China está atravesando una explosión (nunca mejor dicho) inmobiliaria que está llevando a reestructurar algunas de sus ciudades, concretamente aquellas que tienen potencial de crecimiento gracias a su ubicación y el aumento en la oferta de trabajo y servicios.
Dentro de la ciudad de Zhengzhou, capital de la provincia china de Henan, se encuentra (o encontraba en este caso) el barrio de Chenzhai, que era el más grande en extension y población. Por lo anterior se ganó el apodo de mini-Hong Kong. Pues este barrio ha sido demolido para dar paso a un nuevo planteamiento en la ciudad.
Llegó el momento de rejuvenecer (la plusvalía)
Chenzhai fue por años un punto para los jóvenes pudieran vivir mientras estudiaban y comenzaban sus carreras. Era considerada una comunidad transitoria donde había pocas familias y los habitantes estaban por ciertas temporadas. Los alquileres eran económicos, así como la comida y los servicios, sin embargo, el crecimiento era nulo al no haber opciones profesionales.
Esto llevó a que el gobierno de Zhengzhou replanteara la situación de Chenzhai, por lo que a inicios de 2016 autorizaron terminar con todo el barrio, literalmente. Es así como durante todo el 2016 se inició con un ambicioso programa de reubicación a los actuales habitantes, esto con el objetivo de desalojar toda la zona para empezar desde cero.
El gobierno decidió derrumbar todos los edificios de apartamentos y rascacielos ya que muchos de ellos se fueron descuidando con el tiempo, alojando así varios problemas de desgaste que ponían en riesgo la seguridad de los habitantes, además de que las bajas condiciones de higiene crearon una zona ideal para el desarrollo de enfermedades.
Desde mayo de 2016 se empezó con la demolición de edificios, convirtiéndose en el proyecto más grande en este tipo en toda China, y el cual dará paso a un zona residencial con mejor planificación, espacios abiertos, zonas verdes, centros de entreteniendo y comerciales, con los que se buscará impulsar la economía del lugar.
Bajo este proyecto, el pasado 23 de enero de 2017 se llevó a cabo la demolición controlada más grande en la historia de China, la cual consistió en derrumbar 36 edificios, entre rascacielos y bloques de apartamentos, con 2,5 toneladas de dinamita en sólo 20 segundos. Una acontecimiento que fue grabado en vídeo y que ahora es mostrado por primera vez.
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