Motorola Moto X: nuestra experiencia tras un mes de uso

Motorola Moto X: nuestra experiencia tras un mes de uso
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Todavía recuerdo la primera vez que probé el nuevo Motorola Moto X. Fue en IFA y las sensaciones que me transmitió en Berlín fueron muy buenas. Acabados de muchísima calidad, cómodo en mano y con una pantalla AMOLED acertada. Tenía todo para convertirse en uno de los mejores del año.

Tras publicar nuestro análisis en Xataka, decidí darle una oportunidad y convertirlo en mi móvil durante un mes. Ahora es el momento de contarnos nuestra experiencia con él y cómo se comporta en el día a día.

Un mes de uso en vídeo

Antes de comenzar a contaros nuestra experiencia con el nuevo Motorola Moto X, os lo contamos en vídeo.

Diseño, la curva de Motorola y su comodidad

Cuando nos fijamos en un móvil por primera vez prestamos mucha atención a si es grueso o fino, pesado o ligero. Datos que sobre el papel nos ayudan a orientarnos y donde solemos primar ciertos valores sobre otros. Motorola con su Moto X no es el más fino de su categoría y es una guerra en la que no ha decidido entrar.

Esto de primeras puede suponer un problema pero cuando lo tenemos en mano nos olvidamos de todo eso. Su curvatura en la parte trasera hace que sea cómodo en mano, algo que junto a la proporción entre el tamaño y el peso hace que gane muchos enteros y hace que lo queramos tener siempre con nosotros.

Moto X Trasera

Otro detalle en el que nos fijamos al principio son los materiales. Es importante, sí, pero en el día a día que utilice plástico o metal se reduce a términos estéticos. En esta segunda generación del Moto X nos encontramos con un marco metálico que le da mucho empaque al dispositivo.

Tras un mes de uso su papel es algo secundario y si bien es cierto que sirve para subrayar su condición de terminal tope de gama lo único que seguiremos notando es el tacto cuando lo tengamos en mano. Hablando del metal, había algunos detalles que al principio no me convencían, como el diseño y el tacto de los altavoces frontales del terminal pero con el paso del tiempo te olvidas de esa sensación y al final descubres que funciona bien y no te fijas tanto en ese detalle.

En todo este mes, cada vez que sacaba el móvil del bolsillo la sensación que me transmitía en mano era soberbia. Tenía conmigo un terminal tope de gama pero que ante todo era funcional. Cómodo, bien proporcionado de peso, me encantaba toquetearlo. Aquí Motorola dio en la clave y al final los pequeños detalles que no me convencían se iban diluyendo. Lo primero es lo primero y ahí funcionaba muy bien.

Pantalla, AMOLED vuelve a ser una opción

Los paneles AMOLED siempre me han creado sensaciones enfrentadas. De primeras los colores más vibrantes y saturados convencen pero en muchos casos, cuando giramos un poco la pantalla, notamos que los blancos se muestran muy azulados. Con el tiempo han mejorado y este año tenemos algunos grandes representantes con esta tecnología, entre ellos el Moto X de Motorola.

5,2 pulgadas, resolución Full HD, la combinación nos deja una densidad de 424 píxeles por pulgada. Motorola ha sabido mantener un buen compromiso entre las virtudes de AMOLED y su gran talón de Aquiles: mostrar un blanco veraz. Suficiente luminancia para verlo en exteriores, aunque a veces el cristal frontal genera demasiados reflejos.

Moto X Diseño Relieve Y Pantalla

Como en el apartado del diseño, ocurre algo parecido con la pantalla: nos incita a usar el terminal y disfrutar de él. Bien para el uso cotidiano y también para sacarle provecho con juegos y contenido en vídeo. Además, al ser AMOLED y poder sacarle provecho para las notificaciones de bajo consumo es un punto diferencial que además es útil.

Sacamos el móvil, la pantalla ilumina solo la hora y un par de iconos para avisarnos de qué tenemos esperándonos. Una función muy útil ya que nos ahorra tiempo cuando nos suena o vibra el terminal y no sabemos qué ha sido. En función del icono nos podemos hacer una ligera idea y elegir si decidido encenderla por completo o bien dejarlo para más tarde.

Rendimiento, un viejo conocido

Si algo ha demostrado la gama alta de smartphones Android es que las diferencias en rendimiento son muy sutiles. Al final la apuesta de los principales fabricantes se basa en el mismo SoC y por tanto la experiencia de uso de un dispositivo a otro varía muy poco.

Aquí el Moto X presenta pocas sorpresas tras un mes de uso. Su Snapdragon 801 cumple con nota, como lo han hecho otros muchos smartphones que han apostado por este procesador. Rápido, fluido, en el día a día ofrece lo que promete y a su favor tiene algunos pequeños valores diferenciales en la parte de software de la que más tarde hablaremos.

Moto X Con Caja

En este mes de uso no hemos encontrado fallos importantes y salvo algún cierre forzado de alguna aplicación no se le puede achacar nada a una fórmula que ha demostrado en muchas ocasiones que funciona muy bien. La única decepción la encontramos en la autonomía.

