A falta de estrenar la segunda mitad de la cuarta temporada, que llegará el próximo 1 de julio, Netflix ya puede considerar que el regreso de 'Stranger Things' ha sido un éxito rotundo. En solo 17 días desde su estreno se ha convertido en la serie en idioma inglés más vista de la historia de la plataforma. Y esto es tanto un éxito como un certificado de algunos problemas.
Las cifras de la fama. 781'04 millones de horas acumuladas es la cantidad de tiempo que han pasado los clientes de la plataforma viendo la serie, una cifra que nunca antes se había conseguido tan rápido. La serie de los hermanos Duffer supera así a 'Los Bridgerton' cuya segunda (656 millones) y primera (625 millones) temporadas bajan al segundo y tercer lugar en el ranking de Netflix.
No es el único record que ha batido la serie: fue el mejor estreno de la plataforma en su primer fin de semana, con 286'79 millones de horas en esos días. En su primera semana, otro récord: 335'01 millones de horas en sus siete días iniciales. De momento, en el ranking general solo es superada por una serie no inglesa, 'El juego del calamar', aún muy lejos de ser alcanzada, con 1650 millones de horas vistas.
El efecto arrastre. Además, hay un efecto añadido en el éxito. El carácter serial de 'Stranger Things' hace que se cree un efecto llamada sobre las temporadas anteriores: en la semana del 6 al 12 de junio la serie completa copó los cuatro primeros puestos del ranking de visionados: 'Stranger Things 2' estuvo la segunda con 52'42 millones de horas, la primera temporada estuvo tercera con 5'3 millones de horas y 'Stranger Things 3' se mantuvo la cuarta con 47'6 millones de horas.
Estos datos hacen pensar en el dilema que tiene Netflix ante sí: 'Stranger Things' ostenta cifras apabullantes, pero no genera nuevos éxitos. Y no se puede decir que no lo intente: hoy mismo, Netflix anunciaba que lanza un concurso inspirado en 'El juego del calamar'. Y su segunda temporada, que hace unos días mostraba un primer teaser, no estaba prevista con el rodaje de la primera, así que puede considerarse casi un spin-off continuista, más que una segunda temporada clásica.
Y no son los únicos. Se nota que cuando Netflix tiene algo entre manos que le proporciona buenas audiencias, se esfuerza en fabricar nuevo contenido. El éxito internacional de la española 'La casa de papel' ha propiciado el rodaje de remakes adaptados a la idiosincrasia de cada país, como 'La casa de papel - Corea'. Y formatos que funcionan, como los realities de parejas o las películas de Bollywood, propician lanzamientos similares en cortos periodos de tiempo.
Las consecuencias del éxito. Sin embargo, el éxito no ha tenido un efecto similar en 'Stranger Things'. La serie no ha generado spin-offs directos, y no será porque la huella del éxito de la serie, seis años después de su estreno en 2016, no se haya dejado notar. Para empezar, se le puede achacar casi en solitario la disparatada subida de suscriptores que tuvo la plataforma ese año a nivel internacional, llegando a 158'33 millones, algo asombroso en tiempos previos a la dominación total del streaming en el audiovisual.
Y no solo eso: 'Stranger Things' tiene buena parte de la responsabilidad de que determinados elementos de la serie se hayan puesto de moda de nuevo. El ejemplo más claro es Stephen King (los Duffer querían hacer una adaptación de 'It' pero no consiguieron los derechos), que un año después estrenó, precisamente, una nueva version fílmica de 'It'. En general, la nostalgia por los ochenta ya llevaba unos años en funcionamiento, pero la serie la masificó, como masificó las bandas sonoras con sintetizadores, 'Dungeons & Dragons' y las películas juveniles de los ochenta.
Un eco escaso. Pero como decimos, ese efecto apenas se ha plasmado de forma específica en Netflix. Algunas series documentales de nostalgia de los ochenta, como 'The Toys that Made Us' y 'The Movies that Made Us', y series y programas con protagonistas salidos de Stranger Things y con un tono apropiadamente oscuro. Por ejemplo, Millie Bobby Brown en 'Enola Holmes', Gaten Matarazzo en 'Cámara del terror' y Sadie Sink en 'La calle del terror'
Un eco muy limitado, más allá de que los resultados de propuestas como 'La calle del terror' fueran muy interesantes. No hay spin-offs, no hay continuaciones directas, y aunque es un alivio en estos tiempos de saturación continua de productos franquiciados, como bien demuestran competidores como Disney+, también es una prueba de que, en cierto sentido, Netflix no sabe qué hacer para prorrogar el éxito de 'Stranger Things'.
Alguna posible solución. De momento, ha dividido la temporada 4 en dos bloques para amortiguar el posible efecto pernicioso en sus cifras finales de visionados que puede tener el binge-watching. Y en un futuro no muy lejano veremos una temporada 5 que quizás sirva para abrir nuevas puertas argumentales, con los actores ya habiendo dejado muy atrás la edad infantil con la que empezaron.
Mientras tanto, Netflix tiene que encontrar una estrategia de explotación que le permita prolongar estos éxitos. Disney+ tiene una chistera con dos aberturas, Marvel y Star Wars, de donde puede extraer conejos infinitos. Y DC tiene alguna franquicia potente (los héroes DC) y mucho más músculo a la hora de producir series. ¿Veremos con el fin de 'Stranger Things' cambios notorios en el statu quo del streaming?
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