A lo largo de los últimos 20 días la Agencia Española de Seguridad Alimentaria y Nutrición (Aesan) ha emitido sucesivas alertas por la presencia de la bacteria causante de la listeriosis en una serie de productos cárnicos. Por ahora la agencia no tiene constancia de ninguna infección asociada a este brote.
Desde septiembre en alerta. La primera alerta emitida por Aesan se produjo el 30 de septiembre, tras el aviso por parte de las autoridades andaluzas de la presencia de la bacteria Listeria monocytogenes en un lote (120922) de morcilla de hígado de Chacinas El Bosque.
Desde entonces Aesan ha ampliado la alerta en dos ocasiones, el 5 y el 15 de octubre, incluyendo nuevos productos, particularmente embutidos, comercializados bajo diversas marcas. Los lotes, según la agencia, habrían sido distribuidos en varias provincias andaluzas, Barcelona y Madrid, por lo que llamaba a la devolución de los productos en caso de encontrarse con algún lote afectado.
En los tres comunicados emitidos por Aesan se indica que no se han presentado casos relacionados con este brote. Además, puesto que las embarazadas suponen uno de los grupos de riesgo en lo que se refiere a esta enfermedad, la agencia hace referencia a su guía de consejos dietéticos para el embarazo. También su guía para evitar la contaminación cruzada al manipular alimentos.
¿Qué es la listeriosis? La listeriosis es una infección causada por la bacteria Listeria monocytogenes, que puede causar graves consecuencias en algunos grupos, como recién nacidos, adultos mayores y personas con el sistema inmunitario debilitado. Se trata de una bacteria que puede ser eliminada al cocinar un producto.
Durante el embarazo puede causar una infección leve a la embarazada pero resultar de gravedad para el bebé. La infección suele darse por una intoxicación alimentaria pero en los casos graves se alcanza la sangre o el cerebro, causando septicemia, meningitis o encefalitis. Como otras infecciones alimentarias, la listeriosis puede acarrear fiebre y diarrea.
En casos graves la sintomatología puede variar entre mujeres embarazadas (que presentan una sintomatología similar a la de una gripe como fatiga o dolores musculares), y otros grupos, que pueden presentar además dolor de cabeza, rigidez en el cuello, confusión, pérdida del equilibrio e incluso convulsiones.
La importancia de la comunicación fluida. Durante los últimos años la capacidad de comunicación entre las autoridades encargadas de velar por el buen estado de los alimentos que consumimos ha facilitado la gestión de este tipo de riesgos.
En el caso de España, las administraciones cuentan con el Sistema Coordinado de Intercambio Rápido de Información (SCIRI), “un sistema de alerta rápida en forma de red a nivel nacional para la notificación de un riesgo directo o indirecto para la salud humana derivado de productos alimenticios y los materiales en contacto con los mismos” explica la propia agencia.
Entre la prudencia y el alarmismo. La comunicación es, sin embargo, un arma de doble filo. Las alertas alimentarias y sanitarias se están convirtiendo en un habitual de los medios de comunicación, cada vez más a menudo antes de que se produzcan consecuencias sanitarias graves. Sin embargo son numerosos los casos donde la alarma social ha sido desproporcionada con respecto al riesgo sanitario.
El de la alimentación es un sector muy industrializado. Con millones de bocas que alimentar, la producción industrial de alimentos implica mayores pasos en los que un error puede llevar a un riesgo sanitario que afecte a numerosas personas.
Este proceso ha ido en paralelo a una mejora en la vigilancia y alerta sanitaria, imprescindible para dejar atrás tragedias como la del aceite de colza. Es por tanto normal que situaciones de alerta como estas se den con cierta asiduidad, lo cual no resulta tanto un indicador de un incremento en los riesgos alimentarios como un indicio de que el sistema que nos protege se encuentra activo y alerta.
La memoria de 2019. El del último brote de listeria es uno de los casos, lo cual contrasta con otro brote reciente de listeriosis, el sucedido en agosto de 2019 que tuvo consecuencias trágicas y afectó a más de doscientas personas.
Detectar con rapidez estos brotes y actuar rápidamente puede ser clave. En el caso de este último brote parece que los productos llegaron a las estanterías de las tiendas y de ahí la llamada de Aesan a la devolución de posibles productos de los lotes contaminados.
Imagen | Edi Libedinsky
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