Imagínate la típica zona industrial y de negocios de cualquier población, en la que colindan cientos de edificios con paredes lisas, simples, sin apenas ventanas. En cada uno de esos bloques conviven muchos negocios: talleres de automóviles, estudios cinematográficos, tiendas de muebles… Y un CPD, un centro de procesamiento de datos en los que reside y se aloja Internet.
En una de esas parcelas de uno de los barrios más populoso de Madrid conviven MAD1 y MAD2 y, apenas a unos metros de distancia, MAD3, que presume de ser el CPD activo más grande que hay en toda España. Nada en su fachada exterior hace suponer que detrás de esos muros pasa, según datos de la compañía propietaria (Interxion) el 60% del tráfico de Internet de España.
Como resume Robert Assink, el director general de Interxion en España, un CPD no deja de ser un lugar físico donde se alojan los datos de terceros y la nube de Internet. En el caso de este CPD que visitamos, la compañía solo se encarga de la infraestructura física y de la electricidad. “Alojamos equipos de misión crítica, como routers, servidores, switches o almacenamiento de otras empresas, nuestros clientes, que instalan sus equipos en nuestra casa”. Desde ahí, se distribuye la información y los datos al resto de internet.
Habitaciones públicas y privadas
Visitar un CPD de estas características es hacerlo de un edificio en el que, a lo largo de sus pasillos, encontramos diferentes habitaciones o salas. Tanto en estos habitáculos como en los pasillos, cientos de cables, de diversos colores, descansan sobre unos balcones en lo alto del techo.
Las habitaciones pueden ser públicas o privadas. En este último caso, son estancias en las que solo hay una compañía. Por ejemplo, Facebook tiene en este CPD una sala propia en la que residen sus servidores, sus aplicaciones y sus datos. El acceso a esta parte está restringido únicamente al personal que cada compañía autorice, siendo en muchos casos la validación mediante seguridad biométrica.
Dentro de cada habitación podemos encontrar armarios, pequeños cubículos de color negro formados por diferentes racks (o columnas en las que se pueden incluir los servidores, el almacenamiento y los recursos de computación necesarios para la infraestructura de cada empresa).
De nuevo, el acceso a estos armarios debe hacerse con la pertinente acreditación y cada rack tiene, a su vez, llaves y códigos de acceso, con el fin de garantizar aún más la seguridad de todo lo que allí acontece.
El Barajas de Internet
A Assink le gusta comparar el papel de las empresas de CPD neutrales (como la suya) con Aena y el aeropuerto de Barajas. “Aena gestiona el aeropuerto, pero no opera los aviones y no presta servicios de otro tipo. Tiene la estructura. Luego están las líneas aéreas que operan en este aeropuerto, así como otros negocios alrededor, como el transporte, el parking, la restauración, los hoteles e incluso tiendas de lujo”, explica.
“Nosotros tenemos, en vez de un aeropuerto, un centro de datos. Las líneas aéreas son aquí las redes de telecomunicaciones y un montón de empresas que gestionan servicios de conectividad. Y luego hay otros negocios, que puede ser tipo clouds, pero también empresas no tecnológicas pero que alojan su tecnología en nuestra casa”, detalla.
Por eso, estos emplazamientos son un nexo de unión, de contenido y de distribución, de todo tipo de sectores. Es decir, que parte de lo que conocemos como nube o cloud computing reside en estos CPD.
Varias vueltas al mundo
Para hacernos una idea de lo que llega a mover un CPD de estas características, preguntamos a Assink por la cantidad de servidores, memoria, teras de almacenamiento o capacidad de cómputo que albergan sus instalaciones. “Los datos exactos no los conocemos porque dependen de nuestros clientes”, justifica. “Como el AENA de Internet, sé que Iberia utiliza mi infraestructura, pero no sé cuántos pasajeros transporta en sus aviones”, prosigue con el símil.
No obstante, entre los tres CPD que Interxion tiene operativos y el cuarto que está construyendo a pocos metros, la capacidad de estas instalaciones permiten albergar 9.000 bastidores o 250.000 servidores en los 23.000 metros cuadrados de espacio para salas, en las que conviven 120.000 kilómetros de conexiones de fibra con 45 MW de potencia eléctrica (consumo equivalente al de 110.000 hogares), lo que hace que, tras el Metro de Madrid, sea la empresa que más electricidad consume de la Comunidad.
