Es posible que ya hubiera humanos viviendo en cuevas hace 50.000 años. Y lo sabemos gracias a Málaga

Es posible que ya hubiera humanos viviendo en cuevas hace 50.000 años. Y lo sabemos gracias a Málaga
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Durante unos 50 milenios neandertales primero y sapiens después utilizaron la cueva de Ardales, situada en el municipio malagueño del mismo nombre, como lugar de enterramiento y también a modo de lienzo de pinturas rupestres. Un equipo hispano-germano en el que participan investigadores de la Universidades de Cádiz y Almería lleva desde 2011 estudiando este entorno y acaba de publicar sus hallazgos en la revista PLOS ONE.

50.000 años de ocupación. Quizá el dato que más llame la atención sean los 50.000 años de ocupación humana de la cueva. Los primeros humanos en llegar a ella habrían sido neandertales hace unos 65.000 años, que habrían estado haciendo uso de ella duranta más de 20 milenios, hasta hace unos 43.000 años. El equipo analizó muestras de esta época, algunas de ellas de hace 58.000 años.

Los primeros humanos anatómicamente modernos no habrían coexistido en esta cueva con los neandertales como hicieran en otras regiones, es más, los investigadores creen que llegaron unos 7.000 años después de la partida de estos, hará unos 35.000 años. Los homo sapiens habrían mantenido la cueva en uso lo que quedaba de edad de piedra y hasta la llegada de la edad de cobre.

Neandertales y Sapiens. El estudio considera que a lo largo de la ocupación de esta cueva sus usos fueron semejantes. Tanto para neandertales como para homo sapiens ésta habría sido un lugar para enterrar a sus muertos y dedicado al arte.

El estudio secunda la idea, polémica en su momento, de que los neandertales eran capaces de crear arte, puesto que contravendría la noción de que solo los humanos modernos seríamos capaces de ello. Hoy por hoy sabemos que los neandertales no solo eran capaces de realizar lo que podríamos llamar hoy en día “expresiones artísticas”.

José Ramos-Muñoz explica en declaraciones recogidas por la Agencia SINC que “[estas] numerosas dataciones nos ayudan a confirmar que las poblaciones neandertales, en fechas sincrónicas a las dataciones de las pinturas, habitaron la entrada de la cueva y manipularon ‘ocre’ en relación con la creación artística. Todo ello ratifica el avance cultural, social y simbólico de las sociedades neandertales”.

Se han descubierto nada menos que 1.000 pinturas y grabados en esta cueva. Las más antiguas de estas pinturas consistirían de puntos y grabados de manos, mientras que las más modernas serían pinturas figurativas de animales.

Análisis de los restos. Para el estudio el equipo excavó el interior de algunas zonas sedimentarias de la cueva. En ellas encontró restos diversos que dataron a través de radiometría. Con ello dataron restos de unos unos 58.000 años de antigüedad. Las excavaciones se enfocaron en la entrada de la cueva, la zona donde se puede encontrar un mayor número de pinturas abstractas.

Ocupada o habitada. Los investigadores encontraron un número escaso de utensilios domésticos, lo que les llevó a pensar que la ocupación de esta cueva no era como hogar sino que se utilizaba principalmente para los enterramientos y pinturas. La falta de hallazgos de este tipo no implica necesariamente que la cueva no pudiera ser utilizada como refugio o incluso habitada esporádicamente, pero esa probablemente no fue su función principal durante los 50 milenios en los que los humanos hicieron uso de ella.

Una tercera vida dedicada al turismo. Tras el paso de neandertales y humanos prehistóricos, la cueva de Ardales fue redescubierta hace 200 años, en 1821. Desde entonces ha sido un lugar idóneo para investigadores del arte rupestre y para fomentar el turismo en la zona.

Una investigación todavía en progreso. Probablemente este no sea el último artículo dando cuenta de los hallazgos en la cueva de Ardales. La propia cueva aún puede ser fuente de nuevos hallazgos, pero además no está sola, hay más de 30 cuevas con pinturas semejantes a las de Ardales en la región. Cabe esperar que nuevas investigaciones puedan decirnos más de cómo vivieron nuestros antepasados del sur de la península Ibérica.

Imagen | Ramos-Muñoz et al., CC-BY

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