¿Cuántas veces podríamos dar la vuelta a la Tierra con las carreteras que hay hoy construidas?

¿Cuántas veces podríamos dar la vuelta a la Tierra con las carreteras que hay hoy construidas?
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La vía pavimentada: el colmo de la civilización. Desde que el tiempo es tiempo, el ser humano ha tratado de dominar su entorno. A menudo, lo ha hecho con vías y caminos, favoreciendo el transporte, el intercambio y el comercio. Las carreteras son parte intrínseca del desarrollo de la humanidad, y nunca antes como ahora se han construido tantas y en tantos lugares. En Occidente, pocos lugares restan inaccesibles al vehículo a motor. En los países en desarrollo, la tendencia es la misma. Hay muchas carreteras.

¿Cuántas exactamente? Según datos de The World Factbook, desarrollado por la CIA, las arterias terrestres del mundo suman en total más de 64 millones de kilómetros. La tendencia sólo puede ser al alza: se calcula que en los próximos treinta y cinco años la cifra aumentará hasta casi los 90 millones de kilómetros, regando de tierra pisada, cemento y asfalto selvas tropicales, desiertos y otros parajes sin conquistar. Hay tantas carreteras, y aún habrá más, que sólo con las de un país normal podríamos dar la vuelta al mundo una vez.

¿Pero cuántas vueltas al ecuador nos permitirían dar 64 millones de kilómetros?

1.604 vueltas al mundo en coche

El cálculo es sencillo. En 2013, el ser humano había construido 64.285.009 kilómetros a lo largo de todo el mundo. El ecuador de la Tierra, por su parte, mide 40.075 kilómetros. Si juntáramos todas las carreteras existentes y las encadenáramos a lo largo del ecuador, podríamos rodear la tierra alrededor de 1.604 veces.

La cifra es alta, de modo que sirve de utilidad poner algo de perspectiva. Por ejemplo, aquel más cercano a cubrir exactamente una vez el ecuador de la Tierra es Bulgaria, con 40.231 kilómetros de carreteras. Le siguen de cerca Chad, con aproximadamente 40.000 kilómetros de vías accesibles, y Zambia, con 40.454 kilómetros. Merece la pena anotar que Chad es uno de los países menos desarrollados y más pobres del mundo, y que sólo sus carreteras se prolongan casi tanto como el ecuador, aunque no todas están pavimentadas.

En los países occidentales, las cifras aumentan de forma exponencial. España, por ejemplo, cuenta con 683.175 kilómetros de carreteras (incluyendo autopistas, autovías, nacionales, regionales, comarcales, etcétera: la red al completo), suficientes para girar alrededor de la Tierra 17 veces. Tenemos bastantes carreteras en proporción, por cierto: en 2014 éramos el undécimo estado con más kilómetros construidos, superando a países más grandes en dimensiones como México, Argentina o Ucrania.

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Hemos construido suficientes carreteras como para dar la vuelta al mundo más de 1.600 veces. (Imagen: simone pittaluga)

El líder mundial es, claro, Estados Unidos, seguido de cerca por otros cuatro gigantes. El top 10 es el siguiente.

País

Kilómetros de carreteras

Vueltas al mundo

Estados Unidos

6.586.610

164

India

4.865.000

121

China

4.460.000

111

Brasil

1.751.868

43

Rusia

1.396.000

34

Japón

1.215.000

30

Canadá

1.042.300

26

Francia

1.028.446

25

Australia

823.217

20

Sudáfrica

747.014

18

De forma paralela, tenemos otros tantos millones de kilómetros de vías férreas, aunque considerablemente menos en comparación: sólo 1.370.782. Suficientes para dar la vuelta al mundo 34 veces, eso sí (de un modo medioambientalmente más sostenible, dicho sea de paso). Lidera, una vez más, Estados Unidos.

Podremos dar más vueltas, podría ser un problema

Porque la infraestructura que estamos construyendo, como se explica en The Guardian, es cada vez más invasiva con espacios naturales de alto valor ecológico. Los países del tercer mundo, no es ningún secreto, están creciendo más que nunca: poco a poco, tienen más recursos, vertebran su territorio con nuevas carreteras y explotan sus recursos hídricos, a menudo abundantes, con más presas. Todo ello, la capacidad de llegar a donde no se llegaba antes, choca frontalmente con la conservación del medio ambiente.

En Brasil, por ejemplo, la construcción de alrededor de 300 presas de mayor o menor tamaño en pleno Amazonas podría aumentar de forma dramática la deforestación. Tal y como explican en The Conversation, sólo lo planificado sobre la cuenca del río Tapajós podría evaporar más de un millón de hectáreas de selva. Sucede algo parecido con las numerosas carreteras edificadas a lo largo del Amazonas, a menudo destinadas para explotaciones madereras y papeleras. Algo parecido pasa en el Mekong o en el Congo.

Sao Manuel
La cuenca del Amazonas se está llenando de presas que podrían deforestar, dada la planicie de la región, millones de hectáreas. En la imagen, observamos las obras de la presa São Manoel. (Imagen: International Rivers)

El 90% de las nuevas carreteras del mundo, proyectadas hasta 2050, se construirán en países en vías de desarrollo. Como es lógico, los proyectos están destinados a favorecer la conexión entre regiones y a vertebrar económicamente sus territorios, tal y como hicieron los países occidentales. En el camino, y por aquí aparecen las preocupaciones de los ecologistas, se pierden especies naturales y parajes únicos: mientras el Congo se llena de carreteras, dos tercios de la población de elefantes selváticos se pierde.

Lo mismo vale para Nepal y sus tigres de bengala e Indonesia y sus orangutanes.

Al otro lado del tablero, organizaciones como la OCDE analizan de forma positiva la inversión en infraestructuras. Su anterior carencia, o el pobre mantenimiento de su red y construcciones, se considera uno de los principales problemas a la hora de favorecer oportunidades económicas y de desarrollo, vitales en países que requieren de inversión y mejoras para seguir creciendo. La respuesta, posiblemente, se halle en la articulación de inversiones que respeten el medio. Un puzzle, como siempre, de complicado ensamblaje.


Imagen | hoher

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