La dependencia con Qualcomm ha unificado tanto la experiencia de uso en la gama alta que las diferencias son mínimas.

Haber aumentado un poco más el tamaño del dispositivo, apostar por una batería soldada y por no tener el móvil más fino nos hizo pensar que la batería iba a dar la nota. Sin embargo, sus 2.300 mAh saben a poco sobre el papel y en la experiencia diaria son insuficientes.

¿Aguanta un día? Depende de cómo lo usemos pero en varias ocasiones me ha tocado recurrir a un cargador o una batería externa para llegar por la noche y no quedarme con el Moto X agotado. Bien sea porque la antena tiene que usar más potencia para funcionar, usar el móviles en interiores a veces tiene un precio muy alto, o bien porque he tenido que usarlo por encima de las cinco horas de pantalla encendida.

Suena exigente pero en Android si queremos un tope de gama con garantías de autonomía los 3.000 mAh son el punto de partida. Aquí esperaba un poco más de Motorola y siendo un aspecto tan crítico hace que la sensación con el terminal sea agridulce. Quiero tenerlo en mano y usarlo pero sabiendo que la batería va durar poco, hace que me lo piense un poco. Hay que priorizar.

Software, a la última y con pocos adornos

En la parte de software ya conocemos la filosofía de Motorola: actualizaciones rápidas y pocas aplicaciones propias de serie. La combinación es buena, Lollipop ya está llegando y las pocas apps que trae el Moto X son útiles, aunque solo al principio.

El asistente de copias de seguridad es útil pero Android ha evolucionado lo suficiente como para gestionar esto con la misma eficacia o más. De hecho, si venimos de otro dispositivo con el sistema operativo de Google la transición en cualquier caso es muy sutil y no presenta problemas.

Lo más destacado en este aspecto es poder disfrutar de Android sin capas de software. Han pasado muchos años y todavía ningún fabricante ha hecho plantearme sus interfaces como alternativas a la experiencia “pura”. Demasiado recargadas, bastante lejos de lo que Google quiere buscar como experiencia en su plataforma. Ninguna me convence y al final siempre busco lo más parecido que puedo conseguir a los cánones del sistema.

Actualizaciones frecuentes y no tener que estar atados a una capa de software que no aporta ningún valor son motivos de peso para fijarse en el Motorola Moto X.

Tener actualizaciones frecuentes es un punto a tener en cuenta, no solo por las pequeñas revisiones puntuales sino por los grandes cambios, como la transición que estamos viviendo ahora de KitKat a Lollipop.

Motorola tenemos un problema con la cámara

Motorola sigue teniendo una asignatura pendiente con la cámara y aunque sus 13 megapíxeles con autofoco y ese singular flash LED nos animan a pensar que vamos a conseguir buenos resultados, la realidad es que todavía tienen mucho que mejorar en este apartado.

La calidad resulta insuficiente para un terminal tope de gama. En buenas condiciones de luz capta imágenes magníficas pero en cuanto se lo empezamos a poner un poco más complicado vemos que, efectivamente, no da la nota. De primeras hace que sea un poco atractivo pero en el día a día no anima a sacar el móvil y hacer fotos.

Interfaz Camara Moto X

Tras hacer unas pocas sabemos que el resultado en muchos casos no va a ser del todo bueno y solo vamos a sacarle provecho en las situaciones más cómodas para el sensor. El flash LED es potente y sirve de relleno en situaciones con poca luz pero tanto en interiores como en situaciones con poca luz, el resultado es decepcionante.

Teniendo en cuenta que cada vez más fabricantes apuestan por tener un sensor de garantías, Motorola aquí se ha quedado descolgada en la gama alta. Hay grandes representantes como el iPhone 6, el Sony Xperia Z3 o el Samsung Galaxy Note 4 que han demostrado este año ser las principales referencias. Es cierto que hay otros tope de gama que flaquean un poco en este apartado, véase el One Plus One, pero la diferencia de precio entre ambos modelos es significativa: 200 euros.

Conclusiones tras un mes de uso

Con el Moto X original, Motorola nos prometió un tope de gama que finalmente no fue así. La segunda generación les ha servido para redimirse y convertirse en un miembros más de la zona más noble del mercado de los smartphones.

Tiene muchas virtudes: pantalla excelente, garantía de actualizaciones y un diseño único dentro de un formato que muchas veces no se presta a grandes innovaciones. Sin embargo, hay un par de compromisos que aceptar: batería y cámara. Dos aspectos sensibles, más si tenemos en cuenta que en esta gama hay terminales que cubren bien estos aspectos.

¿Es un terminal recomendable? Es una opción más a tener en cuenta en gama alta pero todavía no termina de despuntar lo suficiente para convertirse en uno de los mejores móviles del año. La competencia está muy dura y varios modelos, como hemos mencionado, están por encima de él en los aspectos donde más flaquea.

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