Toyota cree que el hidrógeno será una parte importante del futuro del automóvil. La compañía hace tiempo que investiga con su uso y el Toyota Mirai es, sin duda, el coche de pila de combustible más representativo de esta tecnología.
Ahora, Toyota se enfrenta a una demanda colectiva de los propietarios de este coche, quienes aseguran que la compañía les engañó con falsas promesas sobre el futuro de la tecnología.
Toyota, el coche de hidrógeno y una demanda
La relación de Toyota con el hidrógeno viene de largo. A principios de los años 2000, los nipones ya estudiaban la aplicación del hidrógeno en el mercado automovilístico.
La tecnología promete gran parte de lo que aspiramos a conseguir: dedicar el mismo tiempo a repostar el coche que con un gasolina, la suavidad y confort de marcha de un coche eléctrico y unas emisiones contaminantes nulas. Al contrario que si quemáramos hidrógeno, cuando sí se producirían algunas emisiones NOx y de partículas finas, esto no sucede con la pila de combustible. En este caso, por el tubo de escape solo sale vapor de agua.
Anticipándose al resto de competidores, Toyota lanzó en 2014 el Mirai, su primer coche eléctrico movido por pila de combustible. Esta tecnología utiliza hidrógeno embotellado a alta presión para, mediante electrólisis, crear electricidad, pasarla por una batería eléctrica y mover al vehículo con ella.
Hasta el momento, es la forma más eficiente que se conoce de utilizar el hidrógeno, aunque su logística sigue siendo tan costosa y poco eficiente que genera dudas sobre su viabilidad en el automóvil de pequeño tamaño. Con todo, Toyota es una de las marcas que más está investigando en este sentido, proponiendo incluso que el hidrógeno sea quemado por un motor de combustión para mantener las sensaciones de un gasolina pero con menor volumen de emisiones.
Sea como sea, Toyota hace tiempo que apuntaba a que el hidrógeno sería una pieza muy relevante en el futuro de la combustión. Los nipones, además, hablan de que Europa es el mercado perfecto para su expansión, dadas las amplias ambiciones en materia de emisiones que nos hemos propuesto para los próximos años.
Sin embargo, y aunque el Toyota Mirai se vende en nuestro continente, las opciones para la recarga de sus depósitos sigue siendo muy escueta. En países como Alemania y Francia, que están trabajando por ampliar el número de estaciones, todavía es posible moverse con cierta tranquilidad pero en España, sin embargo, repostar es prácticamente misión imposible.
Y eso mismo es de lo que acusan a la compañía desde Estados Unidos. Toyota tiene que enfrentar una demanda colectiva interpuesta por un grupo de dueños de su Toyota Mirai, quienes aseguran que la marca les mintió al asegurarles que repostar sería tan sencillo como con un coche de gasolina.
En sus reclamaciones a la marca, aseguran que las estaciones para la recarga de los depósitos de hidrógeno son prácticamente inexistentes años después de que el coche comenzara a venderse y que la autonomía real del Toyota Mirai es muy inferior a la esperada. "Estos problemas hacen que el coche sea prácticamente inutilizable", recalcan.
En Motorpasión, donde se hacen eco de los argumentos que dan los demandantes, podemos leer que éstos señalan múltiples inconvenientes a la hora de reposta cuando, durante la compra, los vendedores les aseguraron que sería tan sencillo como repostar un coche de gasolina.
Apuntan que en ocasiones se ven en la obligación de cubrir largas distancias antes de poder encontrar un surtidor y que, en algunos casos, el mantenimiento inadecuado de estos lugares impide recargar el coche o, en el peor de los casos, bloquean el vehículo en mitad del proceso. En estos casos, la boquilla de la pistola se congela y los usuarios deben esperar 30 minutos a que aumente su temperatura y puedan retirar la misma con seguridad.
Nada de lo que les prometieron, aseguran, ha funcionado tal y como esperaban. Recuerdan que el precio del hidrógeno como combustible casi ha triplicado su precio en apenas dos años, pasando de 13 dólares/kg a un total de 36 dólares/kg. Es decir, llenar los depósitos ha pasado de costar 75,6 dólares a superar los 200 dólares.
Todo ello, aseguran, son motivos para considerar que la compañía ha incurrido en publicidad engañosa pues ahora tienen un coche que califican de " casi inutilizable" y que compraron porque les vendieron un automóvil que funcionaba con un combustible "accesible", sin informarles de los riesgos que conllevaba la compra.
Foto | Toyota
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