El lavado de cara de 'Resident Evil 4 Remake' me ha hecho entender por qué las nuevas versiones de la saga funcionan tan bien

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De todos los remakes con los que Capcom lleva años recuperando los clásicos de su saga de survival horrors, 'Resident Evil 4' es el que más sorprendido me tiene. Y no porque resulte especialmente radical o revolucionario con respecto al original, que jugué en su día en GameCube (más bien al contrario: en ocasiones es idéntico), sino por las extrañas sensaciones, mezcla única de familiaridad y novedad, que el juego despierta. Y no solo porque, muy hábilmente, el remake sepa cuando permanecer fiel al título original y cuándo sorprender con pequeños desvíos de lo ya jugado.

Era fácil sorprender o distanciarse de los juegos originales en los remakes previos. El cambio de la perspectiva con cámara fija y controles de tanque de los juegos originales de PS1 a sistemas más modernos de control dejaba a un lado la claustrofóbica sensación de peligro constante de los juegos originales y convertía a los remakes en vibrantes títulos de acción y horror con un acabado visual impecable. No hay más que recordar las frenéticas persecuciones de Nemesis en el remake de 'Resident Evil 3'. Es un giro hacia el terror y la acción que ya había dado el 'Resident Evil 4' original.

Sin embargo, este remake de 'Resident Evil 4' no tiene más remedio que parecerse al original. La perspectiva ya es de tercera persona y cámara al hombro y el desarrollo está más orientado a la acción, como ya fue norma en todos los juegos que sucedieron a la epopeya original de horror rural ambientado en España. Pero claro, el impresionante lavado de cara gráfico y las mejoras en el manejo y en el desarrollo hacen el resto: siendo el remake que más se parece al juego que lo inspira, esta nueva versión también es, a la vez, absolutamente nueva.

Aunque recorramos escenarios en los que ya hemos estado y repliquemos constantes que ya conocemos (de la misión de escolta -por cierto, mucho menos cargante y más manejable que en el juego original- a las patadas a lo Chuck Norris para ejecutar enemigos) todo ha recibido un lavado de cara que convierte a este 'Resident Evil 4', si no en un título absolutamente nuevo, sí en una experiencia lo suficientemente innovadora como para que merezca la pena volver a la España profunda. Un lavado de cara que afecta sobre todo a lo visual: las mugrientas zonas rurales con toques de folk horror que ya experimentamos en la entrega 7 y parte de la 8 ahora retroalimenta este otro rincón del mundo.

Pocas mejoras, pero sustanciales

No elogiaremos lo bastante el impresionante trabajo gráfico que ha llevado a cabo Capcom y lo bien que exprime el ReEngine, cuyas posibilidades ya nos empezaron a quedar claras en los dos remakes anteriores. Las casas son infinitamente más siniestras, los pozos, cuevas y alrededores del lago mucho más putrefactos, los castillos más góticos, los altares más impíos, los enemigos más amenazadores. Gracias al uso de la luz (estupenda la recuperación de la linterna "inteligente" de anteriores remakes), se gana en atmósfera y aunque esencialmente estamos ante un juego de acción y exploración más que de terror ppuro (eso apenas se hace ya, por desgracia), el lavado de cara refuerza la sensación de amenaza y horror innombrable.

Pero más allá de lo visual, este 'Resident Evil 4 Remake' está muy trabajado en las mecánicas, en los detalles que hacen que este juego sea una magnífica puerta de entrada a la franquicia para jugadores actuales. El cambio más interesante es el uso del cuchillo, que sirve tanto para ejecutar a enemigos en el suelo o con acercamientos sigilosos como para hacer parries y recuperar la iniciativa en el combate, en lo que es un leve toque estratégico que da un enorme dinamismo a la acción.

Y no solo en las mecánicas de combate: 'Resident Evil 4 Remake' ha rehecho, por ejemplo, la gestión de inventario y el acceso a éste (ya se puede cambiar de arma con la cruceta, un auténtico descanso), y ha añadido una serie de posibilidades (creación no solo de ungüentos con las plantas, sino de munición y otros objetos útiles) que dan variedad y cierto poso estratégico a la aventura. Cambios muy pensados, muy bien diseñados, pero que no restan ni un ápice de sensación de "ir con lo mínimo" al desarrollo de la aventura.

Ahora solo queda plantearse qué será lo próximo: qué remakes nos quedan por afrontar. 'Resident Evil 5' ya es un juego lo suficientemente moderno como para que un remake total no tenga demasiado sentido, aunque si esta cuarta parte funciona comercialmente (que lo hará, porque su atractivo es indiscutible), está claro que nos seguirán llegando. Si el resultado está tan pulido como esta cuarta entrega, y sin ser nosotros muy de remakes por la patilla, de momento estamos dentro.

Imagen: Capcom

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