Lo que el nuevo Ecce Homo, una copia de Murillo, nos dice sobre la conservación patrimonial en España

Lo que el nuevo Ecce Homo, una copia de Murillo, nos dice sobre la conservación patrimonial en España
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España es el tercer país con más patrimonio histórico y cultural del mundo. Sólo nos superan Italia y China. Sin embargo, la inversión estatal para preservar nuestros enormes bienes no ha dejado de menguar cada año. A fecha de 2017 apenas invertíamos 560.000 euros, un 20% de lo que disponía la partida de 2008, una cifra que era, a todas luces, de lo más deficiente. Tan dañino como eso es un marco de preservación en muchos campos infrarregulado, como se manifiesta en el hallazgo de esta semana.

Ecce Homo remix: un particular valenciano posee una copia contemporánea de una de las vírgenes Inmaculadas con las que nos obsequió el pintor español Bartolomé Esteban Murillo en el siglo XVII y cuyas originales pueden verse en El Escorial. Como explican en su propia página web los de la Asociación de Conservadores y Restauradores (ACRE), son copias de un alto valor histórico. Junto con otros enseres también antiguos y en mal estado, el propietario decidió llevárselo a un “restaurador”, que aceptó el encargo por 1.200 euros.

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A la primera devolución, el propietario, como podemos entender, puso el grito en el cielo, pero el interventor dijo que podría solucionarlo. Su segunda y última versión no deja únicamente un dibujo más grotesco, sino que ha dificultado el futuro trabajo de rehabilitación que, esta vez sí, realizará un profesional.

La Ley 4/1998 del Patrimonio Valenciano: según los representantes de ACRE, esta es la raíz del conflicto de esta contingencia, aunque las respectivas leyes sobre el patrimonio de las diferentes comunidades autónomas y el grado de vigilancia de las mismas es, según denuncian, parecido.

Por un lado, son los propietarios de los bienes de interés cultural (BIC) los que deberían comunicarle a la Consellería si van a intervenir la obra o no, pero sucede que mucho de nuestro haber no está declarado como BIC. Por otro lado, la citada ley no exige que sean restauradores formados los que las reparen pese a que contamos con un alto porcentaje de personal especializado en esta materia. Por último, no se dan las suficientes herramientas para inspeccionar el cumplimiento y el cuidado de estos tesoros nacionales.

Un descuido de gravedad internacional: cada cierto tiempo alguna de estas obras tróspidas vuelve a encender la polémica, pero en esta ocasión el escándalo de la dejadez de nuestro patrimonio ha saltado a los medios internacionales, que ya se deleitaron con el famoso estropicio es Cecilia Giménez de 2012.

Del abandono al saqueo: los conservacionistas llevan años alertando sobre estos atropellos. Según los datos de la UNESCO, de 2012, en España hay alrededor de 7.000 piezas de interés histórico y cultural en la base de datos de búsqueda de la Interpol, de las cuales aunque muchas habrán sido robadas y trasladadas al mercado negro, otras tantas se pierden por la falta de control de las instituciones públicas.

Los ojos se ponen en los dirigentes de distintas sedes católicas, que tienen en muchos casos trasladada la titularidad temporal de los bienes y con ello las obligaciones de conservación. De ahí que aparezcan de vez en cuando a subasta piezas que no deberían haber sido vendidas o esperpentos de la conservación porque nadie vigila que los curas de pequeñas iglesias y ermitas de pueblos asignen la restauración de esas obras que son de todos a algún vecino mañoso, como ocurrió con el Ecce Homo, las Figuras de Rañadoiro en Asturias, el San Jorge de Navarra o La Dolorosa de Arucas, en Las Palmas de Gran Canaria.

Es un problemas que puede ir a más: el dinero para la conservación no crece y el decrecimiento poblacional de las zonas con mayor acervo de nuestro país, como pasa en Castilla y León, hacen que el abandono sea cada vez mayor. Hay quien apunta a una posible salvación: una ley de mecenazgo.

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