Puede que haya algo de fantasía en los datos históricos de los que se tiene un registro, pero el caso es que tras casi todos los inventos hay al menos una historia graciosa o se nos cuenta que fueron fruto de una casualidad. Los sistemas de pago tampoco parecen escapar de esto, y también hay alguna historia curiosa tras la creación de la primera tarjeta de crédito.
Como todo invento, la tarjeta de crédito tiene su germen y de los primeros conceptos o esbozos hubo una evolución hasta que se consolidó el concepto y sobre todo hasta que tomó la forma que actualmente conocemos: ese pedazo de plástico con números a presión y una banda magnética que ha virado a chip (o mejor dicho comparten papel). Llevar efectivo no era siempre posible, agradable o la memoria jugaba malas pasadas, y todo ello desembocó en que naciese y se estableciese un nuevo sistema de pago.