El aumento del nivel del mar amenaza a las costas de España. Hay una playa en Huelva donde ocurre al revés

"La Flecha" es el único tramo de tierra que crece en todo el país debido a un atípico fenómeno geológico

el rompido
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"En Lepe el mar no le come terreno a la tierra, es la tierra quien le come terreno al mar". Podría ser un chiste, pero no lo es.

El nivel del mar aumenta imparable cada año a causa del cambio climático. Concretamente a un ritmo incesante de tres milímetros y medio al año. El fenómeno se debe a dos motivos principales: el aumento de la temperatura global que derrite los glaciares y los océanos absorbiendo el calor de la atmósfera, haciendo que el agua se expanda. En consecuencia, es probable que hacia mediados de este siglo nos encontremos con que el nivel de los mares ha aumentado unos 30 centímetros, según cálculos de Kopp.

En Europa, los Países Bajos y el norte del continente, llanuras muy expuestas, se llevan los peores pronósticos. Ciudades como Ámsterdam podrían ser las primeras en desaparecer. Venecia va por el mismo camino. Y España no se libraría.

El mar Mediterráneo se está enfrentando a una doble amenaza: el aumento del nivel del mar y el hundimiento del suelo costero. Con los datos que se manejan actualmente, los expertos señalan que el Golfo de Cádiz podría ser una de las áreas más afectadas, región donde el agua del mar podría aumentar en 40 centímetros para el 2080, según un estudio de Naciones Unidas. A Cádiz algunos ya la llaman la nueva “Atlántida”.

Sin embargo, hay un lugar en España que podría no correr el mismo destino. De hecho, está muy cerca de Cádiz, pero presenta una geografía muy especial y atípica. Hablamos de "La Flecha", una de las pocas playas vírgenes que se mantienen como tales en el litoral andaluz y que se llama así porque presenta una forma alargada y puntiaguda.

Ganando terreno

Perteneciente al término municipal de Lepe, es el único tramo de tierra en toda España que crece y que le come terreno al mar cada año. Tiene una explicación geológica que tiene que ver con los materiales del río Piedras, la corriente marina y los vientos dominantes del suroeste. Este fenómeno dota a "La Flecha" de un crecimiento anual de aproximadamente 40 metros, con paisajes marismeños, estuarios, sistemas de dunas y una rica flora y fauna.

Lo primero que hay que tener en cuenta es que la desembocadura del río Piedras se produce en una zona de grandes corrientes marinas superficiales (es la entrada del agua del océano hacia el Mediterráneo por medio del corredor creado por el Estrecho de Gibraltar). Tal y como explica Vicente Camarasa en este blog de geología, los sedimentos, tantos los del río como los marinos provenientes de la costa portuguesa, "se van colocando de forma paralela a la playa y  se crea así una larga flecha litoral que crece a un ritmo endiablado".

Evolución de La Flecha desde 1977 hasta 2004. Evolución de La Flecha desde 1977 hasta 2004 | Vicente Camarasa

El experto añade que las arenas generan migraciones en bucle debido a la turbulencias que se generan en el encuentro de las aguas del río y las marinas, creando islotes separados de la flecha que más tarde son absorbidos por ella: “Sobre esta estructura actúan fuerzas extraordinarias (oleaje violento o crecidas del río) que pueden romper la frágil flecha creando rompidos. El proceso continuará hasta encontrar un obstáculo, momento en el que se podrá crear una albufera que puede degenerar en un marjal. Y una tercera fuerza, el viento, generará dunas litorales”.

Pronto llegará la vegetación, adaptada a medios salinos. En La Flecha encontramos praderas de espartina marítima, almajos, verdolaga marina, limoniastrun, limoniun y brezo de mar. En las dunas la vegetación es la propia de suelos arenosos: oruga de mar, junquillo, cardo marítimo y azucena de mar.

Desde que desapareció el último asentamiento humano en esta zona, coincidiendo con el final de la pesca del atún en la zona, los vecinos de esta antigua almadraba se mudaron a El Rompido, Lepe o Isla Cristina, el enclave ha sido puramente turístico. Hoy en día este paraje natural  es uno de los pocos con playas vírgenes en España, con especies únicas, un serpenteo de marismas y bosques que permiten al visitante disfrutar de la naturaleza más pura.

Eso sí, nada más llegar varios carteles ya alertan al visitante: "Está en una playa de todos. No deje basuras". En el lugar está prohibido acampar o encender cualquier tipo de fogata. No se trata sólo del valor ecológico, también hay que tener en cuenta el económico. Esta playa tiene tal atracción turística por su singularidad que Huelva registró este último verano su mejor cifra de turismo: 177.000 viajeros en la provincia.

Imagen: Flickr (joliuba) / Vicente Camarasa

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