Si hubiera justicia en los Oscar, ganaría un perro: los animales actores se han convertido en la sensación del año

'Anatomía de una caída', 'Fallen Leaves', 'Un amor'... los perros se adueñan esta temporada de la pantalla

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La reciente fiesta de nominados a los premios Oscar se convirtió, de forma espontánea, en celebración del talento de un animal. Literalmente, un animal actor: Messi, el perro que protagoniza las escenas más impactantes (por la complejidad de su interpretación) de la sensación francesa del año, 'Anatomía de una caída', fue la personalidad con la que todo el mundo quería hacerse una foto.

Se trata de un border collie de siete años que da vida a un perro llamado Snoop y que protagoniza una de las secuencias clave de la película: a diferencia de otros perros amaestrados para hacer movimientos (o dejar de hacerlos) que aparentan algo que los espectadores podemos relacionar con un comportamiento inteligente, Messi consigue lo imposible. En un momento de la película, Scoop está a punto de morir envenenado, y tiene síntomas como quedarse rígido, respirar con difgicultad con la lengua fuera o suplicar con la mirada.

Este pasmoso logro (que le hizo merecedor de un Palm Dog, el premio que se otorga en Cannes desde 2001 a los mejores actores animales) llega al punto de que la directora de la película, Justine Triet, tuvo que asegurar que Messi no había sido drogado de verdad para interpretar la escena. La mitificación del astro canino se redondea porque el guión le da un papel secundario pero nuclear en esta perturbadora historia de una familia atomizada por una muerte trágica.

En la fiesta de nominados, Messi fue recibido como merecía: como una estrella. Pudo hacerse fotos en la alfombra roja, y compartir espacio ante las cámaras con Billie Eilish, America Ferrera, Bradley Cooper, Mark Ronson, y otros. Algunas reacciones se hicieron particularmente virales, como la de un Ryan Gosling a punto de morir de amor o una Emma Stone fascinada con que el perro le gastara un bromazo a los presentes.

Más canes dignos de ir a Cannes

Hay otros perros destacables en el cine de este año, curiosamente todos en producciones modestas y de autor. En 'Fallen Leaves', la última y elogiada película de Aki Kaurismäki, tenemos a Alma, que interpreta a la perrita Chaplin y que es la propia mascota del director. En la película da vida a una perra rescatada de una posible eutanasia.

También dos pesos pesados del cine de autor como Ken Loach y Todd Haynes han mostrado perros en sus películas: en 'El viejo roble' del primero, la perra mestiza Lola da vida a Marra, mascota del protagonista, que es el dueño del pub donde se desarrolla la historia. Muy distintos son los dos perros de caza de 'Secretos de un escándalo' del segundo, pero también dan un significado único a sus escenas en la película.

Y en el cine español hemos tenido nada menos que dos perretes de excepción. Uno de ellos es el can con gorra de 'Cerrar los ojos', de Victor Erice. Su gesto serio, centrado, trascendente, con la testa venerablemente cubierta, hizo preguntarse a más de uno en Twitter si acaso la ceremonia de los Goya no estaba premiando a quién debía con tanto galardón a 'La sociedad de la nieve'.

El otro perro español del año es Flor, una perra intersex (es decir, posee dos aparatos reproductores, pero ambos incompletos) que ha interpretado a Sieso en 'Un amor' de Isabel Coixet. En ella, la protagonista adopta a un perro hermafrodita con problemas para socializar debido a un terrible historial de maltrato, y que la ayudará a adentrarse en las complicadas relaciones emocionales que tiene por delante.

Buenos tiempos para los animales en pantalla. Lassie o, ejem, Air Bud ya nos dieron grandes alegrías. Pero... ¿perros con gorra o fingiendo con rigor documental una intoxicación? Aquí hablamos ya de arte que trasciende la vida.

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