La conducción autónoma. Esa promesa eterna que, supuestamente, vale miles de millones de euros, que siempre estamos rozando con los dedos y que, finalmente, nunca parece llegar. Los últimos en expresar sus dudas han sido los responsables de NVIDIA.
"Es súper difícil". Las palabras son de Ali Kani, jefe de la división automotriz de NVIDIA, quien ha charlado con la revista Autocar sobre el futuro de la conducción autónoma. "Es algo propio de la próxima década. No estamos cerca. Es súper difícil", aseguraba Kani a los periodistas.
La pregunta hacía referencia a "los coches verdaderamente autónomos" de los que el responsable de NVIDIA. tiene claro que "no los veremos en esta década". Señalaba Kani que los coches no tienen en estos momentos ni la potencia ni la tecnología necesaria para implementar una conducción autónoma a corto plazo.
Una nueva forma de trabajar. Sobre cómo trabajan en NVIDIA, Kani asegura que lo que están haciendo "es muy diferente" a lo que hacían hace un año. Asegura que están "trabajando en modelos de gran lenguaje como Chat GPT con vídeo". Y recalca: "nadie estaba haciendo esto hace tres años".
Los problemas. Básicamente, no contamos con la potencia informática suficiente para garantizar la conducción autónoma a corto plazo. "Este tipo de modelo necesita mucha más potencia informática, mucho más ancho de banda para la memoria. Necesitas más sensores LiDAR y radares, algoritmos redundantes para garantizar que sea seguro. Todo eso debe funcionar en paralelo, lo que supone más computación".
Además, desde NVIDIA tienen claro que no es sólo una cosa de potencia bruta. También se trata de dar una buena imagen a los clientes potenciales y demostrar que se puede viajar de manera segura. "La industria necesita ir despacio con esto. Si una empresa comete un error, toda la industria se retrasa unos años. Así que tenemos que actuar de la manera más responsable y no tomar ningún atajo. Solo puedes hacerlo cuando hayas demostrado que es realmente seguro", concluye Kani.
Un enfoque diferente. Si tomamos como referencia lo asegurado por NVIDIA, la compañía trabaja de una forma completamente diferente a como trata de hacerlo Tesla. La tecnológica deja claro que siguen siendo imprescindibles los radares y los sensores LiDAR, componentes que Tesla quiere eliminar para fiarlo todo al uso de las cámaras y las imágenes registradas.
Lo que defiende la compañía de Elon Musk es que cuenta con una enorme flota de vehículos ya en las calles y que todo lo registrado por ellos le permite a sus algoritmos aprender más rápido que la competencia. Esperan, por tanto, dedicar menos dinero y tiempo para ir más allá de donde Waymo o Cruise han llegado.
En 2027. Las perspectivas que nos llegan desde NVIDIA son también muy diferentes a las promesas que Elon Musk ha hecho sobre su Tesla Cybercab. Según el propietario de Tesla, sus coches completamente autónomos deberían estar en las calles en 2027 pese a que aseguraba "ser poco optimista con los plazos".
Entonces dijo que el año que viene ya estará fabricando sus robotaxis. Una promesa que, como en tantas otras ocasiones, no parece demasiado realista. Sin embargo, Musk confía en su acercamiento a Donald Trump para abrir la mano con las pruebas de vehículos autónomos y desplegar sus servicios con mayor rapidez.
La eterna promesa. Lo cierto es que hablemos de Tesla o de cualquier otra compañía, la promesa del coche completamente autónomo parece estar siempre a punto de llegar. Y nunca parece terminar de culminarse. Waymo sigue adelante pero Cruise ha caído por el camino y se ha sumado a una larga lista de intentos fracasados.
Lo cierto es que Cruise ha conseguido poner el servicio en marcha en espacios acotados pero también es cierto que el comportamiento de sus coches era fácil de manipular y que ha vivido en una eterna polémica de accidentes y encontronazos con los servicios de emergencia de San Francisco.
Durante todo este tiempo, Tesla no ha conseguido hacer de su Autopilot un servicio realmente autonomo y requiere la atención humana. También lo necesita BlueCruise de Ford, aunque en este caso se puede conducir sin manos en las carreteras previamente mapeadas. No lo requiere Mercedes pero su sistema está limitado a circunstancias muy concretas.
Y una bolsa de millones. Pese a todo, hay miles de millones en juego con la conducción autónoma. O eso es lo que nos prometen. Una de las previsiones más optimistas es la de Tasha Keeney, directora de análisis de inversiones de ARK, quien cuantificaba en uno de sus análisis recogidos por The Wall Street Journal que le valor de un servicio de robotaxis como el que busca Tesla puede suponer el 60% de los ingreso de la compañía en 2029 y elevar su valoración hasta los 800.000 millones de dólares.
Foto | Tesla
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