Desde 2022 se viene disputando una batalla entre el empeño de las compañías en volver al modelo del trabajo presencial y el de los empleados por mantener sus puestos en remoto.
La escasez de talento y la sacudida al mercado laboral que impulsó la Gran renuncia, decantaron la balanza hacia el lado de los teletrabajadores. Sin embargo, el escenario laboral ha ido cambiando en los últimos meses de la mano de despidos masivos en las grandes compañías que están haciendo mella en el modelo de teletrabajo.
Recortes estratégicos. Las principales empresas tecnológicas y financieras están reestructurando sus plantillas para afrontar de forma eficiente su estrategia de cara a desarrollar tecnologías de IA, o para hacer frente a un 2024 con tendencia bajista en ventas y resultados financieros, según apuntan las previsiones.
En este contexto, los despiden están a la orden del día y no están vinculados a unos malos resultados financieros de la empresa, sino a que, sencillamente, desaparecen departamentos enteros, tal y como ha sucedido en Google o en la división de podcast de Spotify.
Trabajar desde casa resta puntos. Las empresas llevan más de un año intensificando sus políticas de vuelta a la oficina y, entre las estrategias para “atraer” a quienes trabajan en remoto a las oficinas se encuentra la otorgar peores valoraciones a quien no acude a la oficina, premiando a quienes sí lo hacen. Google reconoció públicamente que valoraría peor a quienes no acudieran algunos días a la semana a la oficina, e IBM obligaba a sus empleados a acudir tres días a la semana a una de sus oficinas e invitaba a quien no lo cumpliera a abandonar la empresa.
Menos ascensos y más puntos para el despido. Una encuesta de Resume Builder ya apuntaba a este fenómeno destacando que los empleados con un puesto en remoto tenían menos opciones de promoción en su carrera que uno que acuda a las oficinas.
El informe señala que el 42% de los teletrabajadores encuestados habían recibido algún tipo de ascenso en su trabajo, frente al 54% de los trabajadores híbridos que sí lo habían recibido o al 55% de los que acudían a la oficina a diario. Lo mismo sucedía con los incrementos salariales, donde el 67% de los teletrabajadores recibieron un incremento en 2023, frente al 83% de los empleados con jornada híbrida o el 79% con jornada presencial.
En la misma línea se postula el estudio elaborado por el experto en teletrabajo Nicholas Bloom para la Universidad de Standford, en el que descubrieron que trabajar desde casa dos días a la semana no tenía ningún impacto en las tasas de promoción, pero hacerlo cuatro días a la semana sí reducía los ascensos a la mitad.
Si no te veo, no existes. Un factor condicionante para incluir a empleados que trabajan en remoto frente a otros que lo hacen de forma presencial está relacionado con el sesgo de proximidad de los directivos. Este sesgo hace que se tienda a confiar más en aquellas personas con las que se tiene un trato cara a cara, frente a quienes lo hacen a través de una pantalla. Los cargos intermedios o directivos que elaboran las listas de candidatos a ser despedidos no sienten el mismo vinculo con alguien que se sienta en la mesa de enfrente o con el que coinciden en el ascensor, que con alguien a quien no han visto nunca en persona.
Una investigación de la Sociedad para la Gestión de Recursos Humanos encontró que el 42% de los supervisores olvidaba a los trabajadores remotos a la hora de asignar tareas en sus proyectos y el 70% de ellos opinaba que los trabajadores remotos eran más fáciles de reemplazar que los que iban a las oficinas.
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