La mayor parte de España prohíbe o desaconseja los parques eólicos a menos de 500 metros de núcleos habitados. Algunas comunidades han empezado a empujar el mínimo hacia un límite mucho más restrictivo.
El caso de Galicia. A finales de 2021, la Xunta de Galicia incrementó la distancia mínima de las turbinas eólicas a los núcleos urbanos. Era de 500 metros y pasó a ser cinco veces la altura total del aerogenerador (buje más pala), con el objetivo de reducir su impacto visual.
El cambio respondía a las quejas de plataformas vecinales como "Salvemos a Comarca de Ordes", que argumentaban que el límite anterior de 500 metros se había establecido hacía más de dos décadas, cuando las turbinas eran mucho más pequeñas.
De 500 a 1.000 metros. Con la nueva normativa, proyectos que ya habían sido autorizados en Galicia, como el parque eólico de Vila de Cruces, en Pontevedra, han quedado suspendidos al no cumplir con la distancia mínima.
En Galicia, un aerogenerador que mide 200 metros desde el suelo tiene que instalarse al menos a 1 km de las casas más cercanas. Ese es también el límite que fija la Comunidad Valenciana hasta sus áreas protegidas.
Castilla y León aprobó en 2022 un decreto que regula la ubicación de nuevos parques eólicos y solares, prohibiéndolos a menos de 500 metros de áreas de interés cultural, menos de 1.000 metros de núcleos urbanos y cualquier zona regable o crítica para especies protegidas.
Polonia hace el recorrido contrario. El gobierno polaco introdujo en 2016 una distancia mínima entre turbinas eólicas y viviendas de 10 veces la altura del aerogenerador, lo que en la práctica descartaba la instalación de nuevos parques eólicos terrestres en el 98% del país.
El límite se revirtió luego a 700 metros y hace unos días a 500, lo que significa que el 4% del territorio polaco estará ahora disponible para proyectos eólicos. Con el cambio, Polonia espera alcanzar una capacidad instalada de 41 GW.
Francia rechazó aumentar la distacia. Hace unos años, el parlamento francés votó en contra de cambiar la distancia mínima a los aerogeneradores de 500 a 1.000 metros. La razón: el 85% del territorio francés habría quedado fuera de los requisitos para nuevas instalaciones de proyectos eólicos.
Una región alemana eliminó el mínimo. Alemania tiene una de las normativas más restrictivas de Europa: las turbinas deben estar a un mínimo de 1.000 metros de cualquier edificio habitado, lo que a la región más poblada del país, Renania del Norte-Westfalia, le impedía aprobar grandes proyectos.
El problema fue solucionado por una coalición entre los demócratas cristianos de la CDU y el Partido Verde alemán. Renania del Norte-Westfalia eliminó por completo la distancia mínima dentro de sus fronteras y reservó el 1,8% de su superficie a la instalación de parques eólicos.
Razones a favor y en contra de ampliar la distancia. Las razones que se suelen esgrimir a favor de ampliar la distancia mínima a los aerogeneradores son el impacto visual, el paisaje rural transformado, la limitación de zonas de ganadería y agricultura y el impacto en la fauna local (especialmente, las aves).
Las razones en contra de hacerlo son acelerar la transición energética, los ingresos por el uso de los terrenos y el aporte de las renovables al PIB. En España, la energía eólica representa el 22% del mix energético.
Imagen | Iberdrola
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