A Amazon se le atraganta el reparto autónomo: paraliza su ambicioso robot Scout en plena caída de ventas

A Amazon se le atraganta el reparto autónomo: paraliza su ambicioso robot Scout en plena caída de ventas
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No hay sueños pequeños, ni sencillos. Amazon lo está comprobando con una de sus grandes aspiraciones, el envío automatizado de paquetes a través de robots autónomos, capaces de eliminar a los repartidores de la ecuación, agilizar procesos y ganar eficiencia. Aunque apunta ya a finales de este año para el impulso del servicio en EEUU, su división con drones Prime Air acumula retraso y una inversión milmillonaria que ha puesto a prueba incluso la paciencia de sus directivos.

La cosa no va mucho mejor con su principal iniciativa para el reparto autónomo por tierra. Los de Seattle acaban de anunciar que aparcan el proyecto del robot de entrega Scout.

Scout, a la cochera. Eso es básicamente lo que acaba de anunciar Amazon. Como avanza Bloomberg, la multinacional ha decidido cancelar las pruebas con su robot de entrega a domicilio Scout y reubicar al equipo técnico que lo impulsaba. En el proyecto trabajaban más de 400 personas a nivel mundial. Que dé un paso atrás con Scout no significa, eso sí, que arroje la toalla. Bloomberg asegura que mantendrá un equipo mínimo centrado en las posibilidades de un robot autónomo.

¿Qué es exactamente eso de Scout? El sueño de Amazon de repartir paquetes a domicilio con pequeños robots autónomos similares a neveras portátiles dotadas de ruedas. Tras una primera fase, la multinacional empezó a experimentar con el dispositivo en aceras de áreas suburbanas de Seatlle en 2019 y más tarde planteó expandirlas al sur de California, Georgia y Tennessee.

La idea era que la máquina se moviese por pequeños vecindarios, llegase a un domicilio con su carga y se abriese para que el cliente pudiera retirarla, todo mediante un mecanismo con baterías que, señalaba la firma, reduciría las emisiones contaminantes. En 2019 la compañía llegó a anunciar que habría media docena de Scout cubriendo entregas en el condado de Snohomish, Washington.

¿Y por qué da un paso atrás ahora? Los de Seattle alegan una simple cuestión de aprendizaje. Sencillamente, Scout no parecía estar apuntando en la dirección adecuada. “Durante nuestra prueba limitada para Scout trabajamos para desarrollar una experiencia de entrega única, pero aprendimos a través de los comentarios que había aspectos del programa que no satisfacían las necesidades de los clientes”, señala un portavoz de Amazon a The Register: “Como resultado, estamos finalizando nuestras pruebas de campo y reorientando el programa”. La compañía no va más allá, pero hay quien apunta a una cuestión de logística o la competencia del servicio postal en EEUU.

El contexto, clave. El anuncio de que Scout echa el freno llega sin embargo en un escenario muy concreto para el sector del comercio electrónico —y, por supuesto, la propia Amazon—, marcado por la desaceleración en el crecimiento de las ventas. Tras el boom del ecommerce que marcó el inicio de la crisis sanitaria, el escenario post-pandemia se está dejando sentir en el sector.

Hace días The Objective publicaba que durante el primer semestre del año Amazon redujo alrededor de un 35% sus ventas de comercio electrónico en España, descenso que habría sido especialmente acusado a lo largo del primer trimestre. No es la única información que apunta en esa dirección. El escenario que dejan el fin de los confinamientos y restricciones a la movilidad, que dieron alas en su día al sector del ecommerce, también estaría llevando a la multinacional a buscar estrategias para adaptar su potente músculo logístico, una decisión que afecta también a España.

El reflejo en Scout. Aunque también recoge las declaraciones de Amazon sobre las pruebas de campo, Bloomberg vincula la cancelación del proyecto con el complejo contexto económico. La decisión, abunda, sería un movimiento para adaptarse a la desaceleración en el crecimiento de las ventas. En septiembre la consultora MWPVL International apuntaba que la empresa ha cancelado o retrasado sus planes para abrir decenas de almacenes repartidos por Estados Unidos.

El reto de los repartos autónomos. Lo cierto es que Scout no es el primer intento de Amazon de poner en marcha el reparto de paquetes con robots autónomos. Tampoco el único que le ha dado dolores de cabeza. El gigante del ecommerce anunció en 2013 sus planes de realizar entregas con drones, algo que entonces veía factible en un horizonte de solo cinco años. Casi una década después el balance del bautizado como Prime Air queda lejos de aquel optimismo inicial.

Pese a los años de pruebas y la más que considerable inversión que le ha dedicado a lo largo de todo este tiempo Amazon —más de 2.000 millones de dólares—, la compañía todavía no ha logrado implantar de forma generalizada el servicio. El sistema presentaría ventajas relevantes, pero también obliga a hacer frente a un reto de calado: la seguridad de sus operaciones en áreas habitadas.

Ir más allá de las pruebas piloto. Este verano Amazon aseguraba que a finales de 2022 quiere implantar el servicio en Lockeford, California, y expandirlo por College Station, Texas. A mediados de agosto la compañía incidía en sus planes para ambas localidades, que responden en cualquier caso a un perfil de pequeña o mediana población, con menos de 150.000 habitantes.

Su objetivo es en cualquier caso claro: ir de una vez por todas más allá de las pruebas piloto y experimentales a las que ha limitado hasta ahora. Amazon no es la única que trabaja en cualquier caso en esa dirección. El delivery con robots ha atraído también a firmas como Walmart, Alphabet o UPS. También a Alibaba, que ya está probando su flota de robots con un concepto similar a Scout.

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