Estos días Microsoft nos ha contado muchas cosas. Por ejemplo, que Gears of War: Ultimate Edition ya está disponible para Windows 10, pero que también lo harán otros títulos como 'Forza Motorsport 6: Apex' o 'Quantum Break'. La idea: unificar su plataforma de videojuegos para que los usuarios de PCs con Windows 10 y de la Xbox One puedan compartir experiencias.
Una de las potenciales consecuencias, indicaba en una entrevista Phil Spencer, está en la aparente intención de Microsoft de hacer que la Xbox One acabe teniendo un hardware actualizable. No queda claro cómo quieren plantear esa revolución, pero hay sólidos argumentos para hacerle ver a Microsoft que una consola actualizable no tiene tantas ventajas como nos quieren hacer ver.
Una plataforma universal para dominarlos a todos
Lo debatían recientemente en Ars Technica, donde destacaban cómo Microsoft parece haber vuelto a tener muy en cuenta al PC para el segmento de los videojuegos, algo que sorprendentemente no habían hecho de forma demasiado clara durante años. El PC era para otras cosas, parecían querer decir: si quieres jugar, hazlo en la Xbox One.
Esa vuelta al segmento del PC con lanzamientos como los mencionados tiene una fácil explicación: la convergencia. El lanzamiento el verano pasado de Windows 10 supuso el inicio de una era de unificación para Microsoft, y entre los grandes protagonistas del proceso estaban las aplicaciones universales.
De hecho el propio Spencer destacaba en un evento en San Francisco la semana pasada que "la Universal Windows Platform -que permite desarrollar para el PC, la Xbox, tablets y smartphones- sería base fundamental de su estrategia para los videojuegos". Así pues cuando una habla de aplicaciones universales no solo habla de aplicaciones: también lo hace de juegos.
¿La consola se fusiona con el PC?
Varios han sido los pasos que Microsoft ha dado al respecto. En enero de 2015 anunciaron la aplicación de Xbox para Windows 10 que permitía acceder a muchas de las prestaciones de la consola, pero sobre todo a opciones interesantes. Por ejemplo, meses después aparecería la capacidad de jugar a juegos de la Xbox en un PC con Windows 10.
Luego se produjo la actualización de las Xbox One a Windows 10, con una nueva interfaz que además prometía cambios aún más relevantes en el futuro: la Xbox One no solo podría ejecutar juegos "universales" -'Quantum Break' será un buen primer ejemplo- sino también aplicaciones universales si los desarrolladores las adaptan convenientemente a la consola. Sepencer indicaba hacia dónde llevaba este camino:
En otros ecosistemas obtienes más innovación continua en el hardware de la que ves en consolas, y eso es porque las consolas bloquean la plataforma hardware y software de forma conjunta desde el principio y dirigen sus generaciones durante aproximadamente siete años. Estamos abriendonos la posibilidad a nosotros mismos de desacoplar nuestra plataforma software de la plataforma hardware sobre la que corre.
La idea aquí es curiosa, porque Microsoft parece apuntar a un futuro en el que contaríamos con una consola actualizada cada cierto tiempo. No sabemos si actualizable -dudamos que el usuario llegue a poder meter mano como lo hace en un PC- pero sí que los comentarios apuntan a un futuro en el que la firma irá lanzando versiones mejoradas de la Xbox One con mucha mayor regularidad y con cambios importantes que afectarán al procesador o a la gráfica dedicada.
El uso de la Universal Windows Platform sería la clave de todo el proceso, porque garantizaría que los videojuegos podrían seguir jugándose en todas esas iteraciones de la consola, aunque en unas lo podríamos hacer con mayor nivel de detalle o mayores tasas de refresco, por ejemplo. La consola -que además podría ejecutar aplicaciones universales- podría convertirse de facto en un PC. ¿De verdad queremos eso?
Para los desarrolladores la cosa parece interesante: no tendrán que hacer dos versiones distintas de un mismo videojuego -Windows 10 y Xbox One- y podrán asegurarse de poder exprimir los recursos de estos sistemas con un solo desarrollo que eso sí, podrá adaptarse a DirectX 12 y a esa plataforma UWP. Es lo que han hecho en Turn 10 con 'Forza Motorsport 6: Apex' y parece que ese es el camino para todas las factorías de videojuegos, para los que a priori unificar puede ser buena idea.
¿Tendremos un Windows 10 LIVE en el futuro?
Microsoft ya intentó un acercamiento parecido al que ahora plantea con aquel proyecto 'Games for Windows' y fracasó estrepitosamente, así que habrá que ver cómo lidia con las limitaciones de aquel intento anterior que ahora vuelven a preocupar a algunos desarrolladores.
En Redmond explican que cualquier desarrollador puede crear juegos UWP con las herramientas de desarrollo gratuitas de Microsoft, aunque para vender sus creaciones a través de la Windows Store tendrán que seguir las líneas básicas de esta tienda. Sin embargo hay una preocupación mayor para los usuarios que también afecta a los desarrolladores.
Veremos cómo afecta eso a otro apartado clave del actual segmento de los videojuegos en el PC: hoy en día uno puede jugar online en el PC gratuitamente en casi todos los casos, pero para hacer lo mismo en la Xbox One tienes que pasar por caja y pagar una suscripción anual. Aunque Xbox LIVE tiene cosas fantásticas -soy suscriptor desde hace años- puede que entre las intenciones de Microsoft con esa unificación sea la de crear un Xbox LIVE universal también para usuarios de PCs con Windows 10 que quieran jugar a juegos. Eso probablemente no guste a quienes llevan años jugando online sin tener que asumir esas cuotas.
Lo bueno de las consolas es que no cambian
Ese es el punto clave del debate. Es cierto que las consolas tienen un hardware muy decente cuando salen al mercado, pero también que aprovechar esas prestaciones suele obligar a los desarrolladores a no acertar con el catálogo de juegos inicial. Pasan uno o dos años hasta que comienzan a aparecer títulos que realmente pueden exprimir ese hardware al máximo, y es en ese momento cuando los catálogos de dichas consolas merecen la pena de verdad.
Para ese momento las consolas ya han perdido la batalla de las especificaciones, claro: la PC Master Race es imbatible en ese aspectopor la sencilla razón de que la actualización de componentes es una de las claves de ese segmento, así que procesadores, gráficas, memorias y otros elementos -como monitores y, por qué no decirlo, las inminentes gafas de realidad virtual- plantean una ventaja competitiva importante para los usuarios del PC.
Pero perder esa batalla en particular no significa perder la guerra en todo su ámbito -de hecho los PCs tienen pegas importantes-, y de hecho lo malo de las consolas es también precisamente lo bueno: no cambian, así que los usuarios -y los desarrolladores- siempre saben qué pueden esperar de ellas. Y entre otras cosas, que vayan donde vayan el juego al que jueguen siempre se comportará de una forma consistente y lo podrán disfrutar sin más complicaciones.
Eso, señores de Microsoft, es suficiente razón para dejar a la Xbox One tranquila. Ya tendrán ustedes la oportunidad de cambiar todo lo que quieran en la futura Xbox. ¿No creéis que deberían dejar la consola como está? ¿O pensáis que contar con una consola actualizable tiene sentido?
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