Solo en la cantidad de cables que hay desplegados, cada uno de estos CPD podría dar un par de vueltas al mundo.
Lo que sí miden sin las conexiones que se producen entre dos empresas independientes y, aseguran, son 12.000, lo que equivaldría al 60% del tráfico en Internet. Entre los más de 350 clientes que tiene Interxion, “están redes sociales que todos conocemos, plataformas de streaming como Twitch, YouTube o Netflix” así como otras corporaciones, como Ferrovial, Gestamp, Correos o Seur. Por sus redes pasan más de 100 opciones de conectividad, entre operadores, puntos neutros o cables submarinos, así como conexión a las grandes nubes públicas (Azure, AWS, Google Cloud, IBM Cloud, Oracle Cloud, Salesforce, Alibaba Cloud).
Frío, pero no tanto
En los antiguos CPD solían ser lugares donde hacía frío. De hecho, se aseguraba que el gasto en refrigeración era, en muchas ocasiones, mayor que el del propio cómputo. Tanto es así que el CPD de la Seguridad Social se trasladará de Madrid a Soria para, precisamente, gastar menos en la refrigeración de la instalación.
En estas modernas instalaciones, el aire frío sale del suelo (y no del techo) dirigido de forma específica a los racks dentro de los armarios. Un sistema de ventilación que, en realidad, reside en la azotea del edificio. Es ahí donde se encuentran las enfriadoras, unas potentes máquinas (de tamaño superior al de un container de los barcos) encargados de, como su propio nombre indica, enfriar estas instalaciones allí donde es necesario.
Controlar el buen funcionamiento de estas enfriadoras es clave para el buen funcionamiento del resto de maquinaria que convive en el CPD. De hecho, en la pasada tormenta de nieve Filomena fue uno de los puntos clave que los operarios de los CPD tuvieron que vigilar.
En la azotea también residen tres grandes bidones de gasoil, cada uno de los cuales almacena 250 litros que solo se utilizan en caso de una caída eléctrica, con el fin de seguir garantizando el suministro para que Internet siga funcionando incluso si se produce un corte en el suministro eléctrico que se prolongue durante varias horas.
Cómo gestionar el crecimiento
Pese a todo este entramado de cables, de potencia y de requerimientos eléctricos, el director general de la compañía encargada de gestionar estos CDP asegura que el mayor reto no es técnico, sino de crecimiento. “El sector está en pleno crecimiento en España", asegura.
De hecho, en los últimos meses casi todas las grandes compañías (como Google, Microsoft, IBM y Oracle) han anunciado la apertura de sus zonas cloud en Madrid, sumándose a AWS, la primera que decidió invertir en España (en esta caso, en Aragón) para tener sus propios CPD en la península.
"Hay que planificar muy bien cuál va a ser nuestro crecimiento, hasta qué capacidad vamos a llegar, con mayor eficiencia energética, en qué lugares vamos a comprar terreno para construir un nuevo CPD y si esos terrenos tienen la suficiente potencia eléctrica…”, detalla Assink.
Una Ley Moore en los CPD
Para hacernos una idea de este crecimiento, podemos elaborar una línea del tiempo y de la capacidad de los CPD de Interxion en España.
El primer CPD se abrió en el año 2000 con 5 MW de potencia. Apenas 12 años después, se inauguró el segundo, con 10 MW de capacidad eléctrica, cuando el primero llegó al tope de su capacidad. Mientras, el tercer CPD, con 15 MW de potencia, abrió sus puertas 6 años después del segundo. Desde su apertura en 2019, está llegando también a su máximo, justo cuando MAD4 tiene previsto abrir sus puertas el año que viene, con 30 MW de capacidad eléctrica.
MAD4 será cinco veces más grande que MAD3, y más del doble que los tres primeros juntos. Antes de que esté operativo, Interxion ya tiene contratada parte de su capacidad. “No tenemos una previsión exacta de cuándo se va a llenar, pero, seguro que va a ser antes de lo que pensamos”, asegura Assink.
¿Pensando ya en un quinto CPD? “Todavía no sé cuándo se abriría, pero buscaríamos la cercanía geográfica respecto de donde estamos ahora”, asegura. Porque, en su experiencia el cable que une todos estos CPD los unos con los otros también es calve para el óptimo funcionamiento de estas instalaciones sobre las que reside buena parte del negocio de Internet.
Ver 4 comentarios