Hasta el momento, los científicos lo tenían bastante claro. Los llamados "jupíteres calientes", los exoplanetas de masa similar a la de Júpiter con órbitas asombrosamente cercanas a sus estrellas madres, tenían su punto más caliente en el lugar más cercano al cuerpo celeste anfitrión o, en algunos casos, un poco más al este si en ellos se dan vientos fuertes.
Sin embargo, en el planeta extrasolar CoRoT-2b ese punto no se encuentra donde esperaban. Ni está justo en el área más cercana a la estrella, CoRoT-2, ni ligeramente al este, hacia donde se supone que deberían ir las corrientes de aire. Está al oeste y eso es algo que desafía la comprensión científica de los muchos planetas de este tipo que se encuentran más allá de nuestro sistema solar.
No se sabe por qué está caliente en un punto 'equivocado'
Teniendo en cuenta que esta clase de exoplanetas tienen un hemisferio permanentemente iluminado y otro permanentemente a oscuras, resulta natural pensar que el lado alumbrado se calienta más que el otro. Y concretamente, que el punto más cercano a la estrella madre sea el más caliente. Aunque si se dan fuertes vientos, que como comentábamos antes soplan hacia el este, es probable que esa localización se sitúe ligeramente desplazada hacia ese punto cardinal.
Así se creía en base a observaciones y teorías, pero un equipo de investigación liderado por astrónomos del McGill University's McGill Space Institute (MSI) y el Institute for Research on Exoplanets (iREx) de Montreal, Canadá, ha cuestionado estos planteamientos con su desconcertante descubrimiento. El hallazgo, publicado en la revista Nature Astronomy, ha sido posible gracias al telescopio espacial Spitzer de la NASA.
Hemos estudiado otros nueve planetas gigantescos que orbitan en órbita cerca de su estrella. En todos los casos, han tenido vientos soplando hacia el este, como la teoría podría predecir. Pero ahora, la naturaleza nos ha lanzado una bola curva. En este planeta, el viento sopla en la dirección equivocada.
Nicolas Cowan, astrónomo de McGill, coautor del estudio, investigador de MSI e iREx y responsable de la cita, confía en que la observación de este planeta sirva para avanzar en la comprensión de sus iguales. "Ya que a menudo son las excepciones las que prueban la regla", asegura, "esperamos que el estudio de este planeta nos ayude a entender lo que hace que los 'jupíteres calientes' marquen la diferencia". Porque ahora mismo, tras el descubrimiento, no tienen certeza sobre lo que sucede exactamente.
Tres posibles explicaciones que plantean nuevas preguntas
CoRoT-2b, descubierto hace una década, está a 930 años luz de la Tierra y posee otra rareza que intriga a los científicos: un desconcertante espectro de emisiones de luz desde su superficie. "Ambos factores sugieren que algo inusual está sucediendo en la atmósfera de este 'júpiter caliente'", sostiene la autora principal del estudio, Lisa Dang.
Es por eso que para la situación equivocada del punto más caliente del exoplaneta, los investigadores ofrecen tres posibles explicaciones. Aunque las tres, a su vez, plantean nuevas preguntas.
La primera de las explicaciones la daría que el planeta pudiese estar girando de forma tan lenta que una rotación lleve más tiempo que una órbita completa de su estrella. En estas circunstancias, se podrían dar vientos que soplasen hacia el oeste, de ahí que la desviación del punto más caliente estuviese justo al otro lado de donde debería. El problema es que esta solución iría contra las teorías sobre la interacción gravitacional entre un planeta y una estrella con distancias mínimas.
Que la atmósfera de CoRoT-2b pudiese estar afectando a su campo magnético modificando el patrón de las corrientes de aire podría ser una segunda explicación. Y que grandes nubes cubriesen su lado este pudiendo hacer que pareciese más oscuro, la tercera. Pero esto no encajaría con los modelos existentes de circulación atmosférica en estos planetas también llamados pegasianos.
En cualquiera de los casos, Dang asegura que necesitarán mejores datos para arrojar luz sobre estas cuestiones sobrevenidas. Por fortuna para el conocimiento del universo, el telescopio espacial James Webb debería ser capaz de disipar estas dudas. El sucesor del Hubbel y del Spitzer, cuyo lanzamiento se prevé para el 2019, "debería proporcionarnos datos exquisitos como nunca antes" según la investigadora.
Imagen | Aldaron (CC BY-SA 3.0) En Xataka | Ocho misterios espaciales no resueltos (y uno que dejó de serlo hace poco)
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