El curso afronta su recta final, y eso significa que llega la época de exámenes. Con la EBAU (o EvAU) a las puertas, muchos estudiantes dicen adiós a toda su vida social para enclaustrarse entre apuntes y libros con el objetivo de aprobar todos los exámenes y pasar de curso u obtener la nota de corte necesaria.
Mark McDaniel, Henry L. Roediger y Peter C. Brown son tres expertos en la psicología del aprendizaje, y autores del libro ‘Make It Stick: The Science of Successful Learning’. Tal y como se cuenta en el podcast de EssayShark, en él, los autores dan algunos consejos para mejorar el proceso de aprendizaje. Algo que, sin duda, te resultara especialmente útil en periodo de exámenes.
Desempolva tus juguetes y úsalos. El primer consejo de los expertos es poner en práctica lo que estás aprendiendo. Recordar y utilizar lo que se está aprendiendo hace que el proceso de aprendizaje sea más fuerte y los conocimientos se afianzan con mas intensidad en el cerebro. Se trata más de comprender lo que se está estudiando, que de aprenderse de memoria los apuntes o el texto del libro.
Por ejemplo, una de las partes más importantes para aprender un nuevo idioma es precisamente usar el vocabulario que aprendes. Eso mismo se aplica a cualquier materia. Puedes aprender todas las palabras del diccionario en esa lengua que, si no las usas ni aprendes en qué contextos se utilizan, las palabras terminarán abandonadas y llenas de polvo como un juguete viejo olvidado en una estantería.
Ponte retos de conocimiento. Leer y releer tus libros o apuntes puede que te saquen del apuro para aprobar un examen inmediato, pero hacerlo no afianzará el aprendizaje de esa materia en tu cerebro. La práctica activa es una forma muy eficiente de recuperar información de la memoria y supera con creces a la simple revisión de textos.
Pon a prueba tus conocimientos simulando exámenes, para comprobar si efectivamente has comprendido bien el tema de estudio. Este enfoque dinámico fortalece el aprendizaje y facilita su recuerdo posterior. Este es un punto en común con el método de estudio del profesor Feynman, y no solo te ayudará a comprobar tus fortalezas, sino que también te ayuda a descubrir qué conceptos tienes que reforzar.
El cerebro se aburre. Evita a toda costa las sesiones monotemáticas de estudio. El cerebro necesita estímulos constantes para motivarlo a aprender, por lo que hacer una maratón de varias horas de estudio sobre una misma materia no es lo ideal.
En su lugar, intercala las materias. Si, por ejemplo, tienes que estudiar matemáticas, historia y química, no dediques una tarde entera a cada materia. Mejor organiza una sesión de estudio en la que estudies un tema de cada una de ellas.
Deja que pase el tiempo y recupera tus conocimientos. De la misma forma que los músculos se ejercitan a base de repeticiones de movimiento, el cerebro agiliza el proceso de recuperación del conocimiento, accediendo a él asiduamente. Obviamente, si haces un examen el día después de estudiar un tema, lo vas a recordar. Pero, ¿y dentro de dos meses?
Hacer ese ejercicio de recuperación de los conocimientos previene la saturación de conceptos cuando tratas de estudiártelo todo en el último momento, y afianza el aprendizaje en la memoria a largo plazo.
El superpoder de la escritura. Escribir a mano supone toda una gimnasia para el cerebro, ya que no solo se limita a sintetizar los conceptos para convertirlos en lenguaje comprensible. Según investigaciones de la Universidad Noruega de Ciencia y Tecnología publicadas en un estudio, en el proceso de escribir a mano se despliegan las conexiones motoras y cognitivas. En este proceso se activan funciones de creatividad, mejora de la concentración y de la memoria.
Eso hace que lo que escribes a mano se retenga de forma más eficaz en tu cerebro que si lo escribes con un teclado o con cualquier otro método digital.
Menos café y más dormir. En temporada de exámenes, las aulas de estudio y las bibliotecas parecen el set de grabación de un episodio de Walking dead, con caras demacradas por la falta de sueño que se arrastran a la cafetería a por un café que les mantenga despierto. Gran error.
Según investigaciones de la Escuela de Enfermería Frances Payne Bolton de Cleveland, el cerebro se regenera durmiendo, por lo que privarle de ese descanso resulta contraproducente a la hora de estudiar. El descanso ayuda a consolidar los conocimientos y mejora la capacidad de memoria a largo plazo, permitiendo acceder más rápidamente a los temas aprendidos.
Dado que el cerebro mejora su rendimiento para el aprendizaje cuando se encuentra descansado, los expertos recomiendan aprovechar las primeras horas de estudio para abordar los temas más complicados.
En Xataka | Sabemos que descansar mejora la productividad. Y la pausa para el café en el trabajo es el mejor ejemplo
Imagen | Unsplash (Siora Photography)