Stellantis tiene claro que no podemos producir los coches que compramos. Su receta: despidos y deslocalización

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Hemos asentado nuestra economía occidental en el consumo de productos producidos a muy bajo coste fuera de nuestras fronteras. Y ahora no estamos preparados para atraer de nuevo esta industria. Al menos, eso es lo que piensa Carlos Tavares, CEO de Stellantis, quien se ha mostrado escéptico sobre los planes estadounidenses relacionados con la producción de coches eléctricos.

Esto es lo que sostienen en Bloomberg, donde pudieron charlar con el que se ha convertido en uno de los mandatarios más polémicos de la industria y, sin duda, uno de los actores más beligerantes contra los vehículos eléctricos llegados desde China, acusándoles de no competir con las mismas reglas que el resto de firmas.

La charla con el medio económico se produjo después de que Stellantis mostrara unos resultados de récord: en el primer semestre del año, la compañía ha conseguido un beneficio neto de 10.918 millones de euros y una facturación de 98.368 millones de euros. Es un 12% más de facturación y un aumento del 37% si hablamos de los beneficios.

La estrategia para alcanzar estas cifras en los últimos meses ha sido clara: una dieta de adelgazamiento laboral y duras negociaciones con los gobiernos estatales para beneficiarse al máximo posible de las ayudas que están ofreciendo. Sin embargo, Tavares parece tener claro que es imposible ganar la guerra del volumen fabricando en Occidente.

El Plan Stellantis

Actualmente, Stellantis vive inmersa en la búsqueda de destinos para la producción de sus futuros vehículos. En la hoja de ruta, una orden brilla con luz propia: conseguir los menores costes posibles.

En Francia colecciona encontronazos con el Gobierno del país, apuntando a que llevará parte de la producción de sus modelos a España, que le ofrece menores costes. Este mismo año acordó el despido de 2.000 trabajadores en Italia. En Estados Unidos ha dejado inactiva una fábrica de Jeep. Y en Canadá ha jugado con las instituciones deteniendo la construcción de una planta de baterías (en colaboración con LG) a la que ya habían entregado dinero público para recibir un subsidio todavía mayor.

Según Bloomberg, durante su conversación, Tavares ponía en duda que economías como Estados Unidos estén preparadas para producir los productos que consumen. Según el CEO de Stellantis, llevar la producción de productos de masas a estos países sólo los encarecería y aumentaría la inflación, en lo que es una crítica al plan estadounidense de beneficios fiscales.

En los últimos meses se ha desatado una guerra de subsidios con el objetivo de atraer inversiones para la producción del coche eléctrico

Mientras que Europa trata de atraer inversión con cada país pugnando por ofrecer ayudas económicas, Estados Unidos ha puesto en marcha su Ley de Reducción de la Inflación. El proyecto busca atraer inversiones con atractivos fiscales que no se habían visto hasta ahora en el país. Un intervencionismo que escama a algunos expertos económicos en el país, quienes aseguran que Estados Unidos está copiando a China después de haber criticado duramente la construcción de sus industrias.

Este aumento en las ayudas locales ha desatado, según Bloomberg, una guerra mundial por atraer inversiones utilizando dinero público. En abril, Chrystia Freeland, ministra de finanzas canadiense, advirtió que el plan estatal estadounidense puede desatar una guerra de subsidios que "agotaría nuestros tesoros y debilitaría las redes de seguridad social que son la base de las democracias efectiva".

En una política que juega a nadar en subveciones locales, adelgazar severamente la fuerza laboral y amenazar con llevar la producción de modelos de gran volumen a países como India, Carlos Tavares ha conseguido unos márgenes de beneficios netos del 14,4%, que son la envidia de la industria. El CEO de Stellantis es de los pocos que cree que su negocio de futuro está en la producción en masa a bajo coste y no tanto en vender más caro una menor cantidad de vehículos.

El máximo mandatario del conglomerado automovilístico dice no estar preocupado por Tesla, a la que advierte de que empezará a encontrar dificultades para obtener márgenes de beneficios tan altos como hasta ahora, conforme relaje los precios, produzca más vehículos y los fabricantes chinos ataquen a su clientela.

Desde Stellantis dicen tener solucionada la crisis de semiconductores en un "95% de la cadena de suministro", por lo que anticipan una economía en la que los fabricantes vuelvan a producir vehículos por encima de la demanda, los precios se relajen y, ahí, Stellantis tenga una posición adelantada a sus rivales, basada en unos costes de producción más bajos que el del resto de participantes en la industria.

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Foto | Stellantis

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