razonable.

También entraría la cuestión de poder entrar de lleno en la web social, un entorno en el que Google también ha cosechado derrotas, con la única victoria de YouTube si aceptamos pulpo como animal de compañía. Bonus: Sundar Pichai parece más comprometido con las redes sociales que su predecesor, Larry Page. Otra cosa es lo que dijeran los reguladores antimonopolio sobre esta compra.

Disney

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Imagen: Disney.

Algo que viene de lejos. En 2017, Disney quiso añadir una red social a su catálogo de productos, que va desde el merchandising de los muñecos que salen en sus películas hasta la explotación de esas películas en cines, el servicio en streaming que también recibe esos títulos, los cruceros, los parques temáticos o el resort. Sin embargo, en 2019 supimos que Bob Iger, su CEO entonces, rechazó la compra de Twitter por considerarlo un lugar "desagradable".

Hablaba en primera persona, puesto que declaró gustarle usar Twitter para informarse sobre distintos temas, pero argumentó sentir "dolor" al leer las menciones. Eso le hizo descartar la compra, pese a haber recibido la aprobación de su junta. Bienvenido a Twitter.

Tres años después de aquella rajada, esta opción tiene sentido en tanto en cuanto Disney ha ido aumentando su presencia digital y su influencia online, además de que el CEO es otro, Bob Chapek; si bien podría ser una operación demasiado cara: costaría más del 25% de su capitalización bursátil.

Salesforce

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Imagen: Salesforce.

Con una capitalización de mercado similar a la de Disney, tampoco sería una operación sencilla en lo financiero, pero sí tendría encaje en cuanto a producto. Twitter es de todas las redes sociales, excepto LinkedIn, la de mayor encaje en entornos corporativos que necesitan acceso instantáneo a la información y al conocimiento de comunidades de profesionales.

Sus últimas compras han sido también exhibiciones de poderío económico: Slack, Tableau o MuleSoft le costaron 27.700, 15.700 y 6.500 millones de dólares respectivamente. El CEO de Quip, otra empresa que compró hace seis años, Bret Taylor ascendió en la directiva de Salesforce y también es miembro de la junta directiva de Twitter. Concretamente, uno de los pocos que usan esta red de forma habitual. Un buen match.

Softbank

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Imagen: Softbank.

Masayoshi Son anunció hace unos días que Softbank va a recortar entre un 50% y un 75% sus inversiones en startups, sin embargo, Twitter podría acogerse a que ya no es una startup como resquicio para esta operación. En su favor juega que Japón, el país de origen de este conglomerado, tiene una especial querencia por Twitter, algo que podría ayudar como punto de partida para aumentar su rentabilidad empezando por el negocio local.

Softbank también está acostumbrado a las grandes operaciones, desde la mágica inversión en Alibaba que dio la madre de todas las rentabilidades hasta compras como la de ARM en 2016 por 32.000 millones de dólares.

En contra juega el momento de incertidumbre frente a un mercado bajista que ha hundido el valor de muchas empresas tecnológicas, frenado el capital riesgo y esquilmado las criptomonedas. Softbank tiene un recorrido apalancado en este tipo de inversiones, y el momento no es propicio.

PayPal

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Imagen: PayPal.

No hace ni un año estaba dispuesta a gastar 40.000 millones de dólares en comprar Pinterest. La operación no pudo materializarse, pero tenía sentido en la medida en que Pinterest era un lugar orientado a la inspiración... y a las compras online de los productos allí expuestos, algo que PayPal podía aprovechar en forma de barra libre de información transaccional.

Twitter no es un espacio orientado a las compras online, pero podría serlo. De bienes físicos, añadiendo accesos directos a productos comisionados como en Instagram, o virtuales, justo ahora que Twitter integró los NFT. No es una opción principal, pero es una opción.

Oracle

Ellison
Imagen: Oracle.

Su CEO y cofundador, Larry Ellison, fue el principal respaldo financiero de Elon Musk en la oferta de 44.000 millones de dólares. Mil de ellos fueron ofrecidos directamente por Ellison. Si finalmente no fructifica esta operación, su empresa podría tomar su relevo.

Oracle, centrada en productos y servicios en la nube, tendría así otro tentáculo sobre el que obtener ingresos, aunque fuera de su enfoque corporativo habitual.

Otros comodines: Meta, Apple...

Naipes

No hay muchas más opciones de empresas capaces de afrontar una operación así y que tenga un mínimo sentido su encaje en ellas. Bernard Arnault, por ejemplo, es la tercera persona más rica del mundo, con un patrimonio de 130.000 millones de dólares, pero la fuente de sus ganancias es la industria de la moda (con marcas como Sephora o Louis Vuitton), y no parece que su empresa, LVMH, esté por la labor de meterse en Twitter. Bill Gates, el que le sigue en la lista, tampoco parece por la labor de añadirse un dolor de cabeza cuando se ha centrado en la filantropía.

Una de las empresas que sí tienen solvencia y está ya en la industria tecnológica es Apple, cuyo modelo de negocio está en las antípodas del de Twitter. Reniega y dificulta el perfilado publicitario, se centra en el negocio de la venta de dispositivos y los servicios online de pago (donde Twitter ya está presente con Blue, pero de forma tímida y opcional), y además no se prodiga en grandes adquisiciones, suele ir a por empresas mucho más pequeñas y asequibles.

Otra candidata sería Meta, a.k.a. Facebook, Mark Zuckerberg mediante, pero los reguladores ya le consintieron comprar Instagram y WhatsApp para monopolizar las comunicaciones sociales casi mundiales, y suena complicado que le autoricen a comprar Twitter, y más desde que Facebook hace muchas lunas que dejó de ser vista como una empresa agradable y moderna para destilar valores menos aspiracionales. Además, la obsesión de Zuckerberg está en el metaverso, y Twitter supone una escasa palanca para construirlo.

Warren Buffet a través de Berkshire Hathaway es alguien que también podría afrontar una compra así, pero de Buffet sabemos que no aspira a influencias y presencias, sino solo a lo que le suponga perras. El mejor inversor del mundo no encaja afrontando una operación de estas dimensiones para hacerse con un activo que ha perdido dinero en ocho de los últimos doce años. En 2021 superó por primera vez la barrera psicológica de los 5.000 millones de dólares en ingresos... pero dejó pérdidas de 500 millones.

Verizon, que tiene suficiente flujo de caja y ya compró AOL y Yahoo! por 10.000 millones de dólares, es otro candidato, y definitivamente podría salirle mucho mejor esta compra de cara a reforzar su presencia online en lugar de ser una teleco commodity.

Buena suerte llegue quien llegue, Twitter. Tu destino será también el nuestro.

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