Cuando se dice que los océanos son los grandes desconocidos, es una afirmación literal. En 2017 nos propusimos cartografiar los océanos y en 2020 se llevaba un 20% aproximadamente. No es una tarea nada sencilla, pero además de conocer las profundidades y sus misterios, hay un interés por crear un sistema de navegación que permita navegar por nuevas rutas, encontrar alternativas y hacer que el transporte marítimo sea más eficiente tanto en tiempo como en dinero.
Sería como una especie de Google Maps o Waze para los mares, y un grupo de investigadores españoles se han puesto manos a la obra.
Buscando la mejor ruta. Cuando introducimos una dirección en el GPS, se nos dan varias alternativas de ruta para conseguir lo que queramos. Tenemos una vía más rápida, otra algo más lenta, pero más cómoda y una en la que ahorremos combustible. En la navegación marítima también hay rutas, pero a veces hay circunstancias que obligan a tomar una alternativa, puede que el sistema no sea lo óptimo que podría. Un ejemplo son las rutas que los cargueros y petroleros están tomando por el Cabo de Buena Esperanza debido a la crisis del Mar Rojo.
Están dando un rodeo de miles de kilómetros para llegar a Europa al no poder atravesar la vía tradicional, pero también hay accidentes como el del buque Toconao que, debido al impacto de una ola, vertieron al mar varios kilos de pellets de plástico, ocasionando una nueva crisis medioambiental. ¿Y si se hubiera podido esquivar la tormenta eligiendo otra ruta?
Un sector imprescindible. El transporte marítimo sigue siendo la principal forma de mover mercancía y la gran mayoría de las importaciones llegan a través de estos enormes cargueros. Como apuntan desde El País, supone un 80% y el gasto anual en combustible es de unos 250.000 millones de euros, un 60% de los costes de las operaciones. Por tanto, conseguir vías más óptimas y, sobre todo, alternativas más eficientes cuando hay cualquier tipo de problema, es vital.
El motivo es que, teniendo una ruta óptima secundaria, los costes de combustible no se dispararán tanto si hay que cambiar de planes. Eso es en lo que está trabajando el IE University y la Universidad de Cádiz, quienes están impulsando un proyecto cuyo objetivo es el de recopilar todos los datos posibles para, mediante el uso de algoritmos, calcular rutas marinas seguras y optimizadas.
Contaminar y consumir menos. Como detalla el proyecto, la intención es la de estudiar todos los datos de los repositorios públicos como HYCOM, Copernicus o NOAA con información sobre las predicciones de las corrientes oceánicas, el consumo de combustible y emisiones de cada barco y las propias características de desplazamiento de cada nave dependiendo de las condiciones marinas.
Con toda esa información en el sistema, el siguiente paso es el desarrollo de algoritmos de optimización con cálculos sobre la hora estimada de llegada o el ahorro de combustible en rutas alternativas. Según los investigadores, si la medida tiene éxito puede ahorrar entre un 3% y un 7% en combustibles, emitiendo también menos a la atmósfera. Por ejemplo, si los datos dicen que cierto día una vía será más propicia para la navegación debido a una corriente, la idea sería utilizarla.
No es tan fácil. Actualmente, los principales centros de predicción tienen una gran fiabilidad, con análisis a cinco días muy precisos, pero siempre puede haber algo inesperado que cambie el entorno o que haga que las condiciones cambien rápidamente.
De hecho, debido a la situación de calentamiento global, las previsiones de NOAA apuntan a un cambio en las temperaturas a nivel global, algo que puede afectar a las previsiones a corto plazo y al comportamiento marino. Por eso, tener vías alternativas a las que recurrir en caso de emergencia, y no sólo para optimizar el recorrido desde el primer momento, puede ser algo muy interesante.
¿Buenas migas con los robobarcos? Al margen, y si el sistema termina teniendo éxito y se aplica, puede ser un interesante compañero del software de monitorización que se está poniendo en marcha para los barcos automatizados. De hecho, los dos programas tienen objetivos en común, como son el menor gasto en combustible al optar por la optimización de la ruta y, por tanto, una menor contaminación.
Ahora bien, como apuntan sus responsables, el éxito del proyecto depende de la comunicación y colaboración cruzada entre oceanógrafos, ingenieros navales, matemáticos, científicos de datos y desarrolladores de software.
Imagen | Hudong-Zhonghua Shipbuilding
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