Endeudarnos es hoy más rápido y fácil que nunca: una bomba de relojería financiera que está al caer

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Hace casi un año hablamos de cómo las tecnológicas estaban orientándose hacia un terreno pantanoso: el crédito fácil. Una tendencia que también ha ido asumiendo la banca tradicional uniéndose a startups de crédito digital, como Santander junto a Klarna, bajo un mismo lema: compra ahora, paga después. El placer de la compra es inmediato, el dolor de pagarla se pospone.

Gastar lo que no se tiene en lo que se quiere ahora era algo tradicionalmente acotado a la casa y el coche a lo sumo, luego se fue extendiendo y en estos meses esa tendencia se ha acrecentado y empezado a emitir señales preocupantes. Algo esperable en una tendencia que básicamente hace más fáciles e instantáneos, además de ubicuos, a los créditos al consumo.

La interfaz y la integración importan

La mencionada Klarna, Afterpay, Affirm, Zinia... son las empresas que están detrás de ello. A menudo integradas en grandes tiendas, como Amazon, y también con promociones ultrasegmentadas en redes sociales, con TikTok a la cabeza. Y si algo sabemos a estas alturas es que los esquemas "págalo después" impulsan a aumentar el gasto. Solo falta que estén perfectamente integradas, alianzas y publicidad segmentada mediante.

La integración en comercios electrónicos de venta de moda, una de sus grandes palancas de crecimiento

Un vistazo al hashtag de Quadpay en TikTok sirve para comprobar la popularidad de este servicio en la plataforma, a menudo utilizado para la compra de ropa y artículos de moda. Hasta forma parte de la jerga para los memes.

El fenómeno Shein como máximo exponente de la moda rápida, con una velocidad de rotación muy superior a la de Inditex, la anterior referencia del término, también contextualiza el auge de demanda de financiación instantánea para poder seguir comprando de forma continuada.

Muchas de estas propuestas de financiación inmediata son gratuitas para el consumidor, que no tiene que añadir intereses al precio de su compra si decide fraccionar el pago en tres o cuatro plazos. Además, en un mercado con una presencia de las tarjetas de crédito tan fuerte como el estadounidense, con el scoring crediticio como la llave que abre o cierra posibilidades, la opción de financiarse con una alternativa ajena a esta puntuación gana atractivos. En Reino Unido se está viendo un auge similar.

En la práctica, esto tiene un beneficio directo para el vendedor: es capaz de vender más gracias a ofrecer esta opción, así que le compensa comisionar a la financiera a cambio de aumentar su volumen de ventas. Una alternativa es el cobro de intereses únicamente cuando no puede pagar en el plazo por defecto y necesita alargar más las mensualidades.

El problema llega cuando se multiplica la cantidad de personas de la Generación Z (nacidos entre 1997 y 2010 aproximadamente) que están recurriendo a estos préstamos a corto plazo. Gastan un 925% más ahora en estos servicios que hace un par de años, unas vacas gordas a cuyos lomos los influencers de TikTok promocionan productos que engrosa sus ventas gracias a esta financiación rápida. Un círculo virtuoso para el flujo de caja de las empresas, un problema potencial para los compradores, que van sumando pequeños plazos hasta que empiezan a ser inmanejables.

Plazos

La tendencia se ha ido consolidando en Estados Unidos, pero movimientos como el de Santander y Klarna, de hace apenas unos meses, pueden sugerir que la idea de una generación permanentemente expuesta a las ofertas de créditos inmediatos para compras online está a punto de hacerse real también en Europa.

No solo es un negocio de startups aliadas con grandes comercios online o banca tradicional. Apple lanzó la Apple Card en 2019 y también puso en manos de sus usuarios una herramienta que no se diferencia apenas de otras tarjetas de crédito convencionales... salvo en que su interfaz y su integración con el iPhone hace aún más sencillo e inmediato el aplazar pagos si la cantidad a liquidar a final de mes se hace demasiado grande.

En cualquier caso, el avance de estos servicios llega a niveles como el de publicitar en TikTok fraccionar el pago de bienes de alimentos y otros bienes de primera necesidad. Fue obra de Quadpay, luego renombrada a Zip.

Suecia, que olió la sangre en 2020, ya legisló para que las opciones de pago sin endeudamiento fuesen las opciones por defecto, y así ahuyentar parcialmente  a las propuestas de pago aplazado que empezaron a poblar las pasarelas de pago. Algo que también viene contextualizado por la mayor penetración de estos servicios entre la población joven, algo dado por su menor poder adquisitivo frente a generaciones con mayor recorrido en el mercado laboral y su mayor exposición a las compras online y la publicidad de estos servicios en redes sociales.

Con un país escandinavo, habitual canario en la mina, preocupándose por esta cuestión, podemos dar por sentado que la Comisión Europea acabará debatiendo propuestas para poner freno a este auge o al menos balancearlo. Mientras eso llega, las previsiones futuras son de un crecimiento sostenido, y cifran en casi 700.000 millones de dólares lo que esta industria moverá en 2025. Amazon ya está ahí, algunas financieras globales como American Express, VISA, MasterCard o PayPal o han lanzado o están cerca de lanzar sus propios "compra ahora, paga después" para evitar la erosión de clientes.

Las tragaperras, los bingos y los juegos de azar estuvieron ahí durante décadas, y dejaron víctimas por el camino, pero no fue hasta el salto de esos juegos de azar al móvil, las veinticuatro horas del día desde cualquier lugar, cuando se fue de las manos su impacto. Algo similar puede ocurrir con los pagos aplazados en el mismo punto de venta de forma inmediata: unos niveles de endeudamiento disparándose que pongan en peligro muchas economías domésticas. Estamos viendo las primeras señales.

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