La industria porno de Australia lleva años photosopeando vaginas por orden del Gobierno

La industria porno de Australia lleva años photosopeando vaginas por orden del Gobierno
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Si creemos que promover la mutilación vaginal es algo propio de culturas primitivas, entonces tendremos que meter a Australia en ese mismo saco. Y todo provocado, en parte, por una legislación sobre el contenido adulto.

En 1995, la corte australiana aprobó una normativa sobre el contenido adulto visible en las publicaciones en papel. Las revistas para público general (sí, las de soft porn también) que se publiquen en Australia tienen permitido mostrar entre sus páginas desnudos totales, pero los hombres no pueden mostrar el pene erecto y la exhibición genital tiene que ser “discreta”.

¿Qué consecuencias ha tenido eso? Que, sin quererlo, la norma ha provocado que sólo se vean unos tipos determinados de vaginas, aquellas que no muestran los labios vaginales por fuera de la vulva. Los coloquialmente llamados “coños cerrados”.

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Este tipo de vaginas, claro, son sólo una parte del espectro anatómico vaginal de todas las mujeres el mundo. Las mujeres pueden tener matrices cerradas, pero también abiertas y semiabiertas. Sus labios mayores pueden ser caídos (en lugar de tersos, como los que vemos habitualmente en el porno), y sus labios menores pueden sobresalir por fuera de la vagina. Ahí va un fragmento de la normativa australiana.

Manifestaciones realistas del desnudo erótico no deberán tener un fuerte impacto estético. Las ilustraciones realistas deben contener detalles genitales discretos, no deben hacer énfasis genital.

El photoshop vaginal que promovió, sin querer, el Gobierno

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¿Y cómo ha podido tener tanto impacto este tipo de contenidos? En un documental de Hungry Beast los periodistas muestran cómo fueron a hablar con los diferentes actores de este asunto. Como constataron, las revistas publicaban vaginas semiclónicas, y en casi todos los casos eran retocadas con Photoshop para perfeccionar ese nivel de modestia y tersura vaginal óptimo para el comité de clasificaciones. El rango “normal” de la labia ahora es de entre 2 y 10 centímetros de longitud y de 0.7 a 5 centímetros de anchura. Lo que se salga de ahí, es “anormal”.

Así que sí, todos los coños que se veían tenían un grado de similitud altísima. Los responsables de las revistas defendían que esa perpetuación de prácticamente un único modelo vaginal no venía causado por la acomodación a los gustos de los lectores, sino que derivaba del miedo a ser censurados por parte del gobierno estatal, viendo así cómo podía ser retirada su revista o calificada para mayores de 18 (con lo que no se podría vender en la mayoría de establecimientos). Y claro, esa inercia de mercado les mantiene en un exceso de discreción labial.

Cuando los de Hungry Beast fueron a hablar con un representante de la clasificación estatal, vieron que era cierto, muchas vulvas eran entendidas como reveladoras de “demasiada superficie vaginal”, pero sí permitieron una mayor amplitud de coños. Según su defensa, ellos no censuran todos los tipos de vulvas salvo el de “muñeca Barbie”, sino que son las revistas las que se están pasando de recelo.

Para paliar la normativa australiana, una asociación de mujeres ha promovido una web en la que se pueden consultar los tipos de vulvas que existen, para que las chicas vean imágenes de su cuerpo representadas de forma natural. Claro que una web tampoco puede contrarrestar el bombardeo de imágenes de los canales tradicionales. Esos en los que muchos coños son etiquetados como “obscenos”.

Más allá de la tersura y recogimiento, todo "feo"

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Así que gracias a esta legislación, millones de mujeres australianas (la mayoría de las mujeres, en realidad) podrían entender que sus genitales, a efectos legales, no son estéticamente “normales”. Que su cuerpo es considerado “ofensivo” para ser publicado. Esta idea, que puede parecer una exageración, la confirmó un estudio psicológico posterior llevado a cabo desde la universidad australiana de Flinders.

Dos grupos de jóvenes estudiantes fueron puestas frente a frente. A un grupo se le mostró un video de 7 minutos sobre cómo funciona la vaginoplastia. Al otro, una serie de ilustraciones divulgativas sobre los diferentes tipos de vaginas que pueden verse en los cuerpos femeninos. Después de esos estímulos, el primer grupo mostró índices más bajos de aceptación de diversos tipos de genitales femeninos que el segundo grupo, más permisivo sobre las distintas formas que este puede presentar. Para las primeras, son muchos menos los tipos de coños que pueden considerarse estéticamente bellos.

De la censura al retoque: aumento de vaginoplastias en Australia

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A efectos prácticos, el sistema sanitario público australiano ha visto en una década cómo se triplica la demanda de operaciones de labioplastias solicitadas por mujeres para cambiar la forma de su vagina. En 2011 se detectaron 1565 operaciones de este tipo (los casos más flagrantes, chicas de 15 años) y en 2015 1.129, pero, tal y como advierten los médicos, es muy probable que sean muchas más, ya que buena parte de estas operaciones se realiza en clínicas privadas y estas no están en la obligación de declarar el número oficial de intervenciones que realizan al año.

La opinión de los profesionales es que esta operación, de bajo riesgo pero efectos irreversibles, tiene mucha demanda, no deja de crecer y la inmensa mayoría de mujeres que solicitan el tratamiento tienen vaginas anatómicamente normales.

El fin de la censura vaginal podría estar cerca

La legislación al respecto no ha cambiado, pero desde el documental de Hungry Beast y la concienciación mediática del aumento de los retoques vaginales por motivos estéticos, el interés por el tema ha ido creciendo en la opinión pública. La última noticia es de un documental que logró vencer al Estado, que había tildado su contenido como +18. Según el comité de clasificación australiano, la película se sobrepasaba al mostrar varias vaginas abiertas. Pero los jueces aceptaron el argumento de la defensa: lo que se veía en el documental era, tal cual, cómo se llevan a cabo unas vaginoplastias, con lo que tenía fines educativos.

Gracias a esta pequeña victoria de los responsables de Embrace, los adolescentes del país podrán ver en qué consiste una labioplastia y cómo son las vaginas normales de millones de personas. El tráiler se pondrá en películas para mayores de 15 años, y los profesores podrían poner, si quisieran, el documental en sus aulas.

Las vaginas despreciadas de australia tienen así un pequeño triunfo en su poder (que podría ayudar a sentar jurisprudencia), pero también tiene el beneplácito de algunas autoridades, como el juez que sentenció favorablemente para los documentalistas. "No creo que fuese correcto, ni ahora ni hace 20 años, que se obligase a retocar las partes femeninas. Eso ha creado una norma antinatural, falsa de ver el cuerpo de la mujer. Y me alegraría si eso se corrigiese", dijo la senadora Fiona Patten. Para otros senadores, esta es la oportunidad de oro para repensar el sistema de calificaciones actual, y modificarlo de arriba a abajo.

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