España tiene al fin su nuevo submarino estrella: el Isaac Peral, 81 metros de eslora y última tecnología

España tiene al fin su nuevo submarino estrella: el Isaac Peral, 81 metros de eslora y última tecnología
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Las aguas de la isla de Escombreras, en la bahía de Cartagena, amanecieron hoy con una estampa poco convencional, al menos en tiempos de paz: un grupo de navíos de la Armada flanqueando un moderno submarino, un arma sumergible preparada para lanzar misiles Tomahawk y Sub-Harpoon o torpedos DM2 y A4. Y eso entre otros proyectiles letales con los que atacar enemigos.

El despliegue militar en las costas de Murcia tiene poco que ver sin embargo con la guerra. O ese no es por lo menos su objetivo inmediato. El propósito era iniciar las pruebas del sumergible S-81, alias "Isaac Peral", el nuevo y flamante submarino fabricado para la Armada española.

La nave salió a primera hora de Navantia, se dio una vuelta de prueba para testar sus motores y hélices y regresó al astillero para seguir con un exigente plan de pruebas en superficie e inmersión que permitirá a sus responsables pulir cualquier detalle que todavía se pueda mejorar.

Un proyecto que se remonta a los 90

Su objetivo, muy claro: estar en manos de la Armada española en apenas un año, abril de 2023, y tomar al fin el relevo del S-74 Tramontana, sumergible de la serie S-70. El que seguirá aún varios años operativo es el S-71 Galerna, que en principio se mantendrá con actividad hasta 2027.

S-81, Isaac Peral, será el primer submarino de la clase S-80 plus, programa activado en 2003 y por el que la Armada se hará con cuatro naves sumergibles: el propio S-81, el S-82 Narciso Monturiol, el S-83 Cosme García y el S-84 Mateo García de los Reyes, los cuatro bautizados en guiños a pioneros en el desarrollo de submarinos españoles o, como ocurre en el caso de Mateo García de los Reyes, militares reconocidos en la Armada. En total, el programa costará alrededor de 3.900 millones de euros, cantidad que incluye —precisa El Radar— el simulador en tierra de Cartagena.

Cuando entregue el Isaac Peral al ejército, Navantia logrará un primer hito en un encargo mayúsculo, tan complejo que —señalaban hace poco desde el propio astillero— han necesitado tres millones de horas de trabajo para darle forma. Más, muchas más, de las 50.000 que se tardan en fabricar un avión. El programa empezó a planificarse de hecho ya a finales del siglo pasado, en los años 90, y los trabajos para componer el sumergible arrancaron hace casi dos décadas, en 2004.

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La Ministra De Defensa Margarita Robles Visita Los Astilleros De Navantia En Cartagena Para Conocer El Estado Del Programa S 80 De Submarinos Foto Ruben Somonte Mde Ii
La Ministra De Defensa Margarita Robles Visita Los Astilleros De Navantia En Cartagena Para Conocer El Estado Del Programa S 80 De Submarinos Foto Ruben Somonte Mde Iii
La Ministra De Defensa Margarita Robles Visita Los Astilleros De Navantia En Cartagena Para Conocer El Estado Del Programa S 80 De Submarinos Foto Ruben Somonte Mde
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El S-81 Isaac Peral tiene una eslora de 81 metros, 11,6 de manga, un diámetro de 7,3 y un calado de 6,3. Su desplazamiento en inmersión roza las 3.000 toneladas y sumergido alcanza los 19 nudos, velocidad que se rebaja a 10 en superficie. En cuanto autonomía, ronda los 50 días.

A bordo el sumergible de Navantia porta seis tubos lanzatorpedos yo un sistema de combate desarrollado con tecnología estadounidense que incorpora misiles tácticos para objetivos en tierra. Todo un despliegue que le permitirá cumplir con labores de vigilancia y reconocimiento o cumplir con ataques submarinos, en superficie y también a objetivos concretos situados en tierra.

La tarea no es sencilla y se ha enfrentado a momentos complicados, como cuando en 2013 se detectó un problema en el diseño que comprometía su capacidad para flotar y obligó a la serie 80 a dar un "estirón" y pasar de sus 71 metros de eslora iniciales a 80,81 y añadirle la coletilla de "plus". Superados los momentos más duros, el sumergible está ya en pruebas y la clase S-80 ha despertado el interés de otros estados, como Colombia o Canadá, que barajan adquirirlos para sus flotas.

Imágenes | Navantia y Rubén Somonte MDE

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